Semaglutida en Argentina: los riesgos de que famosos la promocionen para bajar de peso
Si bien en países como Estados Unidos se aprobó para tratar la obesidad, en nuestro país solo está indicada personas con diabetes tipo 2.
Semaglutida, el medicamento que en el país está aprobado para la diabetes pero que muchas celebridades del exterior promocionan para bajar de peso está en el centro de la atención y genera cierta ambivalencia.
Por un lado, entusiasmo porque podría convertirse en una nueva herramienta efectiva en el abordaje de la obesidad y, por otro, preocupación por la banalización de su uso con fines estéticos y hasta por los problemas de stock que su incorrecta difusión como «solución mágica» puede favorecer.
Para entender la polémica que se generó por la difusión y recomendación indiscriminada por parte de celebridades internacionales y también influencers locales, es importante conocer esta droga, en quiénes está indicada en la actualidad y por qué es fundamental contar con prescripción médica para adquirirla. Clarín consultó a especialistas y a la compañía farmacéutica que la comercializa.
Semaglutida: qué es y por qué ayuda a perder peso
Una de las ventajas del fármaco semaglutida es que ayuda a regular la glucosa en sangre y actúa en el cuerpo de manera similar a una hormona que brinda saciedad.
Por ese motivo fue autorizada para tratar la diabetes tipo 2. Pero como se observó que como efecto adicional favorecía pérdida de peso, en muchos países se la aprobó también para su uso en el tratamiento de la obesidad. Eso no ocurrió aún a nivel local.
La especialista en nutrición Silvia Lapertosa, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), reiteró en diálogo con Clarín que hasta el momento la semaglutida (o semaglutide, en inglés) solo fue aprobada en el país para usar en personas con diabetes tipo 2.
No obstante, apuntó que se espera que se apruebe para obesidad, ya que se advirtió que además de bajar el azúcar favorece el descenso del peso debido a su efecto de saciedad y el potencial «a nivel del cerebro» de no mandar el estímulo de seguir comiendo.
“Al frenar esa sensación de hambre, la persona come menos, o se siente satisfecho con porciones más chicas, más rápidamente, por lo que favorece el descenso de peso”, explicó sobre su mecanismo de acción.
“Semaglutide es un medicamento que actúa de manera similar a una hormona que nosotros liberamos en el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos, un análogo del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1)”, indicó la médica nutricionista con formación en endocrinología Virginia Busnelli.
También aclaró que es un análogo de una incretina, un tipo de hormonas que se producen en todo el tracto gastrointestinal, cuyo efecto es entre otros la secreción de la insulina por el páncreas, la disminución de los niveles de glucosa en sangre y el retraso del vaciamiento gástrico.
“El enlentecimiento del vaciado gástrico que provoca el GLP-1 ayuda a disminuir la hiperglucemia que se produce después de comer, pero también incrementa la sensación de saciedad, lo que se traduce en una disminución del apetito y de la ingesta. Además, es posible que pueda aumentar la sensación de saciedad por un efecto directo sobre el sistema nervioso central”, sumó.
Mencionó, además, el antecedente de la liraglutida o liraglitude, que se utiliza en una dosis más baja para la diabetes y en una más alta como tratamiento de la obesidad y que ya está aprobada en la Argentina para ambas cosas.
A diferencia de la semaglutida (que se administra una vez a la semana, en dosis inyectables), la liraglutida es de aplicación diaria.
Semaglutida: los riesgos de adquirirlo sin indicación
Ahora bien, no solamente genera polémica el hecho de que en países como Estados Unidos sea promovido por magnates de la talla de Elon Musk para perder peso, ni que muchas personas con poder adquisitivo consigan el fármaco sin indicación con el objetivo de bajar «unos kilos de más».
El riesgo de que pacientes con diabetes se queden sin stock y que un medicamento sea banalizado y tomado indiscriminadamente son otras de las contracaras de la difusión de lo que muchos denominan, erróneamente, “la droga mágica para adelgazar”.
No solo porque no es mágica, sino porque hoy en día, en nuestro país, la semaglituda está aprobada para tratar la diabetes tipo 2. No para la obesidad. Y solo se puede conseguir si la indica un médico.
“Todos los medicamentos que Novo Nordisk comercializa en Argentina precisan de una prescripción efectuada por un profesional de la salud para que el medicamento pueda ser adquirido”, señalaron a Clarín desde esa compañía farmacéutica.
