María Elena Walsh y su obra feminista
María Elena Walsh cumpliría hoy 91 años. Reconocida por su trabajo como compositora, poeta y cantante, se convirtió en uno de los íconos más importantes de varias generaciones que hoy en día la recuerdan por sus ocurrentes historias que narraba en canciones y cuentos.
Sin embargo, pocos recuerdan que hace más de 5 décadas María Elena Walsh era pionera al hablar de los derechos de las mujeres y se indignaba con los abortos clandestinos y el machismo. Su reflexión siempre con un lado poético y existencial, donde reflejaba su experiencia propia, transgrediendo las expectativas de género de su época. Una mujer que sin lugar a dudas cumplió un rol fundamental en construir los cimientos de una sociedad que hoy puede alzarse contra el patriarcado de forma abierta y seguir luchando por sus derechos.
“Las mujeres, como los negros, los colonizados, la clase trabajadora, a medida que tomamos conciencia, menos queremos dádivas; queremos lo que nos pertenece por derecho y nos arrebatan día a día, es decir, todo. Las mujeres, que fuimos custodias de la vida –para que fuera rifada en guerras– queremos más que nunca defenderla de los fabricantes de muerte. Pero según, cómo y cuándo lo determinemos nosotras (…) Releo esta carta escrita al correr de la máquina y supongo que puede resultarte agresiva. Lo siento. No pude hacerla peor. Por más que aguce el estilo me es imposible reflejar la agresividad de una villa de emergencia, de un aborto clandestino, de los precios de la farmacia. Estos ingredientes configuran un naufragio en el que las mujeres y los chicos entran primeros. Así como en los éxitos nacionales nos colamos por la retaguardia. Gracias, caballeros”.
Carta a una compatriota (Revista Extra – 1973)
“Aquí yace una pobre mujer que se murió de cansada. En su vida no pudo tener jamás las manos cruzadas. De este valle de trapo y jabón me voy como he venido, sin más suerte que la obligación, más pago que el olvido. Aleluya, me mudo a un hogar donde nada se vuelve a ensuciar. Nadie me pedirá de comer, en mi última morada no tendré que planchar ni coser como condenada.”
Requiem de Madre (1973)
Pañuelo verde: María Elena Walsh pedía el derecho al aborto
Eva Giberti declaró en una entrevista: «Hoy, María Elena Walsh no es una figura reconocida por las feministas y me parece injusto. La destaco porque fue una mujer independiente que se enfrentó a la dictadura. Y porque, además, le pidió al presidente Raúl Alfonsín que legislara el aborto con lo que significaba en esa época».
En 1981, Walsh y Facio visitaron a Doris Lessing para realizar una entrevista que sería publicada en Clarín, titulada «Doris Lessing, esa bruja», cuyo «Libro dorado» fue descrito como una obra pionera para el naciente movimiento feminista.
Pasada la dictadura militar, el programa «La cigarra» fue muy emblemático y ejemplificador para el futuro de la televisión en Argentina: Walsh, Avellaneda y Susana Rinaldi hicieron un programa sobre y para mujeres, pero que nada tenía que ver con el ámbito doméstico, sino que planteaba otro tipo de cuestiones, que fue criticado y en pocos meses dejó de emitirse.
Un texto inédito de María Elena Walsh
Recientemente, salió a la luz un texto inédito de María Elena Walsh, son palabras que pronunció en la Feria del Libro de 1985. El texto de 1985 se hace público 35 años después con un abordaje de género que la poeta planteaba ya por aquellos tiempos: la limitada presencia de la mujer en los ámbitos culturales. Fue con motivo de la visita al país de las escritoras Susan Sontag y Dacia Maraini, invitadas a la Feria del Libro de Buenos Aires de aquel entonces.
