Diez años de Tecnópolis
Arte, ciencia y tecnología en diálogo con el signo de los tiempos. A diez años de la apertura de este gigantesco parque temático de 52 hectáreas, que logró convertirse en un polo de la ciencia, la tecnología y la cultura, hoy este diverso espacio se convirtió en una pieza emblemática del operativo sanitario montado para hacer frente a la pandemia.
Por Julieta Grosso (TELAM)
Irrumpió con sello ambicioso cuando se puso en marcha como un gigantesco parque temático de 52 hectáreas destinado a generar interacciones novedosas y fluidas entre la ciencia, la tecnología y la cultura, pero el tiempo terminaría redoblando la apuesta: una década después, Tecnópolis se transformó en una pieza emblemática del operativo sanitario montado para hacer frente a la pandemia que por estos días empuja a seguir redefiniendo los focos del predio.
«Este contexto viene a cuestionar aquello que instala el neoliberalismo como ideal que es el individualismo y nos enseña que las respuestas frente a lo que nos pasa tienen que ser colectivas. Queremos que esa lección sea parte de la experiencia del parque como lugar de encuentro», dice María Rosenfeldt, su actual directora.
Los exteriores del monumental espacio articulado por geometrías regulares como la pirámide de 18 metros de largo, el imponente cohete o las construcciones semicirculares distribuidas a lo largo de la superficie parquizada mantienen hoy la impronta que hace diez años selló el nacimiento de Tecnópolis.
Puertas adentro, los módulos acondicionados para alojar un vacunatorio contra el coronavirus proyectan una escenografía transitoria distinta a la original, pero nada lejana al propósito que moldeó su creación: convertirse en un territorio multidisciplinario que pueda dar cuenta de nuevos horizontes científicos y tecnológicos, de disputas culturales y de todo aquello que reviste como el signo de los tiempos.
Así, los tesoros que formaron parte del atractivo inicial como la pasarela donde los dinosaurios animados mueven sus extremidades, el simulador de Fórmula 1 con pistas relevadas por satélite que permiten entrenar a pilotos o el Tronador II -el primer lanzador espacial desarrollado completamente en el país- están en modo letargo, esperando el momento de recuperar protagonismo, mientras la pandemia ocupa el centro de la escena y Tecnópolis sigue readaptando su núcleo fundacional para dialogar con la realidad y no ser solamente el parque temático de una escena atemporal: si hasta diciembre pasado funcionó como un lugar de aislamiento para los casos leves de coronavirus, por estos días se ha convertido en uno de los mayores vacunatorios del mapa bonaerense, por el que ya pasaron casi 55.000 personas para recibir el antídoto contra el coronavirus.
«Cuando asumimos en diciembre de 2019 detectamos una falta de inversión y financiamiento general, trabajadores y trabajadoras destratados, una falta de conocimiento en cuanto a objetivos y la destrucción y ausencia de lo simbólico y temáticas vinculadas a la memoria y la historia características de la gestión anterior. A partir de allí nos planteamos recuperar los valores y el espíritu de Tecnópolis hasta que llegó la pandemia y se decidió montar el centro sanitario para enfermos leves de Covid. La continuidad de esta política se prolonga ahora con la creación de un vacunatorio con propuestas musicales y está planteado con las mismas características que todas las decisiones: apostar a la vida y aportarle nuestra impronta a este contexto de pandemia», resume a Télam la directora del predio.
¿Cuál es la concepción que surge de la cultura en este tejido tan multidisciplinario de Tecnópolis que puso en diálogo lo que tradicionalmente era considerado como «cultural» con lo social, lo científico y lo sanitario? «Creemos en un sentido amplio de la cultura donde se entreteje un modo de crear, hacer y vivir que nos constituye, y nos parece que la tecnología y la ciencia forman parte del hacer en este contexto. Estos temas traen algo que tiene que ver con cómo entendemos al ‘otro’ y empezar a hacer de lo colectivo también la manera de construir y de pensarnos», define Rosenfeldt.
«En ese sentido la pandemia trae una oportunidad, viene a cuestionar aquello que instala el neoliberalismo como ideal que es el individualismo. Este contexto nos enseña que tenemos que ‘cuidarnos y cuidar a los demás’. Las respuestas frente a lo que nos pasa tienen que ser colectivas, tienen que pensarse desde la pedagogía de la solidaridad y tener en cuenta que ese otrx no es igual a mí, pero tengo que valorarlo y respetarlo o respetarla también. Esa lección queremos que sea parte de la experiencia del parque como lugar de encuentro», precisa.
