El genio indio que hizo posible la videollamada
El ingeniero electrónico indio se estableció con su esposa en el norte del país. “Buscábamos ser gente pura y académica”, recuerda de sus tiempos como investigador.
En el octavo capítulo de la quinta temporada de This Is Us, serie de Amazon, se incluye la historia real del indio Nasir Ahmed, ingeniero electrónico, y su mujer, la tucumana Esther Pariente, profesora de inglés y doctora en Letras.
En una escena, en la piel de la actriz Katie Sarife, Esther le reclama a Nasir (Abhi Sinha) en la cocina de su casa:
-Te pedí que, al menos por una vez, llegaras temprano para cenar con tu hijo. Él estaba muy ilusionado… Quería darte la pizza que te preparó…
-Quise llegar a tiempo…
-¿Qué podías estar haciendo en tu trabajo que fuera más importante que nosotros?
-Estoy muy cerca de algo enorme…
Nasir y Esther, con su hijo Michael.
¿A qué se refería el hombre de saco y corbata y con anteojos nerd? ¿Qué era eso enorme que le impedía compartir la mesa familiar?
Una fórmula matemática. Una idea que, en aquel momento, 1974, no tenía la dimensión que alcanzó en estos días de pandemia de coronavirus: el algoritmo que finalmente desarrolló Nasir, la Transformada de Coseno Discreta, sirvió de base para poder comprimir datos y enviar imágenes y videos por Internet. Sí, para hacer videollamadas. Y más: para que existan las cámaras digitales, la televisión de alta definición y las películas en DVD. Una idea que cambió al mundo.
“No sabía que se iba a convertir en algo tan importante. En aquel tiempo, y por más que estuviéramos en los Estados Unidos, la tecnología digital recién estaba dando sus primeros pasos”, comenta Nasir, de 81 años, en español muy claro, desde su departamento de Yerba Buena, Tucumán.
“El trabajo que hacíamos en aquellos años era muy distinto al que se hace ahora. Los investigadores teníamos que programar todo a través de tarjetas de computadora. Después, esos programas se ingresaban en la gran computadora de IBM de la universidad de Kansas en la que yo trabajaba… Al final, este algoritmo se convirtió en la manera más eficiente de tomar una imagen o un video, procesarlo de una manera en la que pudiera ser comprimido y enviarlo a cualquier parte”.
-¿No cobró nada por su idea? Hoy, si la vendiera a una empresa de tecnología sería millonario.
-No cobré nada. El prestigio estaba en publicar, no en el dinero ni en cosas por el estilo. La industria era considerada algo aparte de la investigación. Nosotros buscábamos ser gente pura y académica, y eso te permitía crecer en tu carrera en la universidad. Había una frase que se usaba mucho: “Publique o perezca”.
Otra imagen familiar de Nasir Ahmed.
Al principio le rechazaron su proyecto. Pero Nasir, tenaz, convencido de que su idea era poderosa, insistió. «Para poder trabajar en mi investigación le escribí una propuesta a la Fundación Nacional de las Ciencias, que vendría a ser algo así como el Conicet en la Argentina. Pensé que me la iban a aceptar porque era muy novedosa. Sin embargo, me la rechazaron porque dijeron que era un planteo muy simple. Entonces, en lugar de bajar los brazos, le dije a mi mujer que intuía que estaba en el camino correcto. Y por eso quise seguir trabajando… Pero como ya teníamos un hijo, le pregunté a ella: “¿Podemos estar los tres meses del verano sin cobrar ningún sueldo?”. Y ella me respondió: “Sí, de alguna manera nos vamos a arreglar”. Así que seguí investigando… No era fácil. Cada imagen tiene mucha información, muchos píxeles. Y logré llegar a este algoritmo».
Cuando terminó su tarea, Nasir le mandó los resultados a un amigo que trabajaba en la Universidad del Sur de California. Y él le dijo: “Publicá ya mismo los resultados como un paper corto”. Le hizo caso. Y desde aquel momento todo el mundo científico empezó a referirse a ese artículo de cuatro páginas. Fue un éxito. Si bien se publicaron algoritmos de características similares, la Transformada de Coseno Discreta fue la fórmula más usada. Y se convirtió en un standard. «Conmigo trabajaron otros dos investigadores, T. Natarajan y K. R. Rao. Pero yo fui el autor principal», avanza Ahmed.
