Descubriendo el edificio Noel, que cerró en los ´90

El megaedificio que levantó un reconocido arquitecto y albergó a una emblemática fábrica de dulces que cerró en los 90

Noel comenzó a mediados de 1800 como un negocio de venta de confituras y caramelos y en el siglo XX se transformó en una de las empresas más pujantes del país

PARA LA NACIONSilvina Vitale

La fachada de la ex fábrica Noel
La fachada de la ex fábrica NoelNOELIA MARCIA GUEVARA / AFV

Corrió la misma suerte que muchas otras fábricas de la zona de Barracas y La Boca que bajaron sus persianas tras ser compradas por multinacionales o grupos empresarios locales. En el caso de la marca Noel, pasó a pertenecer a Arcor en 1994. Hoy, el edificio situado en la avenida Regimiento Patricios 1750, entre las calles Gral. Daniel Cerri, California y Hernandarias, que durante más de 60 años alojó a la pujante compañía se ve deslucido. Lejos quedaron los días del ajetreo propio de la producción diaria, el entrar y salir de los empleados, proveedores y camiones repartidores y el exquisito aroma a chocolate y galletitas que se percibía por varias cuadras a la redonda.

La construcción data de 1926 y fue levantada por Martín Noel, arquitecto y nieto del fundador, quien es recordado como uno de los más importantes de esos años. Su abuelo, Carlos Noel, había nacido en Getaria, España, en 1812, y llegó a la Argentina solo, en la década de 1840, tras escapar de la guerra civil desatada en su país. Joven y emprendedor, fue un pionero en la elaboración y venta de dulces y confituras.

En 1926 se levantó la fábrica de la avenida Regimiento Patricios
En 1926 se levantó la fábrica de la avenida Regimiento PatriciosGentileza

Inició su negocio con un local en la esquina de las actuales Defensa y Carlos Calvo al que llamó El Sol. Sus dulces no tardaron en enamorar a los vecinos: Noel elaboraba caramelos, confituras y frutas abrillantadas y, prácticamente, no tenía competencia. Se dice que Manuelita, hija de Don Juan Manuel de Rosas, era una de sus clientas más frecuentes y que los productos Noel estaban presentes cuando organizaba alguna fiesta o reunión.

Más tarde, Carlos introdujo a su negocio el cultivo de árboles frutales en la zona de Tigre para abastecer su producción; él mismo inspeccionaba la fabricación y se encargaba de la compra de ingredientes de primera calidad. Tras su fallecimiento, en 1865, su hijo Benito continuó con el negocio al que cambió el nombre para darle su apellido Noël, con diéresis, como era originalmente, y el logo pasó a ser la estrella vasca, el símbolo de la marca con el que alcanzaría un éxito rotundo. Benito, responsable del primer gran desarrollo de la compañía, fue artífice de que, hacia fines del siglo XIX, la producción de dulces no parara de crecer.

La construcción fue levantada por Martín Noel, arquitecto y nieto del fundador
La construcción fue levantada por Martín Noel, arquitecto y nieto del fundadorNOELIA MARCIA GUEVARA / AFV

Se ocupó de crear un proceso mecánico mediante el cual todo se procesaba con modernas máquinas a vapor y los productos no eran tocados por los operarios. Por ese entonces, el dulce de los membrillos cultivados en sus islas del Tigre y envasados en latas cromolitografiadas eran una sensación, tanto que durante los primeros años del siglo XX la producción era de 40.000 kilogramos diarios.

Hacia 1875 Benito compró un terreno ubicado en la zona de Barracas que en un principio se estableció como corralón y en donde muchos años más tarde se construiría la fábrica Noel.

Sus mejores años

Fueron los hijos de Benito llamados Carlos Martín y Martín Carlos Segundo, en honor a sus abuelos Carlos Noel y Martín Iribas, quienes continuaron con el negocio. Con el tiempo, Martín se destacó en la arquitectura y Carlos se puso al frente de la compañía. Con el objetivo de desarrollar aún más la producción de dulces y chocolates, en 1926 se levantó la mencionada fábrica en la avenida Regimiento Patricios. El encargado del diseño fue Martín quien, más allá de darle un corte industrial con muros lisos y grandes ventanales, vistió a la construcción con detalles neocoloniales, estilo que definiría su trabajo como arquitecto.

