A 77 años de Hiroshima y Nagasaki
Los estudiantes secundarios de la ciudad santafesina de Firmat plegaron grullas por la pazos alumnos de las tres escuelas medias de Firmat, a 110 kilómetros de Rosario, reflexionaron sobre la Segunda Guerra Mundial y el ataque con bombas atómicas a las dos ciudades japonesas en agosto de 1945. Luego llenaron la plaza con los símbolos hechos con origami.
POR EVA MARABOTTO
Días atrás, la Plaza Rivadavia, en la localidad santafesina de Firmat, se llenó de pájaros. Pero no se trató de una primavera adelantada, sino que las aves, concretamente grullas, salieron de las manos de los 1.400 alumnos de las tres escuelas secundarias de la ciudad y se convirtieron en una excusa para unir a los estudiantes, hacerlos reflexionar sobre la violencia y mostrar a todos los ciudadanos que pueden trabajar en conjunto.
El proyecto “Puentes por la Paz” que diseñaron la tallerista y especialista en origami Jimena Candia y la docente Claudia Degani apunta a fomentar la tolerancia, reducir la discriminación y la violencia y lograr acercamiento entre los alumnos de las escuelas de la localidad. Pero para lograr en lugar de focalizar el aquí y ahora, se remontó a dos hechos que recogen todos los manuales escolares: las dos bombas atómicas que aviones de los Estados Unidos arrojaron sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que ocurrieron en agosto de 1945.
“La idea surgió en mi taller de origami cuando le conté a Claudia, que es mi alumna, la importancia que tiene la grulla plegada como símbolo de la paz, y la historia de Sadako Sasaki, una nena que fue afectada por los efectos de la bomba y sufrió leucemia por efectos de la radiación y dedicó sus últimos días de vida a hacer grullas”, cuenta Candia y recuerda que se les ocurrió proponerles la actividad a los alumnos de todos los años de las escuelas del pueblo: la Técnica N° 281, la Secundaria N° 421 y el Instituto Superior Virgen de La Merced N°9088, pero no con fines solamente artísticos, sino para invitarlos a reflexionar sobre la guerra y la violencia. “También buscamos traer el tema a lo que pasa en nuestra ciudad y en otras del país, así que los chicos trabajaron sobre la violencia, sobre la discriminación y la necesidad de tolerancia», agrega.
Dos semanas después de las vacaciones de invierno, los alumnos aprendieron sobre la Segunda Guerra Mundial pero no solo en las clases de historia. Todos los docentes aportaron contenidos: en Biología , las consecuencias de la explosión, en Química y Física como actúa la bomba, en Ética la necesidad de buscar la paz. También hubo jornadas de plegado masivo en las que además de conversar los estudiantes realizaron los pájaros de origami. Una alumna de Candia que atesoraba 2.000 grullas que había realizado para cumplir un deseo personal, prefirió donarlas a los chicos y sumarse a la iniciativa por la paz.
Cada escuela debatió dentro de las aulas y luego en sesiones virtuales compartió sus conclusiones con los estudiantes de las otras dos.
Finalmente, la semana pasada, los delegados de cada colegio dedicaron una mañana a colgar las grullas en la Plaza Rivadavia, en el centro de la ciudad. Aprovecharon para contarle a los vecinos que se acercaron la historia de la guerra y el símbolo de paz para contagiarles sus ganas de construir entre todos y promover la tolerancia. El proyecto también fue relatado en el programa radial «Japón Hoy» que se ocupa de la cultura japonesa en la Argentina.
“Los chicos se mostraron muy interesados y pidieron seguir haciendo actividades juntos. En la reflexión, llegaron a la conclusión de que ellos no pueden hacer nada para evitar la guerra, pero sí muchas cosas para mejorar la convivencia, y respetar al otro”, relata Degani que es docente de Física y Matemática y se las ingenió para sumar contenidos sobre la guerra en ambas disciplinas.
Luego cuenta lo que más la asombra del proyecto: “El puente de grullas enhebradas que construimos entre las tres escuelas en la plaza se mantuvo sin inconvenientes, sin que nadie intente destruirlo ya que tanto los chicos como la comunidad lo hicieron propio”.
El final del proyecto fue el sábado 6 de agosto cuando se realizó una jornada por la paz a la que se sumaron las autoridades locales y toda la comunidad: terminó con la plantación de un Ginko biloba, que no fue cualquier árbol, sino la especie que sobrevivió a la bomba atómica.
EL GINKO BILOBA, UN ÁRBOL QUE LE GANÓ A LA GUERRA
El ginkgo Biloba -una especie hallada en fósiles que datan de hace 270 millones de años y hasta se cree que alimentó a los dinosaurios- resiste gracias a sus profundas raíces subterráneas, capaces de soportar hasta la aniquilación nuclear.
Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, a un kilómetro de distancia del epicentro de la explosión, un viejo Ginkgo destruido y seco empezó a brotar, mientras que un templo construido frente al mismo fue destruido por completo.
Para Hiroshima se transformó en símbolo del renacimiento y objeto de veneración, por lo que se le llama «portador de esperanza».
Fuente: Télam