«No es por azar, ni solo por la buena voluntad de sus embajadoras, que estas escritoras visitan nuestra Feria del Libro. Es porque algunas mujeres reclamamos -una vez en democracia- que el monótono elenco masculino de invitados extranjeros incluyera alguna vez a mujeres. En cuanto a las excepcionales aquí presentes, sería un tanto oblicuo llamarlas extranjeras. Compartimos un espacio que quiere ser universal, contemporáneo y ajeno a los panteones literarios. Sontag y Maraini son activas defensoras de muchas causas que nos atañen. Especialmente bienvenidas resultan en un país donde se está discutiendo -en los términos de la más degradante misoginia- una ley de patria potestad. O donde todavía, mujeres y varones ilustrados alzan un muro de Berlín entre adjetivos que consideran opuestos: “femenino o feminista”.Maraini y Sontag han llevado vidas distintas y producido obras diferentes, pero comparten muchos rasgos comunes: singular experiencia del sufrimiento y solidaridad con lo ajeno.», reza el escrito de María Elena Walsh.
La voz feminista de María Elena Walsh
María Elena Walsh en su juventud seguía muy de cerca el trabajo de escritoras como Virginia Woolf, Doris Lessing y Victoria Ocampo, que posteriormente darían lugar a una multiplicidad de artículos periodísticos, entrevistas y reflexiones en sus diferentes facetas artísticas que, si bien en ese momento no se catalogaron así, eran de corte feminista.
Especialmente, María Elena Walsh era una apasionada de la obra de Victoria Ocampo, quien años más tarde se convirtió en una gran amiga. Su intercambio epistolar entre 1960 y 1980 fue editado por Sara Facio.
En la Argentina en 1970, nacen la Unión Feminista Argentina (UFA) y el Movimiento de Liberación Feminista (MLF), agrupaciones con activistas de clase media alta e intelectuales que trajeron libros de Estados Unidos sobre feminismo radical y los tradujeron. También hubo representación del Partido Socialista y del Partido Obrero, que crearon nuevos espacios de reflexión para las mujeres.
Había dos vertientes: feminismo puro y feminismo y política. Walsh formaba parte de este segundo grupo. Junto a la escritora Angélica Gorodischer y la cineasta María Luisa Bemberg fueron las artistas representantes del movimiento más relevantes de la época.
En el artículo «Virginia Woolf y los secretos de la tribu femenina», Walsh escribió sobre el ensayo que la obsesionaba en su juventud, al igual que a Ocampo: «El cuarto propio es una metáfora de un ámbito mental, una manera de ordenarnos interiormente y escapar a la locura impuesta a las mujeres (y los pobres) por el discurso autoritario y represivo».
«Hecho a mano», el poemario más comprometido de María Elena Walsh
- Oda domésticaNo sé, pero supongo que algún díahará frío en los libros y tendremosque consultar las hojas de veranoNos habremos cansado de aludir,no quedará papel ni llantopara desperdiciar en poesía.Por ahora, vamos a perpetuarnosen la fugacidad de la cocina,a padecer el cotidianofallecimiento de las cucharitas.Una diaria estación de cacerolasnos ensucia pequeñamente el aire.Dan asco las ideas puras,vergüenza la botánica, pudorla desnudez del pensamiento.Mejor es ser sumisamentecuerpo afanado, manos eficacespara abrochar el delantal del mundo.Un día los periódicos diránque el amor se ha caído a la basura,que los ángeles agonizan,pero no acudiremos, ocupadasen asistir obligatoriamentea una melancolía de botones.He pensado a menudo en todo esto,mujermente agobiada de plumeros.Nos amenazan hortalizas,nos corren copas, números, pelusa,nos arrebatan tiempo reservadopara comprar una porción de sueño.En la suma de los pañalesy el tintineo de los desayunos,en repetidas dosis de mercadoy en la elaboración del miedose nos va, se nos va el latidoque dedicábamos a la locura.Y los que calzan sombra masculina,heredado poder, cómodo imperio,ordenan nuestra humana servidumbremientras se ponen seriamentea fabricar los tajos de la guerra,el obstinado pan del sufrimiento
