Cómo serán los bebés pandemials
Generación Covid. Pasaron sus primeros meses de vida en cuarentena. Ventajas y desventajas de venir a un mundo aislado pero hiperconectado.
También llamados «bebés coronials», los pandemials nacieron en plena cuarentena o, a los pocos meses de nacer, entraron en aislamiento social. Es decir que tienen entre cero y un año.
Ya se está diciendo que pertenecen a una nueva generación con sus propias improntas: un mundo en crisis sanitaria, económica y medioambiental. «Al borde del colapso» vienen estos bebés, como vinieron en su momento los «baby boomers», aquellos de la posguerra (1945 en adelante), cuando subieron las tasas de natalidad.
Estas son cinco características (no todas necesariamente negativas), que comparten estos bebés. Sabemos que las impresiones que se graban en el comienzo de la vida son muy fuertes. ¿Cómo impactarán en sus experiencias de adultos?
1. Poco contacto social
Ni ruido, ni tráfico, ni ver a otros chicos jugando en la plaza del barrio. Durante los primeros meses del Covid 19, donde el aislamiento en Argentina era aún más estricto, estos niños se conformaron con ir de la cama al living en brazos de alguno de sus progenitores. Durante los primeros meses de vida, quizá tuvieron algún control de rutina con su neonatólogo o pediatra de manera online.
Algunos observan esta situación y sus posibles consecuencias: ¿es una generación que tendrá secuelas en relación a la socialización y al miedo?
Según la pediatra y puericultora del ACADP (Asociación Argentina de Puericultura) Lucrecia Parreño (@lucrepediatra), «Para los bebés muy chiquitos, de menos de tres meses, el hábitat es la mamá, y el papá, pero sobre todo el cuerpo gestante. No necesitan estar en brazos de otras personas, este periodo sensible con su mamá hace que se construya el vinculo de supervivencia básico. En bebés un poco más grandes vamos a tener que construir estos vínculos con el afuera de a poco.»
No es casual que muchas madres comenten: «Cuando lo llevé por primera vez a ver a su abuela se puso a llorar», o «no quiere estar más que conmigo». Dejando de lado la crisis de los siete u ocho meses, donde los bebés sienten esa angustia de separación del cuerpo materno (con con sin cuarentena), la poca costumbre es algo que a priori se puede revertir con paciencia.
2. Más intimidad con sus mapadres
La exterogestación recomendada por la crianza respetuosa, que son esos nueve meses siguientes al nacimiento, y donde se necesita una presencia muy fuerte de la mamá, ha sido una ganancia para estos bebés.
«Los bebés pandemials están acostumbrados a los brazos de sus cuidadores primarios -quiero recalcar que no es que ‘se acostumbran’ sino que los necesitan-, y en este sentido es una ventaja que hayan tenido a sus papás las 24hs del día para poder brindarles este contacto y upa que llamamos ‘la exterogestación’. Esto sería positivo, han sido más abrazados y sostenidos, con padres más disponibles», comenta la pediatra.
Los bebés pandemials no han visto a sus padres irse a trabajar temprano para volver de noche agotados. Sí los han visto hiper conectados a reuniones de trabajo por Zoom, y manejar muchas tareas hogareñas y laborales al mismo tiempo. La intimidad y la cercanía que han logrado estos bebés con sus padres y hermanos es envidiable, y seguramente fortalecerá su autoestima a largo plazo.
3. Más expuestos al Zoom
Si bien la OMS (Organización Mundial de la Salud) desaconseja fuertemente el uso de pantallas para los niños de 0 a 3 años, la generación pandemial casi que no puede evadir la situación de que sus padres los expongan al Zoom y a las videollamadas. Esta se ha vuelto la única manera de que sean «visitados» virtualmente por sus abuelos, tíos, primos y amigos de la familia.
Al respecto, comenta Lucrecia: «Los expertos recomiendan no exponer a los niños a pantallas, porque durante los primeros mil días -incluyendo el embarazo y hasta los dos años- el cerebro crece y se desarrolla a través de la tridimensionalidad y la interacción con un otro. Cuando decimos pantallas incluimos todo: televisión, tablet, celular, computadora. Recomendamos que sea la mínima exposición posible, también en relación a la videollamada. El bebé no entiende mucho lo que está pasando del otro lado. Tal vez, si vamos a hacer una llamada larga, que esté un ratito pero después siga jugando.»
4. Adultos con barbijo
«La primera vez que llevé a mi hija a un control pediátrico tenía tres meses. Me vio con el barbijo puesto en la vereda de casa y rompió a llorar en mi cara. Luego la vio a la doctora con el barbijo y lo mismo», dice Laura (32), mamá de Morena.
También ha sucedido que algunas enfermeras de neonatología se dibujaran una sonrisa en el barbijo, para que los bebés puedan reconocer sus facciones.
«El impacto más importante que se ve en los bebés es que se asustan cuando ven a sus papás con barbijo. ¿Por qué? Porque estamos genéticamente preparados para responder a esta gestalt: la nariz, la boca y los ojos en movimiento. Es lo que primero ven en su mamá cuando les da la teta o la mamadera, y son esos gestos amorosos que llamamos motherness y que construyen el vínculo. Cuando los bebés no los tienen se sorprenden o se asustan.»
5. Nuevas costumbres
Muchos pandemials no han podido tramitar su DNI, ser inscriptos en las obras sociales a término, ni han sido bautizados, ni han celebrado fiestas patrias o un cumplemes. No han seguido ciertas formalidades sociales y festejos rodeados de amigos y familia. Muchos de ellos no han visto a otros bebés o niños más que desde lejos y arriba de un cochecito.
Aunque los pediatras recalcan que todo eso «se recupera», las fotos y la memoria darán cuenta de cómo «los regalos llegan por correo», y no hay tanta variedad de lugares y paseos a donde ir. Tal vez esto los vuelva ¿más esenciales? ¿más preocupados por su entorno? Algunos arriesgan esto. Ya veremos.
Fuente: Clarín