El efecto negativo de las pantallas en la primera infancia
Los niños hasta los dos años no necesitan consumo digital, sino más exploración práctica y socialización para desarrollar sus habilidades cognitivas, de lenguaje, motrices y emocionales. Cuáles son los daños del exceso de virtualidad en la construcción de su identidad
Los bebés, los niños y las niñas pequeños crecen en entornos saturados con una variedad de tecnologías a un ritmo cada vez más acelerado. Es habitual observar a los bebés almorzando o cenando mientras miran su contenido favorito en la tablet o scroleando (N.del R: moviendo verticalmente el dedo por la pantalla) el celular de sus papás en búsqueda de imágenes llamativas, coloridas y sonoras.
Cuando un bebé o un niño pequeño mira la pantalla no mira su plato, lo que está comiendo, y tampoco interactúa con su familia o con otros niños.
En un primer momento muchos de nosotros pensamos que los nuevos medios digitales podrían potenciar algunas áreas del aprendizaje, pero temíamos al mismo tiempo las consecuencias de su uso excesivo en períodos cruciales del desarrollo del cerebro y de las relaciones interpersonales. El temor se fundamentó hace algunos años, aunque no se conozca demasiado.
«La evidencia de los beneficios de los medios digitales en edades tempranas aún es limitada; la interacción de los adultos es crucial e ineludible para la comprensión», expresó la psicóloga
Las investigaciones
En 2016 la Academia Americana de Pediatría (AAP) publicó “Media and Young Minds”, un estudio que revisa toda la evidencia existente sobre el impacto de los medios digitales en los niños: televisión, videos y tecnologías móviles/interactivas y el potencial beneficio educativo y los problemas relacionados a la salud en niños pequeños (0 a 5 años).
Las conclusiones fueron que los niños y niñas menores de 2 años necesitan exploración práctica e interacción social con cuidadores de confianza para desarrollar sus habilidades cognitivas, de lenguaje, motrices y socioemocionales.
Esto significa poder jugar con juguetes y diversos materiales, como plastilina o masa sensorial, diferentes texturas y aromas, trasvasamiento de líquidos e interacción con la comida. La interacción social se refiere a los vínculos que entablan los bebés y niños pequeños con los adultos a su alrededor y con otros niños y niñas.
«Debido a que sus habilidades simbólicas, de memoria y de atención son inmaduras, los bebés y niños pequeños no pueden aprender de los medios digitales tradicionales y necesitan interacción», dijo Almada (Foto: Archivo)
Aunque el estudio no lo refiere también se deben incluir como fundamental en la interacción emocional, sus juguetes favoritos, con los que duermen y calman sus angustias y/o miedo. Cuando se separan por un rato de su mamá, papá o cuidador primario algunos niños los necesitan para dormir o en situaciones estresantes.
El pediatra y psicoanalista Donald Winnicott lo conceptualizó, para una determinada etapa del desarrollo, como objeto transicional, porque justamente transiciona entre el yo-no-yo y ofrece consuelo ante situaciones difíciles de tramitar para los bebés. El niño lo elige y puede ser desde un peluche a una manta. La dimensión de la corporeidad, la piel y subjetividad infantil se ponen en juego para que nada pueda suplirlo, por ello no pueden ser virtuales.
La exploración a la que hace referencia el estudio se refiere al gorgojeo de los bebés, al parlotear de los niños y niñas pequeños, escuchar, sonreír, reír, establecer negociaciones por un juguete, llorar, gritar, patalear o consolar a un amiguito del jardín de infantes son parte de la lo que hace a la constitución subjetiva de lo humano.
«Se debe permitir que los niños tengan suficiente tiempo para participar en otras actividades importantes para su salud y desarrollo», manifestó Almada
Debido a que sus habilidades simbólicas, de memoria y de atención son inmaduras, los bebés y niños pequeños no pueden aprender de los medios digitales tradicionales y necesitan primero las interacciones con sus cuidadores primarios.
La evidencia demuestra que a partir de los 15 meses, los niños pequeños pueden aprender palabras nuevas con pantallas táctiles en estudios de laboratorio, pero tienen problemas para transferir este conocimiento al mundo tridimensional.
A los 24 meses los niños pueden aprender palabras a través de chats de video en vivo con un adulto receptivo o desde una pantalla táctil interactiva que ayuda al niño a elegir las respuestas relevantes.
