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La mujer a la que cientos de niños aman como a una mamá

Claudia Mizzi lleva 30 años al cuidado de niños de familias vulnerables de ese barrio porteño; trabaja en un centro de desarrollo infantil porteño; “Para muchos de ellos, lo que yo les cocino es su única comida del día”

Jazmín Lell

Claudia Mizzi suma 30 años al cuidado de niños y adolescentes de La Boca
Claudia Mizzi suma 30 años al cuidado de niños y adolescentes de La Boca

Es casi el mediodía y Claudia Mizzi se acerca con las milanesas a la mesa. Las miradas de todos se clavan en la bandeja. Claudia las prepara una vez por semana y son su especialidad: las condimenta con perejil y las sirve acompañadas con un puré de papá cremoso, abundante en queso y manteca.

“Me llena el alma ver la sonrisa de oreja a oreja que ponen y el amor con el que miran el plato de comida que les llevo”, jura Claudia, que tiene 52 años. Sus comensales apenas están aprendiendo a hablar, pero aún así se las arreglan para expresar que son las mejores milanesas que comieron en sus vidas. Claudia cocina para los niños que van al Centro de Desarrollo Infantil (CeDI) Benito Quinquela Martín, en el barrio porteño de La Boca. Todos tienen 3 años o menos.

Para Claudia, no se trata solamente de cocinar. Desde su rol, se asegura de que todos los chicos se vayan satisfechos. “Yo me ocupo de que los nenes coman. Porque sé que por ahí es la única comida al día que tienen. Entonces, si sé que no les gusta alguna verdura, intento disfrazarla para que igual la coman. Y si sé que alguna preparación no tiene mucha aceptación, intento cambiarla por otra”, cuenta.

Además de cocinar, Claudia se ocupa de que los chicos "se vayan con la panza llena"
Además de cocinar, Claudia se ocupa de que los chicos «se vayan con la panza llena»

“Contener” es la palabra que Claudia prefiere usar para definir el trabajo que hace en el Quinquela, donde trabaja desde hace exactamente 30 años y donde ha visto pasar a unos 500 niños. Primero como mucama, después como cuidadora y ahora como cocinera: “No somos un jardín, somos un centro de desarrollo social. La mayoría de los chicos que vienen, lo hacen por necesidad. Por eso, nosotros estamos para contener, para dar amor y para jugar”. El centro fue refaccionado recientemente por lo que, en este momento, asiste a 15 chicos. Sin embargo, tiene capacidad para 80 niños, y se espera que en 2025 vuelva a estar al máximo de su capacidad.

En la Ciudad de Buenos Aires funcionan otros 21 centros como este, que asisten a 600 chicos de entre 45 días y 3 años y dependen del Gobierno porteño. El Quinquela funciona de 8 a 3 de la tarde y además de desayunar, almorzar y merendar, allí los niños duermen la siesta y realizan actividades recreativas. Desde el Ministerio de Desarrollo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, señalan que en los CeDIs “se promueve la estimulación y el desarrollo de la primera infancia, y se acompaña a cada familia en la crianza de los niños”.

“Cocino como para mis hijos”

Claudia empezó a trabajar en el CeDI a los 22 años. “Yo necesitaba laburar, no me importaba de qué”, señala. En ese momento vivía en Lanús (todavía vive ahí) y era madre soltera de Micaela, que tenía tres. Trabajaba en una fábrica de zapatillas hasta que una vecina la ayudó a entrar al Quinquela, como mucama. Ahora su hija tiene 33 años y es cuidadora o, mejor dicho, Asistente de la Primera Infancia en el CeDI Espora, al lado de la Villa 21-24.

Para Claudia, la parte favorita de su trabajo era cuando terminaba de limpiar todas las salas y se quedaba con Aurora, una de las “seños”, para ayudarla con los chicos. “Mi jefa siempre veía que yo estaba con los chicos. Siempre tuve mucho amor por ellos, está en mí esencia”, cuenta. Después de apenas un año de haber entrado a trabajar, le ofrecieron capacitarse para ser cuidadora.