“Queremos remarcar que los profesionales de la salud son las únicas personas legalmente autorizadas a prescribir los medicamentos comercializados por esta compañía, los cuales son distribuidos únicamente por los canales legalmente autorizados», remarcaron.
Y agregaron: «Además, y conforme a la normativa, los medicamentos que necesitan una receta médica no pueden ser objeto de publicidad o promoción al público en general”.
El hecho de que, dada su promoción, sea adquirido off-label por particulares que consiguen una receta para tratar la obesidad, el sobrepeso, e incluso “esos kilos de más”, implica varios riesgos.
El medicamento «está resonando muchísimo dentro del mundo de las celebridades de Hollywood, incluso, algunos influencers de alta llegada lo promocionan como como la panacea. La realidad es que los análogos de GLP-1 se estudian hace años”, planteó el médico especialista en nutrición Martín Carrizo.
“Semaglutida -prosigue- es el único que fue aprobado por la FDA para pacientes con obesidad no diabéticos. Las generaciones anteriores como Liraglutide o Exenatide solo tenían una indicación off-label; es decir, una indicación distinta para lo que fue aprobada”, explicó.
En la actualidad, analizó, “existe un fenómeno de comunicación ampliada, dónde personas comunes, que terminan convirtiéndose en influencers, y frecuentemente sin ningún tipo de idoneidad, recomiendan productos o fármacos en forma sesgada”.
Y concluyó que esto, sumado al aumento exponencial de la incidencia de obesidad en el mundo, hace que un porcentaje cada vez mayor de la población “se mantenga a la espera constante de fármacos o productos milagrosos que consigan un rápido descenso de peso con el menor sacrificio posible”.
Este fenómeno hace la demanda del medicamento aumente; incluso que pacientes sin indicación estricta terminen recibiéndolo, sostuvo. “Esto estaría provocando un faltante de semaglutida en muchos países donde fue aprobada para su uso, lo que dejaría a muchas personas con diabetes, con indicación real del tratamiento, sin acceso al mismo”, advirtió.
Ante esta preocupación Clarín le consultó al laboratorio Novo Nordisk si en la actualidad hay stock para las personas con diabetes que la necesitan, y dieron una respuesta afirmativa.
Por otro lado, Carrizo advierte que “los peligros de la automedicación existen siempre, ya que todo fármaco tiene sus efectos adversos: en este caso vómitos, diarrea y deshidratación secundaria o, aunque con menor frecuencia, hipoglucemia”, enumera.
Además, indicó que este medicamento debe ser administrado con un aumento progresivo de la dosis, semana a semana.
“De hecho, la dosis para obesidad es mucho mayor en comparación con la dosis indicada en la diabetes 2. El paciente debe recibir asesoramiento constante del profesional a cargo, sobre todo para inyectarse el medicamento en forma correcta, además del monitoreo de efectos adversos poco frecuentes pero serios, como la pancreatitis aguda”, señaló.
Otra de las consecuencias indeseadas según los médicos consultados es que por todos estos motivos sea catalogada como una droga poco eficiente, cuando en realidad se vislumbra como un muy buen tratamiento para la obesidad, aunque en el país todavía no esté autorizada con ese objetivo.
“Las dosis [para obesidad] en Argentina no las tenemos disponibles, eso es algo que es muy importante aclarar, ya que mucha gente que está utilizando la medicación dice que no sirve, pero eso es porque la dosis para obesidad es más alta”, comentó Busnelli.
En la misma dirección, Lapertosa planteó: “De ninguna manera esta droga es para ‘unos kilos de más’, en cuyos casos hay algunas cosas que uno puede hacer: aumentar la actividad física, mejorar la forma de comer, excluir la comida chatarra, pero de ninguna manera este tipo de drogas es para estética, esto es para evitar que la persona haga un evento vascular, o un infarto”, advierte.
Ahora bien. ¿qué puede pasar si una persona por motus propio, sin indicación ni supervisión, toma esta droga? Según señalan, hay que tener en cuenta los antecedentes de cada paciente.
“Respecto a los efectos adversos, dentro de los estudios se habló de posibles lesiones en la retina, después se vio que lo que aparecía no era una cosa para preocuparse, pero el uso indiscriminado puede llegar a generar un efecto adverso y hacer pensar que la droga es mala, cuando no es mala, sino que está mal indicada”, alertó.
