El edificio más angosto de América del Sud

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Una disputa entre vecinos, pasadizos secretos y negocios ilícitos, los misterios que esconde el edificio más angosto de América del Sur

En la capital cordobesa se encuentra ‘La Mundial’, el edificio más angosto de América del Sur, una construcción que esconde varios misterios en apenas pocos metros cuadrados

Para LA NACIONJessica Blady

Los argentinos podemos presumir –un poco más de lo normal– de tener la avenida más ancha del mundo (la 9 de Julio), una de las más largas (Rivadavia, con 35 kilómetros), la única calle techada de América Latina (la Diagonal Buenos Aires, en la ciudad cordobesa de Capilla del Monte)… y el edificio más angosto de Sudamérica: “La Mundial”una famosa construcción ubicada sobre la avenida Olmos, en Córdoba capital, resultado de una disputa entre propietarios, que hoy es parte del rico patrimonio arquitectónico local.

El edificio más angosto de América del Sur
El edificio más angosto de América del Sur

Nada es lo que parece: una disputa y un pequeño lote

Como si se tratara de una escenografía hollywoodense, el punto de vista lo es todo cuando se trata de “La Mundial” –o ‘la Gilette’, como le dicen cariñosamente los vecinos–; una imponente fachada de estilo neoclásico, de 32 metros de alto, donde se destacan detalles decorativos como las columnas de distintos órdenes, balaustradas y balcones en hierro forjado. El edificio, que toma su nombre de una desaparecida compañía de seguros que apostó allí sus oficinas al momento de la inauguración, se ubica en la avenida Emilio Olmos de la capital cordobesa, y solo hace falta dar la vuelta a la esquina, por Rivadavia, para descubrir que, en su parte más ancha, apenas alcanza los 4,65 metros de profundidad; los que se angostan aún más hacia la intersección de estas dos vías (3,70 en su parte más estrecha).

Los dos arquitectos franceses que proyectaron el edificio trabajaron con lo que tenían, después de que una supuesta pelea entre vecinos les dejara esta escueta parcela para levantar cinco pisos, mayormente ocupados por oficinas comerciales, y una terraza de dos departamentos. Todo comenzó en 1927, luego del ensanchamiento de la avenida Emilio Olmos que, por aquel entonces, se llamaba 24 de septiembre. Para llevar a cabo esta obra, el municipio –que encabezaba el propio Olmos– tuvo que demoler la propiedad que se encontraba en la mencionada esquina, dejando un espacio demasiado estrecho como para construir algo más. Ahí comenzaron las disputas.

Algunos dicen que eran vecinos, otros, que eran hermanos. Lo cierto es que, hasta el día de hoy, se desconocen sus nombres… y hay muchos enigmas en torno al inmueble. No se sabe con certeza si el propietario de la parcela contigua (la que hoy se ubica detrás de La Mundial) quiso comprar el pequeño lote por un precio muy inferior a su valor de mercado, provocando la ira y negación del dueño, o si ocurrió a la inversa. Lo cierto es que ninguno cedió su terreno –literalmente hablando–, dando como resultado esta ‘anomalía’ arquitectónica.

El auto de siete asientos y otros misterios de La Mundial

El edificio ‘Gillette’, cuyo filo parece cortar la calle Rivadavia, se inauguró en el año 1931. La compañía aseguradora que le dio nombre solía recibir allí a sus clientes, y las oficinas comerciales convivían con departamentos que se alquilaban a personas con muy buenos ingresos. Sus 850 metros cuadrados se distribuyen en siete niveles con dos inmuebles por piso. Hoy, la planta baja alberga dos locales comerciales, entre ellos la Panificadora Mediterránea ubicada en la esquina, donde se pueden apreciar fotografías antiguas que rescatan la historia de esta peculiar edificación, siempre acompañadas de un cortado.

El edificio más angosto de América del Sur
El edificio más angosto de América del SurPatricia Gallardo (Contenidos Digitales)

Cuando en los años cincuenta la aseguradora cayó en desgracia, las unidades se subdividieron y se vendieron por separado. Pero como todo edificio atípico, guarda su propia tradición, y unas cuantas leyendas urbanas difíciles de comprobar. Carlos Ighina, autor y periodista que realizó un encomiable tratamiento de la historia de Córdoba en el siglo XX, desde el punto de vista del fenómeno cultural, recopiló varias anécdotas sobre la ‘Gillette’. Contó que, “a finales de 1940, frente a la entrada principal del edificio se estacionaba un automóvil lustroso, con siete asientos. Este vehículo pertenecía a quien, por entonces, era el dueño de La Mundial. Este hombre habría ganado su fortuna explotando varios prostíbulos que funcionaban en cercanías del inmueble”. El dueño enviudó, y el fallecimiento de su esposa le produjo una tristeza tal que murió al poco tiempo.

Otro de los rumores asegura que “La Mundial” se levantó para esconder túneles que se habrían usado con fines ilícitos. Se habla de pasadizos secretos que conectan el edificio con iglesias de la zona, o que se construyó para hacer desaparecer dinero. Ninguna de estas versiones está chequeada, pero nada le quita su misterio y encanto, muy simple de observar a través de los ventanales de la tradicional confitería Real, ubicada justo en frente, en Olmos 101.

La Mundial está clasificada como patrimonio histórico por el municipio de la capital cordobesa, ostenta la calificación alta, por lo cual no se puede demoler y se deben conservar sus fachadas y ambientes principales. Es un punto de interés imperdible para los turistas y un orgullo para los locales, que se pueden jactar de tener el edificio más angosto de Sudamérica.

El edificio más angosto de América del Sur
El edificio más angosto de América del Sur

Más amplia que una ‘rodaja de polenta’

No podemos terminar esta nota sin mencionar al edificio más angosto del mundo, ese que le roba la corona a la ‘Gillette’, con sus 4,35 metros de profundidad en su parte más ancha y solo 54 centímetros en su esquina más angosta. Se trata de la Casa Scaccabarozzi, conocida por los turineses como ‘fetta di polenta’ (rodaja de polenta): una construcción histórica de la ciudad italiana, situada en la intersección de Corso San Maurizio con la Via Giulia di Barolo, en el barrio de Vanchiglia.

Como retribución por las obras que realizó en 1840, en el floreciente suburbio de Vanchiglia, se le cedió esta pequeña parcela al diseñador Alessandro Antonelli. Después de que fracasaran las negociaciones para adquirir el terreno lindante, tal vez como un reto o para ganar una apuesta, Antonelli decidió construir allí un inmueble de renta con un apartamento en cada planta. El edificio se levantó en varias fases: en 1840 se construyeron las primeras cuatro plantas y posteriormente se añadieron otras dos. En 1881 se sumó la última planta, lo que para muchos representa una verdadera proeza técnica.

Casa Scaccabarozzi
Casa ScaccabarozziWikipedia

La casa toma su nombre oficial del apellido de la esposa del arquitecto, Francesca Scaccabarozzi, una aristócrata originaria de Cremona. La pareja vivió allí durante unos pocos años, antes de trasladarse a un edificio cercano, también diseñado por Antonelli, pero su legado ya forma parte de la historia: su particular color amarillo ocre y su planta con forma de trapecio estrecho –similar a una rodaja de polenta– fue lo que le valió su cariñoso apodo.

Por Jessica Blady