En sus 30 años en el Quinquela, Claudia ya cuidó a unos 500 chicos
En sus 30 años en el Quinquela, Claudia ya cuidó a unos 500 chicosNicolas Suarez

Los siguientes tres años los pasó a cargo del mismo grupo de chicos. La iban rotando de sala para que siguieran a cargo de ella. “Sentía que era como una mamá gallina y ellos mis pollitos”, dice con los ojos achinados y una sonrisa. Sin embargo, fue la primera y última vez que se manejó de esa forma. “Casi que los había criado, se había formado una conexión muy grande. Y cuando se fueron, sentí un vacío”, cuenta Claudia, que, desde ese momento, se convirtió en una de las cuidadoras designada de “Deambuladores 1″, la sala que recibe a niños que tienen entre un año y un año y medio.

Pero hace siete años que Claudia “colgó el delantal” o, mejor dicho, lo cambió por otro. Cuando sintió que ya estaba grande y como cuidadora ya no podía dar su 100%, decidió seguir desde otro lado y empezó como ayudante de cocina, hasta que fue agarrándole la mano y tomó ella misma la posta. Más allá de cualquier técnica que pueda haber aprendido, su secreto es uno: “cocinar como si lo estuviera haciendo para sus hijos”.

“Es una contención para las mamás”

“En general, son familias del barrio las que traen a sus hijos acá. Hay mamás que son muy humildes, que están solas y que necesitan ir sí o sí a trabajar. Y cuando los dejan acá se quedan tranquilas de que a sus hijos no les va a faltar comida, que van a jugar y que van a tener un lugar y tiempo de descanso”, explica Claudia. Además, cuenta que muchos chicos, al vivir en conventillos, encuentran en el Quinquela “un lugar para jugar que en la casa por ahí no tienen”.

Los CeDIs asisten a niños de entre 45 y 3 años y funcionan todo el año de lunes a viernes de 8:30 a 15:30. Para más información, envía un mail a ar. “Mis tres hijos asistieron al Quinquela conmigo desde que eran bebés”, comenta. Se refiere a sus hijos varones: Matías (25), Franco (23) y Joaquín (17). También los crio sola y la acompañaban todos los días al centro, en donde los cuidaban mientras ella trabajaba. Para llegar, se tomaban dos colectivos que demoraban por lo menos una hora.

Los tres hijos de Claudia se criaron en el Quinquela mientras ella trabajaba
Los tres hijos de Claudia se criaron en el Quinquela mientras ella trabajabaNicolas Suarez

Como cuidadora, la historia de Jorgito la marcó: “Tenía problemas motrices pero conmigo aprendió a comer, a sentarse, a reírse y a estar con sus compañeros. La mamá estaba sola, no tenía recursos y no podía llevarlo al médico; tenía miedo”. Muchas veces, Claudia también fue quien acompañó a los niños en sus primeros pasos o quien les dio su primera papilla. “Es una gran responsabilidad. Para cualquier madre, su hijo es su tesoro más grande”, remarca la cuidadora que, todos los días recibe el agradecimientos de las madres de los chicos que cuida.

Si hay algo que a Claudia le llena el alma, es que los jóvenes a quienes cuidó, que hoy tienen más de 20 años, aún la recuerden: ”Muchos pasan y me saludan, es hermoso”. También la conmueve cuando las madres, todavía agradecidas, se acerquen con sus hijos ya en edad escolar para que saluden a su “primera seño”.

A Claudia le quedan pocos años para jubilarse y no puede evitar pensar en lo mucho que va a extrañar al centro y a los chicos cuando llegue el momento. Si bien le gustaría poner su propio emprendimiento de cocina, hay una idea que hace varios años da vueltas en su cabeza: estudiar Trabajo Social. “Me gustaría tener más herramientas para poder ayudar a las familias”, confiesa.

Más información

  • Los CeDIs asisten a niños de entre 45 días y 3 años y funcionan todo el año de lunes a viernes de 8:30 a 15:30. Para más información, envía un mail a programacedi@buenosaires.gob.ar, llamá al 5030-9740 o acercate presencialmente a Avenida Piedra Buena 3280, 3º piso.

Por Jazmín Lell

Fuente: La Nación