- Retrato de señora que hace dulcesHago esto en memoria tuya.Cuando llega el otoño pelo frutay rodeada de pellejosvierto en heredado recipientepulpas filosofalesalgún carozo que lo sabe todoy progreso del agua y del azúcarLa casa o vientre se llena de aromay aunque es fruta itinerantey no de huerta propiabastante bien parodiaaquella alquimiacuyo secreto nunca me enseñaste,madre guardadora.Fabrico por antojodulzuras que obligada cometiste,transmuto para no interrumpirel linaje de los frascosempezado hace tantas abuelas.Obro por reverencia y no deber,para que mueras menosy sientas, pobre ausente,que hago un reino de tu servidumbre.Consagro con ademanesde hechicera venida a menosel fuego, el mismo fuegoque encendió Eva tras el Paraísoy que cruzando el vallesube hoy por astutas cañeríascomo lágrimas a los ojos.El almíbar me enseñó pacienciay sacrosanta cuchara de maderaa ordenar olas subterráneaspara que tomen puntosin prisas y con pausade palabras en la poesía.Si no repito gestosde autora de alimentopara gozo de alguna criatura,si no copio de manos maternalesritos de mis antepasadas,si toda magia compro hechay ya no me entretengoen mandar de lo crudo a lo cocido,si no pruebo y reparto,pereceré.
- Punto CruzMe desvivo en monótonos dedosy el ojo de la aguja es mi ventanapor donde miro el universomás obvio que una borla. En eso estuvepor siglos de siglosagachada la cabezacomo momia en cántaromordiendo el hilode permitidos laberintosla boca sólo abiertaen ceremonias de bostezo. Para qué habré unidotanto lienzo dispersoen vez de remolcarloen fuego.Por qué la lenta ovejay el taimado algodón
- La feministaSucede que ya no aguantoque en la calle me gritésa la primera de cambio:»¡Tenías que ser mujer!»Soy mujer y me equivocopero vos, ¿quién te creés?¿Valentina la astronauta,Evita, sor Juana Inés?Sos el león de la Metro,mucha porra y poco rey.No me vengas con rugidosque no hay selva por acáy no soy ninguna fierani la mona de Tarzán.Yo fallo por accidentey no por fatalidad.Cuando agarre la manijano sé si lo haré tan malcomo ustedes, que arremetengobernando marcha atrás.Conmigo te equivocastede programa y de canal.Me tomaste por tu abuelaque aguantó sin pestañear.Si tenés el monopoliodel acierto universalyo te dejo vía librepero vos, dejame en paz.Y cuando las papas quemen¡arreglate sin mamá! Con tamborCon tambory a la intemperiees mejor.De mujertengo las intencionesy el no poder.Yo soy mansa,pero cansa.¿Sabés qué?Te lo escribo en el suelo,con el pie.Mundo raroPara el pobreno hay reparo.Amor mío,ya no quedani rocío.Vida ésta.Dura pocopero cuesta.¿Viste?Con florcitasno es tan triste.No me ven.Así es el airey yo también.De a poquito,arañando el dineroque necesito. Sin apuro,que hay pan duro.De mal modome olvidarony eso es todo.Cuando cantopadecer es lo mismopero no tanto.Ayer y hoy:fui cuerpo ajeno,mi sombra soy.No digo nada.Desde mi abuelaque estoy callada.Con tambory a duras penases mejor.
Sepa usted por qué es machista
En la Revista Humor, en 1980, María Elena escribe un artículo titulado «Sepa usted por qué es machista», donde enumeró con elocuencia los motivos, aquí compartimos algunos:
- Porque le falta el principal de los sentidos: el del humor.
- Porque se siente Dios, aunque no sea Ministro.
- Porque cree todo lo que le dicen los medios (o miedos) de difusión de la Argentina actual, y ya tiene el cerebro más lavado que mate cebado por un polaco.
- Porque su mamá es una santa, por lo tanto las demás mujeres son unas brujas.
- Porque su mamá es una bruja, por lo tanto las demás mujeres también.
- Porque no tiene mamá y no consigue quien lo mime.