-Su mujer dice que a usted no le gusta usar el Zoom.
-No es que no me gusta, me incomoda… Prefiero hablar por teléfono sin prender la camarita, a la antigua. Pero me hace muy feliz que todo el mundo pueda usar esta tecnología.Play VideoVideo: documental sobre Nasir Ahmed
De Bangalore, India, Nasir se crió con sus abuelos paternos. Su padre, que estudió ciencias sociales, trabajaba como funcionario del Gobierno y viajaba por todo el país. Su mamá era ama de casa. Su hermana, dos años menor que él, también se dedicó a estudiar: es bioquímica y vive en Pakistán.
“En la escuela secundaria, que era igual a las escuelas inglesas, jugué al cricket… Es más, fui el capitán del equipo”, recuerda Nasir con orgullo, y como para dejar en claro que en medio de su vida académica siempre se hizo un lugar para la actividad física. “También practiqué boxeo: ¡pero era un desastre!”.
Muy buen alumno, siguió sus estudios en la Universidad de Bangladesh, donde se recibió de ingeniero electrónico a los 21 años, en 1961. Pocos meses después, con una beca, llegó a los Estados Unidos para trabajar en su maestría en la Universidad de Nuevo México.
Allí, entre libros y pizarrones, Nasir descubrió el amor: “Se hizo un encuentro de alumnos. Cuando vi a Quelita (así nombra a Esther), me pareció que era Sofía Loren… ¡Una belleza! ¡Una actriz de cine! Tenía pollera, guantes, zapatos con tacos… Muy elegante”.
Quelita, que en realidad se llama Socorro Esther del Valle Pariente y también tiene 81 años, sintió un flechazo similar cuando conoció a Nasir: “Quedé impactada con esa sonrisita de perlas…”, suelta, remarcando los diminutivos, por qué no, con una tonada que recuerda a la inolvidable Mercedes Sosa.
“Nasir me invitó a tomar un café… Pero primero me llevó al aeropuerto de Albuquerque, en Nuevo México, desde donde se podía tener una gran vista de la ciudad. ¡Una situación muy romántica!”.
Nasir y Michael, felices.
La menor de diez hermanos, Esther se crió en Monteros, una ciudad de 25.000 habitantes a 50 kilómetros de la capital de Tucumán. Su papá, que falleció cuando ella tenía 11 meses, era agricultor en Santa Lucía, camino a Tafí del Valle. Su mamá era ama de casa.
Después de terminar el secundario en una escuela normal, Esther se recibió de profesora de inglés en la Universidad Nacional de Tucumán. Y, también con una beca, se fue a los Estados Unidos a perfeccionarse en literatura latinoamericana en la misma universidad donde Nasir cursaba su posgrado. Su tesis de doctorado la hizo con un trabajo en el que analizó la obra de su escritor preferido, Ernesto Sábato.
La pasión entre el indio y la tucumana prosperó rápidamente. Fue, como se dice, volcánica, muy intensa. “¡Y nos casamos cuatro veces!”, se divierte Pariente. “El 11 de enero de 2022 cumplimos 57 años de la primera vez, que fue en 1965”.
¿Por qué hubo tantos enlaces? Primero se casaron por civil e iglesia en Albuquerque. Después, para que el matrimonio tuviera validez en la India, se volvieron a casar en Chicago. Y finalmente, en 1966, pasaron otra vez por el registro en un viaje que hicieron al país de origen del ingeniero.
En 1968, debido a que Nasir había conseguido trabajo fuera de la universidad, en una empresa digital, se instalaron en Minnesota, “una ciudad muy fría, en la que la temperatura llega a los 20 grados bajo cero”, describe Esther. Allí tuvieron a su único hijo, Michael, que hoy tiene 53 años y vive en Las Vegas junto a su mujer. «Michael no tuvo hijos, pero siempre se llevó muy bien con la hija que su mujer había tenido en una relación anterior», explica Esther.
También recibido en la Universidad de Nuevo México, Michael trabaja de abogado en su propio estudio, que se llama Pariente Law Firm. “Su especialidad es el derecho penal y se dedica a casos de violencia de género”, profundiza su mamá. «Y le han dado algunos premios por su desempeño profesional».
Gastón Bigio los filmó por primera vez.
