Cuando el perro y el humano se hicieron amigos
Arqueólogos y expertos hallaron evidencia científica que data de hace miles de años, en la actual región de Alaska. Cómo fue el inicio del vínculo entre el hombre y el can
Desde tiempos remotos, la relación entre el ser humano y el perro es fundamental para el desarrollo de ambas especies. Este vínculo, uno de los más antiguos en la historia de la humanidad, fue objeto de innumerables estudios arqueológicos y científicos. Sin embargo, recientemente, un grupo de investigadores logró precisar con mayor exactitud el momento en que esta relación comenzó, arrojando luz sobre una conexión que data de hace al menos 12.000 años.
El hallazgo más importante proviene de las excavaciones arqueológicas en Alaska, un territorio clave en los estudios sobre los primeros habitantes de América. El equipo liderado por François Lanoë, profesor asistente de investigación en la Universidad de Arizona, encontró restos que apuntan a una relación mucho más temprana entre los humanos y los ancestros de los perros actuales. Uno de los descubrimientos más reveladores fue un hueso de pierna de un canino, fechado en 12.000 años, lo que indica que estos animales ya compartían un espacio cercano con los seres humanos hacia el final de la última edad de hielo.
Evidencia científica: restos arqueológicos y análisis químicos
Lo que hace a este hallazgo realizado por la Universidad de Arizona y publicado en sus canales de comunicación aún más intrigante es la combinación de restos de animales y los análisis químicos realizados sobre ellos. En particular, los investigadores encontraron proteínas de salmón en los huesos de un perro de 8.100 años, extraído de un yacimiento cercano a Delta Junction, Alaska. Esta es una pieza clave de la evidencia: los caninos de esa época generalmente cazaban animales terrestres, no pescado. El hallazgo de proteínas de salmón sugiere que estos animales estaban siendo alimentados con pescados capturados por los humanos, lo que podría ser una señal clara de domesticación.
Este tipo de análisis químico en los restos óseos, reseña Science Focus, indica una relación estrecha entre los humanos y los perros y da testimonio de cómo los humanos pudieron haber influido en el comportamiento alimenticio de los perros. Si bien los perros primitivos cazaban presas terrestres como alces o caribúes, los rastros de salmón sugieren que su dieta fue modificada por las personas que los cuidaban y alimentaban. Esto refuerza la idea de que los humanos compartían su espacio con los perros y jugaban un papel crucial en su supervivencia y bienestar.El debate continúa: ¿los restos hallados son de perros o de lobos domesticados? (Universidad de Arizona – Escuela de Antropología)
El debate sobre la domesticación: ¿perros o lobos domesticados?
Aunque la evidencia encontrada es sorprendente, sigue existiendo un debate científico sobre si estos caninos antiguos pueden considerarse perros completamente domesticados o si en realidad eran lobos domesticados. Según los investigadores, los restos encontrados podrían corresponder a animales que actúan y se comportan como perros, pero genéticamente son muy diferentes de los perros actuales. Esto plantea la pregunta existencial que los arqueólogos aún intentan resolver: ¿qué es un perro?
El hecho de que los perros modernos sean genéticamente distintos de estos animales de hace miles de años complica la interpretación de los hallazgos. Los restos de estos caninos antiguos muestran comportamientos que podrían asociarse con perros domesticados, pero sus características genéticas podrían alinearse más con los lobos que con los perros modernos. Este punto sigue siendo crucial en la investigación sobre la evolución y domesticación de los perros, ya que aún se deben realizar más estudios genéticos para confirmar si estos animales eran una versión temprana de lo que hoy conocemos como perros, o si se trataba de lobos que fueron domesticados en lugar de perros propiamente dichos.
Colaboración con comunidades indígenas de Alaska
Otro aspecto importante de esta investigación es la colaboración con comunidades indígenas locales en Alaska. Los arqueólogos trabajaron en estrecha colaboración con el Consejo del Pueblo Healy Lake Village, que representa a los Mendas Cha’ag, una comunidad indígena de Alaska. Esta colaboración aportó valiosos conocimientos culturales sobre la historia local y brindó una perspectiva única sobre la relación histórica entre los humanos y los perros en esa región.Los descubrimientos en Alaska aportan nuevas perspectivas sobre la domesticación de perros (Imagen Ilustrativa Infobae)
Una de las contribuciones más importantes proviene de Evelynn Combs, una arqueóloga de Healy Lake que asistió a la investigación como parte de su trabajo para la oficina de preservación cultural de su tribu. Combs, que creció explorando la región acompañada de su propio perro, expresó su emoción al ver cómo los hallazgos arqueológicos ofrecían un contexto histórico para una tradición ancestral de relación cercana entre los humanos y los perros. Esta colaboración aportó información sobre las prácticas arqueológicas y ayudó a contextualizar la conexión emocional y cultural de las comunidades indígenas con los perros.
Importancia cultural e histórica del vínculo humano-perro
El hallazgo de estos restos antiguos tiene implicaciones científicas sobre la domesticación de los perros y un gran valor cultural e histórico. La relación entre los humanos y los perros es solo un tema biológico y se conecta con las tradiciones, mitologías y costumbres de innumerables culturas a lo largo de la historia. En muchas sociedades indígenas, los perros eran miembros clave de la familia, símbolos de protección, lealtad y amistad.
El hecho de que esta relación entre humanos y perros existiera ya hace 12.000 años en América refuerza la idea de que esta conexión es profundamente cultural y simbólica. Como señala Combs, el hecho de que las relaciones amorosas con los perros hayan perdurado a lo largo de los milenios proporciona una evidencia de cómo las tradiciones humanas con los animales fueron constantes y universales, algo que la arqueología comenzó a documentar con cada nuevo hallazgo.