Con estudios en periodismo y ciencias políticas, Rosenfeldt viene de desempeñarse en Canal Encuentro como productora delegada y desde 2016 hasta 2019 fue directora de Contenidos del Museo Sitio de Memoria ESMA. Aunque tiene una relación consolidada con la virtualidad generada por su experiencia audiovisual, algo que se puede leer como una ventaja frente a otros directores de instituciones culturales que tuvieron que incorporar un aprendizaje de emergencia durante este tiempo para adaptar contenidos a los formatos disponibles, sabe que el fuerte de Tecnópolis está en su generoso espacio material. «Conocer el lenguaje audiovisual facilita la virtualidad y la comunicación, aunque el parque tiene la cuestión de la territorialidad, de ser un espacio que requiere la presencialidad. En este contexto es muy valorado por sus dimensiones y grandes extensiones al aire libre y espacios verdes», dice la directora de Tecnópolis, cuya gestión avanzó en la actualización de la web del espacio, así como en el armado del archivo digital, mientras que para los próximos días se espera el lanzamiento de una serie de podcasts y de la solapa «Tecnópolis en casa», con contenidos generados para disfrutar desde la virtualidad: «la idea es trabajar en la intersección entre arte, ciencia, tecnología, la salud y sociedad», enuncia.
Paralelamente, ya están definidos los objetivos de trabajo para los próximos meses: «Pensamos una programación que tenga en cuenta la diversidad de géneros, disciplinas y también con una mirada sostenible y sustentable hacia el parque. Por ejemplo, estamos creando un espacio con exhibiciones vinculadas a la biodiversidad, y al cuidado de la naturaleza y los recursos. También proyectamos poner en valor el cuenco de Tecnópolis que cumple funciones de compensador hídrico pero que en estos 10 años se transformó en un humedal con las características de flora y fauna de una reserva urbana», anticipa.
«Además queremos que el parque se transforme en un espacio de pensamiento para reflexionar sobre lo que nos pasa como sociedad en torno a la pandemia, a las temáticas de salud. Y queremos generar un espacio de conversación pública donde podamos plantearnos preguntas y aquellos dilemas que enfrentamos en común hacia el futuro como argentinos y argentinas pero también desde la región latinoamericana: la soberanía ambiental, productiva, de los cuerpos, alimentaria, de nuestros recursos, etc…estos son los temas y las miradas que queremos tratar, aquellas que les jóvenes también supieron incluir en las agendas de los Estados», señala Rosenfeldt.
– T: ¿En qué fase está el proyecto de avanzar en la dimensión digital, que era uno de los grandes objetivos par reconectar Tecnópolis a nivel federal y con el resto de Latinoamérica?
– M.R.: Tenemos una gran tarea que es reactivar la red de conectividad del parque. Para eso estamos trabajando y contando con el apoyo de otros organismos del Estado para iniciar la obra ya que debido a la falta de mantenimiento en estos últimos 4 años la red de fibra óptica va quedando obsoleta. Este objetivo es para lograr que sea interactivo y que podamos expandir la experiencia que se vive antes y después de visitarlo, desde casa y desde las escuelas y universidades de todo el país. Tecnópolis Federal es también un objetivo de esta gestión pero con la pandemia y la necesidad de preparar la muestra itinerante estamos proyectándolo para más adelante.
– T: Durante el año pasado circularon lecturas, algunas esperanzadoras y otras apocalípticas, que veían en este escenario la posibilidad de un cambio de paradigma radical ¿Estamos más próximos a retornar a las prácticas que teníamos antes, sin grandes variantes?
– M.R.: Estamos próximos a una normalización paulatina dentro de esta nueva realidad que nos toca vivir. Tecnópolis es la expresión de lo que nos pasa como sociedad con lo cual creemos que éste tiene que ser el lugar de reencuentro… pero también eso sucederá de acuerdo a los protocolos que la emergencia sanitaria vaya disponiendo. Confiamos que el plan de vacunación es cada día un paso más que nos acerca a una reapertura. Sin embargo, creemos que algunas variantes tienen que suceder, el aprendizaje de haber transitado esta pandemia tiene que darse. Creo que hasta como consumidores y como ciudadanos la pandemia nos está marcando el camino. Este presente nos llama a un cambio de paradigma, a dar respuestas colectivas, y a repensar también nuestras respuestas individuales. A recuperar el cuerpo y la sensibilidad, a sumar perspectivas inclusivas que nos permitan construir un futuro con justicia social, justicia ambiental y justicia alimentaria.