Antes de instalarse en Tucumán, Nasir y Esther vivían en La Jolla, California. Y a su hijo lo veían al menos una vez por año. “El viaje en auto a Las Vegas dura unas cuatro horas”, puntualiza Esther. “Pero después, por la pandemia, nos quedamos en Yerba Buena. Y empezamos a vernos a través de Zoom…”.
¿Michael conoce Tucumán? «Sí, por supuesto», aclara Esther. «Nosotros siempre estuvimos yendo y viniendo de los Estados Unidos a mi Tucumán querido… A Michael, además, le encanta viajar por todas partes. Es muy cosmopolita. Ahora, por ejemplo, estuvo unos días en la India y nos mandó una foto en el mausoleo del Taj Mahal».
Queda dicho: una parte de la historia de Nasir y Esther se pudo ver en This Is Us, la ficción que muestra el recorrido de la familia Pearson a través de las décadas: desde que Jack y Rebecca (Milo Ventimiglia y Mandy Moore) eran padres jóvenes en los años ’80 hasta la vida en la actualidad de sus hijos Kevin (Justin Hartley), Kate (Chrissy Metz) y Randall (Sterling K. Brown), con sus logros y frustraciones.
“Vi el capítulo de This Is Us que muestra a Nasir y Esther y me voló la cabeza”, confiesa Gastón Bigio, prestigioso publicista que hace diez meses decidió filmar a la pareja. “A los dueños de las millonarias empresas de tecnología, que son unos genios, los conocemos todos, pero sin Nasir no hubieran existido ni Zoom ni Facetime ni el JPG. Cuando quise saber más sobre él, me di cuenta de que no había ningún video en Internet, justamente, del hombre que inventó la videollamada y la transmisión de fotos y videos por internet. Raro, ¿no? Nada”, agrega el fundador de la agencia GUT.
“Cuando supe que su adorable mujer, Queli, era tucumana, tuve el presentimiento de que podrían estar en la Argentina», avanza Bigio. «Luego de decenas de llamados decidí viajar a Yerba Buena y pude entrevistarlos en el living de su departamento. Un placer. Ellos estaban encerrados, como las miles de millones de personas que usaron durante la pandemia el algoritmo que creó Nasir. ¿Cómo podía agradecerles tanto? El video que armamos fue la primera grabación de Ahmed en la que cuenta cómo descubrió el algoritmo que transformó al mundo. Fue muy emocionante hacerlo”.
Bigio no dudó: acompañado por el director Ignacio Aveillé y la sonidista Paula Ramírez, se tomó un avión y estuvo durante menos de un día en Tucumán, donde produjo su documental. “Con Nasir y Esther compartimos unas tres horas… Además de filmarlos, fuimos a comer a la parrilla del barrio a la que ellos van muy seguido”, comenta el realizador, encantado con la experiencia. “En eso, se me acercó uno de los mozos y me preguntó: ‘¿Quién es este indio?’. Entonces le respondí: ‘¿Tenés un teléfono celular? Si a tu familia le mandás fotos y videos es gracias a él’. ‘¡No te puedo creer!’, se sorprendió el hombre. Y le empezó a gritar a su compañero de trabajo en la parrilla: ‘¡Jorge, el indio es un genio!’”.
En 2018 presentaron su libro «Quelli y Nasir, vidas paralelas en el espacio curvo».
Bigio habla con devoción, como si Nasir y Esther ya formaran parte de su familia. El afecto es recíproco: ellos se refieren a él como Gastoncito.
Titulado In the room, el capítulo de la serie que presenta a Ahmed-Pariente tuvo mucha repercusión. “Saber que Nasir Ahmed es tendencia en las redes sociales es lo que más me gusta de las cinco temporadas que llevamos con este proyecto”, comentó Dan Fogelman, el director.
Los fans de This Is Us también fueron muy elogiosos con el ingeniero indio. “Siempre le voy a estar agradecida a Nasir Ahmed, que me permitió conectarme con mi hija, que vive en Estambul, Turquía, y a quien no veo desde hace dos años”, señaló en Twitter la usuaria Debbie. “Sin la tecnología que ustedes crearon no hubiera podido atravesar el año pasado”, sumó Donna Graham en similar sintonía.
