Avance científico contra la bronquiolitis: logran una vacuna eficaz
Lo anunció el infectólogo Fernando Polack, luego de cerrar la fase 3. El medicamento combate el virus sincicial respiratorio y tiene hasta un 82 por ciento de eficacia.
Cuando los bebés de entre uno y dos meses quedan internados por una enfermedad respiratoria, la causa suele ser bronquiolitis. Cuando mueren, en uno de cada cinco casos es bronquiolitis. La mitad fallece en el hospital. La otra mitad, en su casa. Hace 60 años se busca una vacuna que aplaque los dramáticos efectos pediátricos del virus sincicial respiratorio. Todo indica que ese momento llegó.
Para dimensionar la magnitud de la noticia, bastan unas palabras del infectólogo pediátrico Fernando Polack, impulsor, asesor y una de las cabezas involucradas en el estudio (liderado por su colega Gonzalo Pérez Marc) que se hizo en Argentina con la estrella de estas líneas:
Una vacuna de Pfizer de la que la compañía acaba de anunciar resultados exitosos de fase 3 (aún no publicados): “Yo siempre dije que nos íbamos a tener que buscar algo para hacer una vez que tuviéramos esta vacuna. El momento llegó”.
A todo el asunto, al estudio, que llevó un par de largos años, Pfizer le llama MATISSE, por “MATernal Inmunization Study for Safety and Efficacy”.
La ficha técnica de esta vacuna contra la bronquiolitis tiene tres puntos importantes.
El primero es que, igual que la vacuna antigripal, esta dosis se administra a embarazadas transitando el tercer trimestre de gestación.
Se espera que la placenta haga lo suyo: ser un inigualable vaso comunicante para despertar la inmunidad de los bebés.
En segundo lugar, la eficacia contra la enfermedad grave en recién nacidos de hasta 90 días fue de casi el 82%. En los de hasta seis meses de vida, de casi el 70%.
Decimos enfermedad grave porque la vacuna no evita tanto la infección como aquello más importante: el riesgo de muerte
Tercero, la compañía espera publicar pronto los resultados en una revista revisada por pares científicos, e iniciar los pedidos de aprobación regulatoria ante la FDA antes de que termine 2022.
El infierno de la bronquiolitis
El alcance de esta noticia será global y sanitariamente mayúsculo. La ciencia lleva descartados seis intentos fallidos de vacunas contra el virus sincicial, que causa entre 20.000 y 30.000 hospitalizaciones de recién nacidos, solo en Argentina. La bronquiolitis es el cuadro más usual.
Un virus sin dudas endemoniado, para el que no existe tratamiento. Cuando los bebés mueren en sus casas, ocurre, en general, de noche. Lo que Polack definió como “muerte silenciosa… porque se confunde con muerte súbita”.
“El virus infecta a toda las poblaciones, pero mata selectivamente: por un lado, a los chicos de salud vulnerable, con problemas de corazón, pulmón o neurológicos. Y, además, a los que chicos en la pobreza. Son dos condiciones distintas”, distinguió.
Obstáculos para abordar el virus sincicial respiratorio
Por un lado, dijo, “las muertes se generan por cuestiones estructurales del sistema del salud, que en áreas carenciadas no puede dar el nivel de soporte que precisan. Esto hace que algunos mueran en el hospital”, explicó Polack.
Pero “otra mitad de los chicos, nunca llega al hospital. Mueren en sus casas, previamente sanos. Mueren porque la familias tienen desafíos inmensos que no les permiten llegar al sistema de salud en el momento crítico”.
Polack lo sabe porque la fundación que dirige (Infant, creada en 2003) se estableció en Argentina precisamente «para esto: continuar trabajando sobre cómo desarrollar esta vacuna y hacer un mapeo de la salud de los chicos en zonas vulnerables”.
Ahora bien, ¿tan difícil es diagnosticar la bronquiolitis?
Según dijo, no: “Quizás en las guardias los ven con un cuadro leve y los mandan a la casa. Pero hay pocas herramientas para definir qué bebés van a empeorar a la noche, momento en que la familia, si vive en un asentamiento de emergencia, podría tener menos acceso a la guardia”.
En qué se parecen la bronquiolitis y el Covid
El estudio de fase 3 (MATISSE) comenzó en 2020. Fue aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo y diseñado para evaluar la eficacia, seguridad e inmunogenicidad contra el virus sincicial respiratorio (VSR).
Participaron 7.400 embarazadas menores de 49 años, de las cuales casi 1.000 fueron de Argentina. El resto, de otros 17 países.
Las siguieron durante seis meses después del parto. A los bebés, por al menos un año en cuanto a seguridad y eficacia, y más de la mitad de los lactantes fueron seguidos dos años.
Según Polack, todo este trabajo generó, adicionalmente, un efecto productivo en la pandemia, como una suerte de antecedente que permitió acelerar el desarrollo de las hoy llamadas «vacunas Covid».
Es que, tanto el VSR, causante de la bronquiolitis, como el SARS-CoV-2, tienen una suerte de “brazo”, cuya extremidad podría imaginarse como una llave.
La llave abre una puerta. La puerta conduce al interior de la célula humana que el virus se dispone a infectar.
Si existe tal cosa como la inteligencia viral, sin dudas es en este momento cuando se luce: una vez que el virus ingresa a la célula, logra ocultar el brazo y, desde ya, la llave. Se transforma, como en una pequeña metamorfosis.
Que (sin éxito) hace 60 años se busque la vacuna contra el virus sincicial, tiene que ver con que los diseños que se ensayaron intentaron combatir la forma del virus una vez que había ingresado a la célula.
Un blanco equivocado. La clave estaba en abordar su forma original.
La vacuna de Pfizer no es ARNm como la que la compañía desarrolló contra el Covid. Es del tipo a subunidad proteica.
Pero, aclaró Polack: “Le llamamos vacuna de proteína de prefusión. Porque apunta al virus sincicial antes de que se fusione con la célula humana”.
Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/logro-cientifico-60-anos-busqueda-logran-vacuna-eficaz-bronquiolitis_0_S8lNSYeTx2.html