El árbol de la Ciudad que llena las calles de polvo amarillo
- Produce polen que causa tos y rinitis.
- Pero no es el único que incide en las reacciones respiratorias.
El plátano tiene mala fama. Cada primavera, sus frutos se rompen y durante un mes suelta esa pelusa molesta que se volando por todos lados y en sucia veredas, calles, autos, balcones y patios de casas. Es cierto que ese polvillo amarillento que despliega es molesto, y que afecta ojos y narices. Sin embargo, no es el principal responsables de los estornudos y la tos, como popularmente se cree. Es más, ni siquiera ocupa el primer lugar entre los árboles que causan más alergias.
Jorge Fiorentino -ingeniero asesor de Espacios Verdes de la Ciudad- explica cómo todos estamos equivocados con el plátano. Reivindica al árbol –acusado siempre por los alérgicos-. Dice que es muy noble, magnífico y que brinda muchos beneficios. Reconoce que durante este mes -en primavera, debido a su fruto pelusón-, molesta porque ensucia todo. «Tiene mala fama por este fruto que genera ese polvillo que vemos en las calles, que vuela y molesta. Pero es muy seguro, da mucha sombra en verano, y es el que menos conflicto nos da durante las tormentas que son cada vez más frecuentes», señala.
También hace caer un mito citadino muy arraigado en el inconsciente colectivo de los porteños: no es el que más causa alergias. Explica que el polen (agente alergénico) lo tienen todas las especies superiores de plantas que se reproducen sexualmente. Que son aquéllos árboles que tienen polinización anemófila -el polen vuela con el viento- los que generalmente están vinculados con las alergias. «Esto no es privativo del plátano sino de varias especies», sentencia Fiorentino.
No sólo eso rompe un mito, también nombra a otra especie como un agente aún mayor en los procesos alérgicos. Dice que el Fresno, aún más numeroso que el plátano en el arbolado porteño– desarrolla más procesos alérgicos que su compañero peludo bastardeado. «El polen es invisible. No lo vemos. El tema es que el plátano tiene estos frutos que al romperse desprenden esa pelusa que vuela con el viento y molesta», afirma el ingeniero. También dice que el Tilo -otro frecuente centinela hojeado de la Ciudad- genera procesos alergénicos. «Si talamos todos árboles que pueden causar alergias, nos quedamos sin arbolado», concluye Fiorentino.
Según los registros, en la Ciudad hay 32.339 ejemplares de plátano en las veredas, un 8,73% del universo del arbolado porteño en vías públicas. Palermo, Villa Devoto, Flores, Belgrano y Villa Urquiza son los barrios con más ejemplares. También son frecuentes en otras capitales del mundo, como París, Londres, Madrid y Seúl.Los plátanos tienen mala fama por la pelusa que largan. Pero no son los más alergénicos. Foto: Fernando de la Orden
En la Ciudad hay, según el el Censo de arbolado, más de 400 variedades entre más de 400.000 ejemplares. Las más comunes son el fresno rojo americano, con 133.671 ejemplares (36% del total), el mencionado plátano y el ficus benjamina, con 32.339 y 24.102 unidades, respectivamente. Le siguen el tilo, con 17.159 ejemplares, 13.925 de jacarandás y más de 9.000 tipas.
Es cierto que su poda y su fase de polinización favorecen la aparición de rinitis, exacerbación del asma y picazón en nariz y ojos, sobre todo en personas alérgicas al polen del plátano.
Epoca de alergias
En primavera no todo es color de rosa, al menos para los alérgicos al polen. El florecer de árboles y plantas es para ellos un verdadero problema caracterizado por molestos síntomas que se presentan sobre todo cuando están al aire libre y que impactan en la calidad de vida. Un buen diagnóstico, tratamiento y la toma de medidas preventivas ayudan a controlarlos.Los plátanos tienen mala fama por la peluza que largan. Pero no son los más alergénicos.
La polinosis es una enfermedad alérgica que se presenta principalmente durante la primavera y verano, cuando los granos de polen, que son capaces de sensibilizar a los individuos predispuestos, se hallan en la atmósfera, explican desde la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC). Más del 15% de la población es sensible al polen, y en los jóvenes ese porcentaje se duplica (afecta a 3 de cada 10). Las ciudades son un mal escenario, ya que la contaminación del aire potencia el efecto alergénico.
Cuando los pólenes entran en contacto con las mucosas producen síntomas en los ojos, la nariz y los bronquios, produciendo rinitis y/o rinoconjuntivitis alérgica, que se expresa con inflamación en los ojos con lagrimeo, estornudos frecuentes, obstrucción nasal, abundante secreción acuosa por la nariz, y hasta puede provocar crisis de asma. Uno de cada cinco argentinos de entre 5 y 44 años sufren de rinitis alérgica, según reveló el primer estudio de prevalencia realizado en el país y cuyos resultados fueron presentados el mes pasado.
Cada especie vegetal tiene su período de polinización. Durante finales del invierno y primavera emiten su pólen la mayoría de los árboles (como el plátano, el ciprés), mientras que hacia finales de la primavera y verano es el turno de las gramíneas (la mayoría de los pastos) y las malezas durante el verano y parte del otoño, precisan desde la AAAeIC. Las gramíneas son el tipo polínico más alergénico y son la causa del 95% de los casos de fiebre de heno.
Mucha tos
Además de la Primavera y su polen invisible que irrita las vías respiratorias, este 2024 tiene la particularidad de agregar un factor nuevo: el virus sincicial respiratorio (VSR), que causa tos y puede durar entre 3 a 8 días. Extendió su propagación por el cambio climático y continúa circulando en la atmósfera.
Entre mayo y junio hubo muchos brotes. Como la circulación fue tan grande -dicen especialistas, todavía a fines de agosto se encontraba circulando más de un 20%, sobre todo el VSR. Este fenómeno, asociado a que en esta época existe una mayor irritación de la vía aérea, todavía puede ocasionar brotes. Por eso mucha gente está tos, que además dura más días y parece no irse.