También pueden responder al uso de videollamadas como una forma que facilita la conexión social. El estudio reveló que los bebés y los niños pequeños de la muestra participaban regularmente en videollamadas, pero necesitaban el apoyo de los padres para comprender lo que estaban viendo.
Durante la pandemia, el uso de videollamadas y «zoompleaños» fue moneda corriente (Freepik)
En el aislamiento obligatorio por coronavirus esta forma de comunicarnos se hizo muy frecuente y ya no se trató de parientes lejanos sino de la imposibilidad de encontrarse. La conversión de la vida a lo virtual nos sumergió de lleno en el trabajo, enseñanza, aprendizaje,“zoompleaños” y todo tipo evento virtual en el que participaron también bebés, niños y niñas pequeños a los que debieron adaptarse con ayuda.
La evidencia de los beneficios de los medios digitales en edades tempranas aún es limitada, la interacción de los adultos con el niño o la niña durante el uso de los medios es crucial e ineludible por la comprensión y sigue habiendo evidencia de daño por el uso excesivo.
El estadio del espejo
Cuando J.A. Lacan presentó ante la comunidad científica sus hallazgos en relación a lo que llamó el estadio del espejo (como formador del yo, tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica), demostró cómo el niño cuando se enfrenta a su reflejo especular, ante el espejo, anticipa la unidad corporal de la que carece todavía.
«Al igual que en el estadio del espejo, la tecnología puede ofrecer una imagen idealizada o alterada de nosotros mismos, lo que puede influir en nuestra construcción de la identidad», advirtió Almada
El niño queda fascinado por su reflejo y lo asume con emoción, como propia, a diferencia del chimpancé que a la misma edad asume que su imagen reflejada en el espejo es algo ilusorio y la desestima.
Desde allí, el estadio del espejo es conceptualizado como un proceso complejo que tiene lugar entre los 6 y los 18 meses de vida, en el que se conforma el yo. El niño observa una imagen íntegra que le muestra su mamá en el espejo, “ese sos vos”, le dice y lo nombra. Aunque por su prematuración natural, la incoordinación motriz y la necesidad de sostén real de los primeros meses de vida, lo engaña. Ese no es él, es su imagen reflejada.
Esta asunción ocupa un lugar fundante en el ser humano, la diferenciación entre yo y no-yo y provoca una confusión entre lo que pertenece al niño (al yo) y lo que puede ubicarse en el reflejo especular (el otro).
«Es muy importante crear tiempo y espacio para conectarse con los bebés y niños pequeños para jugar, conversar, leer y compartir «, aconsejó Almada
La tecnología, especialmente las redes sociales y los medios digitales, nos ofrecen una representación externa de nosotros mismos. Al igual que en el estadio del espejo, la tecnología puede ofrecer una imagen idealizada o alterada de nosotros mismos, lo que puede influir en nuestra construcción de la identidad y en la forma en que nos relacionamos con los demás.
Este “nuevo acto psíquico” del que hablaba Lacan hoy ¿estará acompañado y/o sustituido por otro ojo especular, el de las pantallas? y esta sospecha nos da lugar también a preguntarnos acerca de los nuevos modos de subjetivación infantil y sus consecuencias.
Por ahora lo que sabemos es que, según el estudio realizado por la AAP, algunos programas creados para niños pueden mejorar los resultados cognitivos. Se trata de los que su contenido se basa en la alfabetización y habilidades sociales de los niños de 3 a 5 años de edad.
«Entregarle un dispositivo no calma a un niño, solo lo distrae y aprende que esa es la única forma de tranquilizarse», indicó Almada (gettyimages)
Por su parte, los libros digitales (eBooks) a menudo vienen con mejoras interactivas que, según sugiere la investigación, pueden disminuir la comprensión del contenido del niño o las interacciones de lectura dialógica de los padres cuando los efectos visuales distraen.
Por lo tanto, se necesita que las familias interactúen con los niños durante la lectura de un libro electrónico, como lo harían con un libro impreso. Aquí nuevamente se necesita del soporte humano para llevar adelante la comprensión.
Calmar un berrinche con pantallas
Muchas veces vemos bebés y niños pequeños que se calman solo cuando se les entrega un dispositivo electrónico. El berrinche tiene fin cuando el pequeño lo recibe. Esta acción a algunos les resulta graciosa cuando se comparte en las redes sociales y obtiene la aprobación de miles con los “me gusta”. El problema es que ese niño o niña que está sobrepasado por sus propias emociones, no se trata de un superfluo capricho sino de no poder autorregularse, porque es muy pequeño todavía y no sabe cómo hacerlo. Entregarle un dispositivo no lo calma, solo lo distrae y aprende que esa es la única forma de tranquilizarse.
