Aceite de oliva
Entre las propiedades del de oliva, se destacan sus efectos antiinflamatorios y protectores frente al colesterol.
No es una novedad escuchar lo recomendable que es consumir aceite de oliva, incluso por encima de cualquiera de los otros tipos de aceite. De hecho, es uno de los pilares de la dieta mediterránea, recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las mejores para preservar la salud. Pero ¿cuáles son sus ventajas? ¿Por qué deberíamos priorizarlo por sobre los demás?
Y es que suele decirse que tiene un impacto positivo en la salud en general, sobre todo el extra virgen, de mayor calidad. “Aporta indudables beneficios para el mantenimiento de la salud, la prevención de enfermedades, así como en una mejor evolución de estas cuando aparecen”, introduce Natalia Antar, nutricionista del Sector Endocrinología, Metabolismo y Nutrición del Hospital Británico.
Beneficios para la salud
Además de sus propiedades antiinflamatorias, y su potencial para disminuir los niveles de colesterol en sangre, Antar enumera otras tantas ventajas de elegir este aceite para condimentar, saltear y darle sabor a las comidas.
“Existen estudios que demuestran beneficios en patologías como el cáncer (sobre todo de pulmón y estómago, aunque también de colon, endometrio y ovario), afecciones gastrointestinales como úlcera péptica, litiasis biliar y sobre la motilidad gástrica. También en patologías coronarias, ACV e hipertensión arterial”, anumera Antar.
Las grasas insaturadas son nesarias para el organismo. Debe controlarse su cantidad. Foto Shutterstock.
Y agrega: “También, en casos de artritis reumatoide, reduciendo el riesgo de su desarrollo y mejorando su evolución, y diabetes mellitus, aumentando la sensibilidad a la insulina y reduciendo la presión arterial y nivel de lipoproteínas aterogénicas”, destaca.
Asimismo, un reciente estudio de Harvard señala su asociación con un menor riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, por cáncer, por enfermedades neurodegenerativas y patologías respiratorias.
La importancia de sumar grasas
Antar propone “no demonizar” a las grasas por sí mismas, sino tener en cuenta su calidad. Según explica, el rol que las grasas cumplen en el organismo es variado:
- Protección: forman una capa que recubre nuestros órganos.
- Calentamiento natural: tener cierta cantidad de grasa en el cuerpo nos permite regular nuestra temperatura.
- Absorción de nutrientes: por ejemplo, las vitaminas A, D, E y K son “liposolubles”, “es decir, que no las podemos absorber si no hay grasa de por medio”, señala la profesional.
- Trabajan en equipo: ayudan a formar hormonas que regulan muchos sistemas y reacciones en nuestro organismo, “como la glucosa, energía, metabolismo, reproducción, entre otras”, aporta.
Sin embargo, es sabido que la grasa proveniente de un embutido como un chorizo no es igual para el organismo que la que aporta una palta.
Grasas saturadas versus insaturadas
Si bien, como se dijo, tienen mala fama, las grasas en sí mismas no son malas para el organismo. El desafío es asegurarnos de estar consumiendo las de buena calidad, y regular siempre la cantidad.
“Las grasas saturadas son las que debemos limitar. Los alimentos que están compuestos en mayor proporción por ellas son los de origen animal, sobre todo, las carnes rojas, lácteos enteros como la crema, embutidos como el chorizo, fiambres. No debemos eliminarlos por completo de la dieta, pero sí controlar las cantidades y frecuencia de consumo”, indica.
El aceite de oliva es ideal para condimenar ensaladas, así como para saltear vegetales. Foto Sutterstock.
Y agrega: “Por otro lado, las grasas insaturadas las encontramos principalmente en alimentos de origen vegetal: aceites, nueces, semillas y pescados”, señala.
La profesional aclara que, si bien son más saludables, eso no significa que aporten menos calorías.
“Las grasas aportan la misma cantidad de calorías, por lo que igual debemos controlar las cantidades, pero, a diferencia de las grasas saturadas y trans, no sólo no son dañinas para nuestra salud (sobre todo a nivel cardiovascular), sino que son beneficiosas y necesarias. Así, las personas que las consumen tienen menor riesgo de sufrir un ataque al corazón e infarto”, destaca.
Omega 3 y Omega 6
Otra de las ventajas de este aceite es que contiene Omega 3, un ácido graso poliinsaturado que el cuerpo necesita pero no puede producir por sí mismo. El aceite de girasol, en cambio, posee Omega 6, que también es necesario para el organismo, pero en una proporción menor.
“Actualmente, se consume una proporción mucho mayor de omega 6 que de omega 3, cuando los estudios indican que la proporción ideal es de 4:1. El exceso de omega-6 frente al omega 3 se considera perjudicial para la salud”, advierte.
Para lograr acercarnos a esa proporción, la nutricionista explica que se sugiere el uso del aceite de oliva por sobre otros. “Se recomienda elegir alimentos tales como este tipo de aceite, o el pescado, que aporten más omega 3, de manera que se pueda equilibrar esta proporción”, aconseja.
Cómo usarlo
Respecto a qué usos podemos darle en la alimentación en la vida cotidiana, Antar manifiesta: “El aceite de oliva es ideal para aderezar ensaladas, pastas e incluso para un salteado rápido u horneado”.
Sin embargo, no se recomienda para Freír alimentos, ya que como señala, “tiene un punto de humo bajo (la temperatura a la que empieza a descomponerse y humear), por lo que no debe someterse a altas temperaturas, como freír”, advierte.
Si bien puede ser recomendado, el aceite de coco tiene un alto contenido de grasas saturadas. Foto Shutterstock.
Para esos casos, “podemos encontrar variedades de girasol «alto oleico». A través de una serie de métodos especiales de cultivo, estas variedades producen un aceite muy estable al calor. Dichos se puede utilizar para freír (hasta 210 °C)”, indica.
“De todos modos -prosigue-, aunque el aceite de girasol presente un alto porcentaje de ácidos grasos insaturados, la proporción de ácidos grasos omega-6, que favorecen la inflamación, es particularmente alta. Por esto, para el uso diario recomendamos el de oliva o el aceite de canola donde el porcentaje de ácidos grasos omega-3, que son antiinflamatorios, es notablemente más alto”, sostiene.
¿Es realmente bueno el aceite de coco?
Por último, otra de las cuestiones que se instalaron en el sentido común es que es recomendable usar aceite de coco. “Hoy en día se escucha mucho la sugerencia de este aceite, y dependiendo de a quién uno le pregunte, el aceite de coco debe evitarse o utilizarse con moderación”, introduce.
Según da cuenta Antar, este aceite no gozaría de tantas propiedades positivas como se le atribuyen. “El principal punto de conflicto es su alto contenido de grasas saturadas; a diferencia de otros aceites vegetales. Por eso, no todos están de acuerdo en que una fuente tan concentrada de grasas saturadas sea un recurso para la salud, y todavía no hay evidencia sólida para fomentar con seguridad su consumo”, cierra.
Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/aceite-oliva-saludable-usar-freir-dudas-coco_0_63Jr4beLM6.html