Género: buenas prácticas comerciales
Comercio Interior aprobó la «guía de buenas prácticas comerciales en cuestiones de género». El objetivo de la guía es evitar las prácticas sexistas en las relaciones de consumo y “aspira a generar relaciones de consumo saludables, sustentables, igualitarias y respetuosas de la dignidad humana”.
La Secretaría de Comercio Interior aprobó la Guía de Buenas Prácticas Comerciales en Cuestiones de Géneros y Diversidades, para evitar las prácticas sexistas en las relaciones de consumo, a través de la resolución 1040/2021 publicada este martes en el Boletín Oficial.
La guía propone la formulación de recomendaciones para identificar y desarticular estas prácticas, y “aspira a generar relaciones de consumo saludables, sustentables, igualitarias y respetuosas de la dignidad humana”.
Asimismo, recomienda utilizar información que contemple la diversidad de identificaciones de géneros, procurar que la misma se encuentre redactada con lenguaje inclusivo; y en el marco de la implementación de instrumentos específicos, como la Ley de Talles, que la información particular se proporcione de forma clara sobre los talles en los rubros de indumentaria y calzado.
Además, sostiene que la presentación del producto no debe orientarse a un público segmentado por género, evitándose la utilización de colores o códigos que se encuentren socialmente relacionados con estereotipos de género.
Del mismo modo, postula evitar el uso de sustantivos relacionados con estereotipos de género, como princesas, campeones, damas, caballeros; y que el rotulado no debe incluir información sobre rasgos o características biológicas relacionándolas con un género determinado.
La guía también propone abstenerse de reproducir mensajes o estereotipos de belleza que fomenten prácticas riesgosas para la salud.
En ese sentido, indica que la información y promoción del producto o servicio no debe estimular o sugerir prácticas que puedan poner en riesgo la salud; y debe evitar relacionar determinadas características biológicas con dolor, vergüenza, malestar, miedo y sentimientos o sensaciones similares y atribuirlas a un género determinado, como en los productos destinados a la gestión menstrual.
En otro orden, considera que las publicidades deben presentar a las personas en diferentes roles, tareas o actividades, sin importar cuáles son sus características corporales o biológicas.
Así propone mostrar personas de todos los géneros realizando tareas de cuidado, crianza, limpieza, higiene, alimentación; visibilizar situaciones en las cuales las mujeres y personas LGTBIQ+ participen de espacios laborales, deportivos o nocturnos; y promover modelos de roles diversos en los cuales tanto varones como mujeres sean los encargados del trabajo fuera y dentro del hogar.
Además, postula no promover productos destinados a mujeres que buscan perfeccionar sus cuerpos según modelos hegemónicos de belleza que puedan ser perjudiciales para su salud; y remarca que no hay motivos para asignar a las personas de distintos géneros determinados problemas físicos, como por ejemplo, que cualquier persona, sin importar su género, puede padecer estreñimiento, dolores musculares o resaca por la ingesta de alcohol.
Del mismo modo plantea que es preciso representar todos los modelos de familia: monoparentales, con dos madres, con dos padres, parejas sin hijos ni hijas; representar la diversidad social en las piezas publicitarias; y contribuir a la eliminación de estereotipos que presentan a las mujeres como objetos de atracción sexual, especialmente cuando la situación no se vincula con el producto en sí.
Fuente: Télam