29 años protegiendo derechos de las mujeres
Por Marcela Huaita Alegre, abogada peruana y presidenta del Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La Convención de Belém do Pará es uno de los grandes hitos en materia de reconocimiento y protección de los derechos humanos, no solo para nuestra región sino para el mundo entero. Hace 29 años, los 32 países de América Latina y el Caribe que firmaron este tratado, incluyendo a Argentina, crearon un texto excepcional y visionario, que hasta hoy es una referencia fundamental a la hora de proteger y defender los derechos de las mujeres.
Hasta aquel momento, la violencia contra las mujeres tímidamente se condenaba y en muchos casos se consideraba como un asunto privado, de puertas para adentro de la casa. La Convención abrió la puerta para buena parte de los avances que hemos visto desde entonces, impulsando a los Estados de nuestra región a adoptar leyes y tomar medidas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, cumpliendo así con las obligaciones que adquirieron al firmarla.
Casi tres décadas después muchas cosas han cambiado, pero los principios enunciados por la Convención de Belém do Pará resuenan más fuerte que nunca. Lo hacen en las voces de las mujeres que reclaman por el derecho a recibir una educación libre de estereotipos, que quieren sentirse seguras caminando por la calle, tener las mismas oportunidades en sus trabajos, en la política, y poder expresarse en los medios de comunicación, o en las redes sociales sin recibir ataques que buscan silenciarlas.
Es el clamor que vimos recientemente en las manifestaciones por el octavo aniversario del movimiento Ni Una Menos en Argentina y que pudimos escuchar de primera mano las delegadas del Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) de la OEA, quienes en marzo realizamos una visita al país enfocada en el tema de la violencia contra las mujeres en la vida pública y política.
En ese momento, llamó nuestra atención el hecho de que la Convención de Belém do Pará es la única Convención de Derechos Humanos, firmada y ratificada por la República de Argentina, a la que no se le ha otorgado rango constitucional. Esto a pesar de diversos intentos a nivel legislativo. Una de las recomendaciones del informe presentado por nuestra delegación fue precisamente otorgar jerarquía constitucional a este tratado .
A pesar de los indudables avances en materia legislativa, tanto en Argentina como a nivel regional, la violencia contra las mujeres no cesa y por el contrario encuentra nuevas formas y mecanismos de transmisión, borrando las fronteras entre las diferentes esferas de su vida, de lo privado a lo público, del plano físico al virtual.
Así vemos como la violencia digital contra las mujeres se ha convertido en una forma de violencia que permea todos los espacios de su vida a través de sus interacciones virtuales. Un reciente informe del MESECVI apunta que: casi un 60% de las niñas y jóvenes de todo el mundo han sido víctimas de diferentes formas de ciberacoso; el 90% de las víctimas de la distribución no consentida de imágenes íntimas son mujeres; el 73% de las mujeres periodistas han sufrido acoso en línea relacionado con su trabajo.
Frente a este panorama, la Convención de Belém do Pará adquiere más vigencia que nunca, porque su lectura a la luz de la actualidad, permite continuar defendiendo y ampliando los derechos de las mujeres. Por eso, en este 29 aniversario, darle a la Convención su lugar dentro de la Constitución Argentina es imprescindible para que los avances logrados por el país en materia de prevención, sanción y erradicación de la violencia de género, nunca sean cuestionados.
Fuente: Télam