El hábito de comerse las uñas
- Muchas veces este hábito se hereda por conductas de los padres.
- La psicología explica que si se prolonga morderse las uñas puede ser signo de algo más serio.
Morderse y comerse las uñas es un hábito común que afecta a muchas personas, tanto niños como adultos. ¿Cuántas veces te has sorprendido mordiendo tus uñas mientras estás concentrado en una tarea? ¿O al ver una película estresante?
Este comportamiento, conocido como onicofagia, puede tener diversas causas y manifestaciones.
A medida que este hábito se repite puede volverse más difícil de controlar, generando un ciclo en el que la persona se siente atrapada entre el impulso de morderse las uñas y el deseo de dejar de hacerlo.
Entender las razones detrás de esta costumbre puede ser clave para superarlo. A través de la exploración de factores emocionales y psicológicos, es posible desentrañar las raíces de la onicofagia y encontrar estrategias efectivas para abordarla.
¿Por qué te muerdes las uñas? La psicología detrás de este hábito
¿Por qué te muerdes las uñas? La psicología detrás de este hábito./ Imagen de Pete en Pixabay.
El sitio Tua Saúde de divulgación médica explica que la onicofagia puede afectar tanto a mujeres como a hombres, pudiendo iniciarse en la infancia y persistir durante la vida adulta si no es tratado.
Y advierte en su sitio que “El hábito de comerse las uñas está muy relacionado a la ansiedad, a sentimientos de inseguridad y estrés, asociándose a una disminución de la tensión, con lo cual las personas justifican la persistencia de la conducta pese al dolor y a las consecuencias antiestéticas”
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Y detalla que, si mantenemos este hábito por tiempo prolongado, puede causar daños en los dientes y dedos, dándoles un aspecto descuidado, además de promover el desarrollo de infecciones en la piel que puedan necesitar tratamiento.
Trastornos emocionales: lo malo de morderse las uñas
Muchas veces, comerse las uñas desnudan un trastorno emocional. Ansiedad. Estrés. Hábito.
A veces uno se encuentra mordiéndose las uñas. Puede que no sea solo por nervios, sino también por el aburrimiento o incluso porque te relaja saborear esas células muertas ricas en queratina. Sin embargo, es importante saber que este hábito puede llevar a consecuencias más graves de lo que se piensa.
Según el sitio El Confidencial, morderse las uñas, junto con otros comportamientos repetitivos como arrancarse el pelo o rascarse la piel, puede ser indicativo de trastornos más serios.
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Aunque algunas personas pueden tener costumbres peculiares, como comer piedras o tatuarse la cara de futbolistas, la onicofagia (morderse las uñas) puede ser un signo de problemas emocionales subyacentes que deben ser abordados.
Este comportamiento compulsivo puede tener un trasfondo emocional complejo. Muchas veces, morderse las uñas se relaciona con la búsqueda de alivio ante situaciones de ansiedad, estrés o inseguridad, explican los expertos en psicología.
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La acción de llevarse las manos a la boca puede ofrecer un momento temporal de confort, pero a la larga, genera un ciclo de culpa y vergüenza que solo exacerba la ansiedad.
Es crucial entender que este hábito no solo afecta la salud física, como la integridad de las uñas y la piel de los dedos, sino que también puede influir en la autoestima de la persona, creando un ciclo vicioso que puede ser difícil de romper.
Los problemas de morderse las uñas
Los problemas de morderse las uñas. Infecciones complejas. La terapia psicológica es un buen comienzo.
En un material difundido por la Universidad Veracruzana de México en su web, sus especialistas nos dicen que «cuando la situación es leve las consecuencias sólo son cosméticas, en tanto que lo único afectado realmente es el aspecto, resultando descuidado. En los casos más severos las uñas terminan muy dañadas y es posible manifestar las siguientes alteraciones:
- Lesiones en las cutículas.
- Deformación de las uñas.
- Deformación de las articulaciones de los dedos.
- Paroniquia (infección bacteriana o micótica en la piel situada alrededor de las uñas que aparece hinchada y enrojecida, puede llegar a ser crónica).
- Complicaciones dentales y de la articulación temporomandibular.
- Malestar psicológico, pues los afectados llegan a sentirse avergonzados de la apariencia de sus uñas, que suele ser juzgada socialmente de modo severo si es desagradable.
La influencia del entorno también juega un papel importante en el desarrollo de este comportamiento. La presión social, los modelos familiares y la imitación de conductas observadas en otras personas pueden contribuir a que uno comience a morderse las uñas.
Cuando empieza desde la niñez
Morderse las uñas. Muchas veces el hábito empieza en la niñez. E imitan a alguien de la familia./ Foto: Shutterstock.
Esto es especialmente evidente en la infancia, cuando los niños suelen copiar lo que ven en adultos o compañeros. Además, el estrés escolar o social puede intensificar este comportamiento, convirtiéndose en un mecanismo de afrontamiento poco saludable que persiste hasta la adultez.
Es fundamental reconocer que, aunque puede no haber una «cura» definitiva, existen tratamientos efectivos disponibles, desde terapia cognitiva hasta medicación. La clave para la recuperación es aceptar el problema y buscar la ayuda adecuada.
La Universidad Veracruzana de México también asesora en su página de dominio público acerca de algunas recomendaciones cuando se padece este problema. Son cuatro y muy claras:
Cuidarse las uñas, pintarlas y protegerlas puede ser un camino de cambio./ Foto: Shutterstock.
- Cuidar las uñas: limarlas, pintarlas, colocarles algún esmalte transparente; asimismo, dejarlas crecer o recurrir a una sustancia con sabor desagradable para untárselas, de manera que nos alerte ante la conducta repetitiva.
- Retirar la mano de la boca en cuanto se percibe el deseo de morder y ocuparla en alguna otra cosa.
- Identificar las situaciones que inducen el comportamiento obsesivo e intentar neutralizar el estímulo.
- Acudir con un psicólogo o psiquiatra para atacar el problema frontalmente.
En conclusión, entender el trasfondo de por qué nos mordemos las uñas es el primer paso para abordar este hábito y mejorar nuestro bienestar emocional y físico. Al reconocer las causas y efectos, y al buscar la ayuda necesaria, se puede lograr un cambio significativo.
No estás solo o sola en esto; muchas personas luchan con comportamientos similares, y con el apoyo adecuado, es posible encontrar estrategias para superar estos desafíos y recuperar el control sobre tu salud y bienestar.
Fuente: https://www.clarin.com/internacional/mordes-psicologia-descifra_0_chXei59vrJ.html