¿Por qué los guionistas de This Is Us decidieron darles a Nasir y Esther un protagonismo que ellos nunca habían imaginado conseguir? Simple: tal como lo explicaron en diversas entrevistas, fue una manera de homenajear a los científicos que permitieron que las personas siguieran conectadas más allá del virus.
“Nasir es una mente brillante”, comenta Esther, orgullosa de su marido. “No hay persona en el mundo a quien admire más que a él. Y por eso, aunque hayan pasado casi 50 años, me alegra mucho que le llegue este reconocimiento. Es un sueño. Eso sí, en This Is Us me muestran fumando… ¡Y yo nunca toqué un cigarrillo!”, se ríe.
La pareja, en los años ’60.
La vida de la pareja en Yerba Buena es muy sencilla. Les gusta salir a caminar, ir de paseo al shopping Portal, mirar alguna película. «Mi director preferido es Fellini: un maestro“, confiesa Nasir.
«Cuando Nasir se jubiló en 2002, a los 62 años, me dijo: ‘Ya trabajé demasiado… Así que ahora me jubilo un poco antes de tiempo para disfrutar de lo que me queda de vida, porque ya se sabe que las mujeres viven más años que los hombres…’”, recuerda Esther.
Instalados en un departamento de dos ambientes (“en un tercer piso con un balconcito”, según describe Bigio), sus ingresos provienen de sus jubilaciones como docentes. Nasir es profesor emérito de la Universidad de Nuevo México, donde llegó a ser decano de ingeniería electrónica y de los estudios de posgrado. Y Esther, además de trabajar como docente de inglés, fue traductora.
“Vivimos bien, no nos podemos quejar. Nos damos los gustos que nos queremos dar. Pero no es que estamos nadando en plata, como podrían pensar algunos…”, sigue Esther. “Trabajamos mucho. Y ahorramos toda la vida”.
¿Los vecinos están al tanto de la obra de Nasir? ¿Saben que en su mismo barrio vive una eminencia? No mucho. “Al que encuentro por la calle le digo que vea This Is Us…”, dice Quelita y se vuelve a reír.
En 2018, en Tucumán, la pareja presentó el libro que escribieron juntos: Queli y Nasir, vidas paralelas en el espacio curvo. “Contamos nuestra historia, el primer viaje que hizo Nasir a Monteros en 1963 para pedirle la mano a mi mamá. Increíble, ¿no?”, profundiza Pariente. «En aquella época se hacía así».
La pareja también ha visitado varias veces Buenos Aires. «Fuimos al Teatro Colón, a la casa de Ernesto Sábato en Santos Lugares… De ese paseo fascinante nos impactó mucho el verde del lugar», comenta la mujer.
-¿Planean quedarse para siempre en Tucumán?
-El departamento de Yerba Buena lo compramos «desde el pozo”, una frase que aprendió a decir Nasir y le encanta repetir a cada rato… Cuando termine todo esto de la pandemia, la idea es volver una vez más a los Estados Unidos, estar allí unos días y después sí, radicarnos definitivamente en Tucumán. Estamos felices con esta ciudad. El calorcito tucumano nos encanta…
“¡Y a mí me gustan mucho las empanadas tucumanas!”, aporta Nasir. “Por calidad y variedad, la comida argentina es la mejor del mundo”.
–¿Le gusta cocinar?
-No, yo sólo superviso… Esther cocina como los dioses. Es más, un amigo mío le enseñó a preparar un curry maravilloso…
No son pocos los que opinan que, “por su aporte a la humanidad”, Ahmed debería recibir el Premio Nobel de la Paz. “Yo no tengo aspiraciones… Estoy muy feliz con mi vida. Y ahora me da mucha felicidad el éxito de mis alumnos…”, comenta el indio, que por ahora no ha tenido contacto con nadie del Gobierno argentino, de la UBA ni del Conicet. “Tengo una típica personalidad de la India: si hay mucha atención sobre mí, me pongo muy nervioso”, señala.
-¿Está pensando alguna nueva idea revolucionaria?
-Honestamente, no. A mi edad, cada día es un regalo de Dios. Y lo que más quiero es tener salud y tranquilidad.
Fuente: https://www.clarin.com/historias/nasir-ahmed-genio-indio-hizo-posible-videollamada-retratan-this-is-us-vive-mujer-tucumana-yerba-buena_0_ljIUGuvCi.html