- Porque en realidad le gustan más los hombres, aunque no ejerza.
- Porque quiere hacer mérito ante los centros de poder, exclusivamente masculinos: empresariado, Fuerzas Armadas, animadores de TV, deporte, sindicatos, clero, pompas fúnebres, etcétera.
- Porque todo ese asunto de la gestación y el parto le da miedo y asquete, como la educación sexual al Ministro de Educación.
- Porque usted tiene los mismos atributos de Woody Allen pero no le dan el mismo resultado.
- Porque no soporta la idea de un rechazo sexual hacia usted o hacia otro, y cree que la bella siempre debe estar a disposición de la bestia.
- Porque usted no vive en el presente (y para eso lo ayudan mucho) sino en la prehistoria mental, y se da manija con tangos del 40.
- Porque usted es burro y en lugar de corregirlo con tiempo y esfuerzo lo disimula con agresividad.
- Porque usted es culto pero culturiza fuera de la maceta, y leyó a Julián Marías y no a Simone de Beauvoir.
- Porque en el fondo es antisemita, antinegro, antiobrero, antijoven, pero como eso ya no corre se desquita con la misoginia, que aquí y ahora viene con premio (pero no se descuide: por poco tiempo más).
- Porque usted ama el orden por sobre todo, y cada cosa en su lugar las mujeres en la cocina (o en cueros en tapas de revistas), y Pinochet, Castro y García Meza en el poder.
- Porque cree que la inepcia es cuestión de sexo, que es como creer en la cigueña o en elecciones inminentes.
- Porque teme que las mujeres hagamos rancho aparte, y no piensa que son los hombres quienes lo inventaron y perpetúan. (Ver punto 8.)
- Porque supone que la mujer quiere imitar al varón, y no sabe que antes muerta que imitar a semejante fabricante de desastres, desde la guerra atómica hasta el IVA.
- Porque le gusta que al mundo lo manejen los colectiveros.
- Porque tiene mucha paciencia para dejarse pisar la cabeza por cualquier matón y muy poca para comprender errores de mujeres, que al fin y al cabo son, históricamente, debutantes en la mayoría de las profesiones.
- Porque teme que las mujeres «pierdan la femineidad», cosa imposible de perder, salvo que usted llame así a cosméticos y pilchas.
- Porque usted teme que le roben algo y no sabe bien qué, a pesar de que a diario lo saqueen y basureen, y no precisamente las mujeres.
- Porque es sincero, y vale más machista recuperable que «feminista» patrocinante como un papito que a las pretensiones femeninas dice que sí PERO…Ahora ya sabe. Con estos 24 puntos usted ahorra años y fortunas en psicoanálisis. Usted puede ser hombre o mujer, el machismo tampoco es cuestión de genes: poca gente más machista que algunas mujeres, sólo que ellas lo son por instinto de conservación, por despiste, por imitar a los hombres, por comodidad o porque así las dejan hablar por TV. Usted también lo es por todas estas razones pero además porque se cree superiorcito: hace unos 10.000 años que le pasan el aviso y claro, usted sigue comprando un producto inexistente. Ahora puede seguir siendo machista, pero con apoyo logístico. No se trata tampoco de ejercer la represión desde estas páginas. Es posible que la perseverancia le acarree aplausos y sensación de deber cumplido, amén de las palmadas de la patota. Pero ojo que no hay premio mayor que saberse persona inteligente y civilizada. Si no opta por eso, estará contribuyendo a la contaminación mental, que es la que nos mata. Y no la humedad.
Estará inflando la maquinaria del prejuicio y la prepotencia y al fin se va a quedar solo como un ciempiés, de luto, convertido en drácula de utilería y en hazmerreír de las criaturas primaverales.
Por: VICCO GARCÍA
Editora digital de Entretenimiento. Especializa en moda y lifestyle. Ojo crítico para detectar tendencias y una mirada única para generar relatos sobre cuestiones sociales y culturales.
Fuente: Revista Marie Claire /Editorial Perfil