«Para los niños de 2 a 5 años de edad, limitar el uso de la pantalla a 1 hora por día de programación de alta calidad», aconsejó Almada
Preocupaciones de salud y desarrollo
El uso intensivo de los medios durante los años preescolares se asocia con aumentos de peso. Se cree que la exposición a la publicidad de alimentos y ver la pantalla mientras se come disminuye la atención a las señales de saciedad y lo que es peor aún no saber lo que se come.
En relación al sueño se descubrió que la mayor duración de la exposición a los medios y la presencia de una computadora, celular o tablet en el dormitorio en la primera infancia se han asociado con menos minutos de sueño por noche.
Incluso los bebés expuestos a los medios en las horas de la noche muestran una duración del sueño nocturno significativamente más corta que aquellos que no están expuestos a la pantalla por la noche. Los estudios continúan mostrando asociaciones entre la exposición prolongada en la primera infancia y retrasos cognitivos del lenguaje y sociales/emocionales.
«Cuando un bebé o un niño pequeño mira la pantalla no mira su plato, lo que está comiendo, y tampoco interactúa con su familia o con otros niños», explicó Almada
Conclusiones y consejos
El uso intensivo de dispositivos móviles por parte de los padres distrae de las interacciones entre padres e hijos y del juego infantil, se asocia con menos interacciones verbales y no verbales entre padres e hijos y puede estar asociado con más conflictos entre ellos. Se puede ver a menudo en una mesa familiar a casi todos los integrantes de varias generaciones sumidos en las pantallas de sus celulares, y esta práctica se ha naturalizado. El uso de los dispositivos por parte de los padres es un fuerte predictor de los hábitos de uso por parte de los niños.
Las conclusiones del estudio fueron:
– Son múltiples los problemas de desarrollo y salud para los niños pequeños que usan en exceso todas las formas de medios digitales.
– Se recomienda limitar de tiempo en el uso de medios digitales para niños de 2 a 5 años a no más de 1 hora por día para permitir que los niños tengan suficiente tiempo para participar en otras actividades importantes para su salud y desarrollo.
«La interacción social se refiere a los vínculos que entablan los bebés y niños pequeños con los adultos a su alrededor y con otros niños y niñas», expresó Almada (Getty Images)
– El contenido educativo/psicosocial es fundamental en lugar de contenido de índole violenta.
– Es muy importante crear tiempo y espacio para conectarse con los bebés y niños pequeños para jugar y conversar, leer y compartir
Algunas recomendaciones:
– Evitar el uso de medios digitales (excepto chats de video con compañía) en niños y niñas menores de 18 a 24 meses.
– Para niños de 18 a 24 meses, si se desea introducir medios digitales, elegir programación de alta calidad y usar los medios junto con el hijo o hija.
– No sentirse presionado por el temor a que el hijo o hija quede fuera del mercado educativo y por ello introducir la tecnología antes de tiempo. El mundo digital es intuitivo, los niños lo descubrirán rápidamente una vez que empiecen a usarlo en la casa o en la escuela.
«El gorgojeo de los bebés, el parlotear de los pequeños, escuchar, sonreír, reír, establecer negociaciones por un juguete, llorar, gritar, patalear son parte de la lo que hace a la constitución subjetiva de lo humano», expresó la psicóloga
– Para los niños de 2 a 5 años, limitar el uso de la pantalla a 1 hora por día de programación de alta calidad.
– Quedarse con ellos mirando, ayudarlos a comprender lo que están viendo y a aplicar lo que aprenden al mundo que los rodea.
– Eludir los programas de ritmo acelerado (los niños pequeños tampoco los entienden).
– Evitar usar el celular o tablet como forma de calmar al hijo de un berrinche. Esto lo condiciona a calmarse de la misma manera siempre sin comprender qué le pasa y así, sobreestimulado, no logrará autorregularse.
– Supervisar el contenido multimedia y las aplicaciones: probarlos antes. Jugar con el niño y conversar sobre lo que piensa y siente sobre las mismas, aunque sea muy chiquito, siempre tiene una opinión para dar.
Fuente: https://www.infobae.com/salud/2023/06/28/el-efecto-negativo-de-las-pantallas-en-la-primera-infancia-menos-juegos-y-mas-problemas-en-la-interaccion-social/