Graduado en Francia, fue uno de los primeros en señalar la relevancia de la arquitectura colonial que no era valorada en esos momentos. Fue presidente de la Comisión Nacional de Bellas Artes y entre sus obras restauró el Cabildo de Luján, construyó el Pabellón Argentino en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, la embajada argentina en Perú y la estancia Acelain de Enrique Larreta en Tandil.

No obstante, una de sus obras más reconocidas es el actual Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, situado en el barrio de Retiro, donde originalmente construyó su casa y la de su hermano. “Martín Noel fue uno de los referentes del estilo neocolonial y de la recuperación de la arquitectura hispanoamericana. Y lo muestra en la casa que se hizo. Fue un arquitecto reconocido como uno de los líderes de la recuperación del patrimonio colonial”, sostiene Fabio Grementieri, arquitecto especialista en Preservación de Patrimonio y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).

Benito Noel, responsable del primer gran desarrollo de la compañía
Benito Noel, responsable del primer gran desarrollo de la compañíaGentileza

Según explica, Martín bregaba para que se adoptara el estilo neocolonial en la arquitectura local y tomó como referencia la arquitectura de la ciudad de Arequipa, en Perú. Hay que considerar que nuestra arquitectura colonial era mucho más modesta que la peruana, la mexicana o la ecuatoriana. En el caso de la fábrica realizó una estructura funcional, con los requerimientos necesarios de altura y disposiciones fabriles y en el exterior sumó algunas decoraciones neocoloniales. “Estas representan una suerte de manifiesto, en el sentido de que él consideraba que había que reconquistar o asumir y buscar las raíces y expresarlas en la nueva arquitectura a partir de estos rasgos”, señala Grementieri.

Junto con su hermano, entonces intendente de Buenos Aires, diseñó el plan urbano de Buenos Aires en 1925, que denominó Plan Regulador y de Reforma de la Ciudad, con el objetivo de ordenar la ciudad a través de normas de edificación. Esto se produjo luego del boom de construcción de estilos muy diversos que se sucedieron entre fines del siglo XIX y principios del XX en la ciudad porteña. Las directivas pusieron el foco en los grandes espacios públicos como plazas, parques y avenidas.

La fábrica fue construida con un estilo industrial y detalles neocoloniales
La fábrica fue construida con un estilo industrial y detalles neocolonialesNOELIA MARCIA GUEVARA / AFV

Por su parte, Carlos Noel se desempeñó como presidente de la fábrica a la vez que fue intendente de Buenos Aires durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear, entre 1922 y 1927. Para la década de 1940, Noel ya era una empresa consolidada a nivel industrial y había inaugurado una planta en Mendoza que producía mermeladas y pulpas, a partir de frutas y verduras cultivadas en las 600 hectáreas que había comprado en esa provincia.

Durante varias décadas se mantuvo como uno de los grupos del rubro alimenticio más importantes del país. Sin embargo, luego de la devaluación económica en 1982, la compañía comenzó con problemas financieros y en 1994 fue comprada por el grupo Arcor.

Un antiguo aviso publicitario de Noel
Un antiguo aviso publicitario de NoelGentileza

Algunos de los productos icónicos de Noel que atravesaron varias generaciones fueron los chocolates Aero, la marca de chocolatada Zucoa, el chocolate para taza, los helados y, por supuesto, los dulces de batata y membrillo en las clásicas latas. Los vecinos aún recuerdan su mejor época cuando veían pasar a la gran cantidad de trabajadores que entraba y salía de la planta. Tampoco olvidan el delicioso aroma a chocolate que invadía las calles en las tardes.

Por Silvina Vitale

Fuente: La Nación