El mundo digital, un desafío para los padres
Existen atracciones tecnológicas para nuestros hijos en redes sociales y pantallas que los atrapan más que el mejor parque de diversiones del mundo. Hay que tenerlo en cuenta.
Ser padres hoy nos pone en evidencia que existen atracciones tecnológicas para nuestros hijos en redes sociales y pantallas que los atrapan más que el mejor parque de diversiones del mundo. No solo eso, además parecen cobrar vida y conocerlos más que nosotros, proponiéndoles según sus intereses y gustos actividades o incluso nuevos amigos, al punto tal que sienten que no pueden estar desconectados mucho tiempo.
Lo primero que tenemos que reconocer es que no existe un mundo tecnológico y otro que no lo es. Existe un mundo con tecnología que nuestros hijos conocen y manejan muy bien. En este contexto, la única opción es hacernos cargo de ello e incorporar a nuestras tareas tradicionales aquellas que nos lleven al ejercicio de una parentalidad digital positiva.
Pero, definitivamente, no hay una respuesta mágica ni una receta de pasos a seguir. En primer lugar, todo dependerá de la edad de los hijos y es imprescindible saber lo importante que resulta la guía de los padres en una edad temprana para que, a medida que los chicos crecen y adquieren autonomía en la toma de decisiones, el uso responsable de dispositivos y redes sociales se vaya transformando en un hábito positivo adquirido.
Con los pequeños, por ejemplo, es recomendable mantener momentos sin pantallas entre padres e hijos. Y si bien podemos establecer límites de tiempo frente a las pantallas como recurso, será igual de importante que aprendan el valor irremplazable de una caricia, un abrazo o una mirada. Comidas en familia, momentos lúdicos al aire libre, manualidades o juegos de mesa, irse a dormir con un cuento narrado por mamá o papá, son algunas opciones que tenemos a nuestro alcance.
Una de las preguntas que más frecuentemente nos planteamos como padres: ¿Cuándo darles a nuestros hijos el primer celular? