Hábito de dejar todo para después…
Dilatar objetivos se transforma en un trastorno cuando se vuelve una conducta habitual. ¿Qué dice la ciencia?
Pregunta: Tengo 32 años, hace 13 que estoy en la Facultad y ya soy un estudiante crónico. Todos mis compañeros terminaron hace mucho y ya ejercen. Vivo estudiando, pero no doy los exámenes y postergo y postergo. No largo por mis padres, ya que siento que soy un incapaz. ¿Me puede comentar algo? Federico Recino, Córdoba Capital.
Bluma Zeigarnik (1901-1987) fue una destacada psiquiatra rusa que se dedicó a investigar las causas y consecuencias emocionales que se generan en un individuo cuando planea concretar una tarea pero que no terminaba de hacerlo y queda inconclusa.
Como muchos descubrimientos fue fruto de una aguda capacidad de observación: en una oportunidad que estaba en un restaurante de Viena con un colega, le llamó la atención la capacidad que tenían los mozos y camareros para recordar las largas listas de pedidos pendientes que le efectuaban los comensales pero que, una vez servidos los mismos, les costaba mucho evocarlos con precisión.
A partir de esa observación realizó diversas investigaciones respecto al porqué se recuerda más todo aquello que está demorado o suspendido en la mente en relación a lo que ya concluyó o se ha terminado de realizar.
Un ejemplo práctico y cotidiano de esta característica humana es el suspenso que se genera cuando finaliza un capítulo de una miniserie y que fuerza a seguir mirando el siguiente ya que se genera un incómodo malestar si se interrumpe su continuidad. O lo que se recuerda antes o después de un examen.
La situación cambia cuando se planifican tareas u obligaciones que quedan inconclusas y que se transforman en un trastorno si se torna una conducta habitual.
Un ejemplo de esta conducta es programar ir al gimnasio y evitar hacerlo. Foto Archivo Clarín
Por ejemplo, programar el comienzo de una dieta restringida en calorías para “el lunes”, intentar ir al gimnasio y evitarlo, proponerse rendir un examen al que no se presenta, tratar de manera recurrente dejar de fumar o postergar de modo indefinido terminar con una relación sentimental insatisfactoria.
Estudios realizados en universitarios de EE.UU., demostraron que los estudiantes con tendencia a dilatar sus exámenes terminaban padeciendo insomnio, angustia, depresión o trastornos psicosomáticos. Y afectaba sus vínculos sociales ya que quienes así funcionaban estaban impedidos de participar en trabajos grupales.
Por qué se produce esta tendencia
Muchas veces esta tendencia dilatoria se interpreta desde un punto de vista psicológico como fruto de una debilidad del carácter, falta de voluntad o una forma indirecta de sabotear la concreción de lo que se propone, a pesar de la gran insatisfacción de quien lo padece.
Otras veces pueden ser consecuencia de sutiles modificaciones en la química cerebral.
Muchas veces la tendencia dilatoria se interpreta como debilidad del carácter. Foto shutterstock
Si la dopamina (clave en la motivación) se halla disminuida pueden suceder dos cosas: una, que ejecutar un proyecto represente un esfuerzo psíquico difícil de superar con la consecuente desesperanza; otra, no obtener placer ante hechos que deberían producirlo por lo cual se pierde la capacidad de goce, lo que a su vez remarca la pérdida de la motivación.
También suele coexistir con la disminución de la DHEA, una hormona producida por la glándula suprarrenal y cuya baja es responsable de una sensación de falta de energía que atenta contra la posibilidad de sostener un esfuerzo programado.
También con el aumento de cortisol, otra hormona importante en la preparación física y psíquica para encarar toda situación que implique un esfuerzo o una lucha por lograr un objetivo pero que en exceso frena el intento.
Como siempre la detección de las causas puede permitir buscar una solución.
Fuente: https://www.clarin.com/viva/dejar-despues-cuestion-quimica-cerebral-_0_YKFFZm3t5.html