Ningún medicamento es mágico
Otra de las consecuencias de tener que “luchar” en contra de todo lo que se dice respecto a la semaglutida es que de ninguna manera se trata de una “solución mágica”, sino que por el contrario debe acompañarse de actividad física y una buena alimentación.
Así lo confirma Carrizo: “Cuando el paciente comienza un tratamiento con semaglutida debe mantener una ingesta calórica acorde a la actividad diaria y una calidad de alimentación adecuada», precisó.
E indicó que la misma debe ser rica en alimentos naturales y con bajo consumo de ultraprocesados, con carnes magras, rica en fibra y con aceites de buena calidad, como el aceite de oliva extra virgen. Y con alimentos ricos en Omega 3, como el pescado.
Asimismo, destacó la importancia de que el paciente realice actividad física programada para poder modificar su composición corporal, “es decir, mantener su masa muscular y reducir el porcentaje de grasa corporal, lo que le permitirá mantener su metabolismo activo luego de suspendido el tratamiento”.
¿Lo cubren las prepagas en caso de diabetes tipo 2?
Lapertosa señaló que en nuestro país la regulación de la ley de diabetes hasta ahora no incorporó a la droga en el Plan Médico Obligatorio (PMO), aunque hay programas provinciales que sí la contemplan.
“Lo cubren con indicación médica y con fundamentación de por qué se da esa medicación”, añadió.
“En términos de cobertura, siendo la diabetes tipo 2 una enfermedad crónica, esta medicación suele estar cubierta por las prepagas y obras sociales. En general, la cobertura varía entre un 70% y 100%”, respondieron desde el laboratorio.
Obesidad y fármacos: las drogas que hoy sí están aprobadas
“Los fármacos anti-obesidad están indicados en todas las personas con un índice de masa corporal (IMC) mayor a 27 con comorbilidades asociadas al exceso de peso, como hipertensión, aumento del colesterol, de la glucemia, artrosis, apneas del sueño, hígado graso; es decir, todas enfermedades cuya causa sea el aumento de peso y también quienes tengan un IMC mayor a 30”, explicó Busnelli.
En el país hay tres fármacos disponibles para el tratamiento de la obesidad, dijo.
La tetrahidrolipstatina, «que está aprobada desde hace mucho, y que se puede usar a partir de los 12 años; liraglutide, que es un análogo del GLP-1 (un primo hermano del semaglutide) que es una medicación inyectable y que también está aprobada para obesidad a partir de los 12 años; y por último tenemos el uso del naltrexona bupropión por vía oral, que se usa en mayores de 18 y en menores de 65″.
“Todas estas drogas o estos fármacos tienen que ser indicados de acuerdo a la situación de cada uno de los pacientes, su comportamiento, y es importante entender que no se pueden utilizar como un recurso mágico y como algo solo para perder peso”, enfatizó.
Semaglutide y obesidad: expectativas
Carrizo reconoció que hay mucha expectativa por este grupo de fármacos al que pertenece semaglutide. “Tengamos en cuenta que estos medicamentos se estudian hace más de una década. Esto quiere decir que no es el primero y que existen otros de efecto similar como la exenatida o la liraglutida”, afirmó.
“Semaglutida pertenece a los de segunda generación. Es importante tener en cuenta esto, ya que a medida que pasa el tiempo, se van sintetizando mejores opciones dentro de este grupo: con menos efectos adversos y mayor potencia terapéutica”, se entusiasmó.
Incluso, existen estudios, aún vigentes, como el SELECT, que evidenciaría los efectos preventivos de la semaglutida sobre la enfermedad cardio y cerebrovascular, dijo.
“Se vislumbra como una droga de buen impacto, y están de hecho investigando otras que suman otros dos efectos que también tienen mucha potencia pero que todavía no han salido al mercado en nuestro país”, coincidió Lapertosa.
Y explicó que en el caso de pacientes que ya han tenido eventos vasculares “al ser drogas que bajan el azúcar, ayudan a bajar de peso pero también evitan que pueda tener otro evento cardiovascular, es decir eso está avanzando también en otras combinaciones”, concluyó.
Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/semaglutida-advierten-riesgos-famosos-influencers-promocionen-bajar-peso_0_W7OYW5rZue.html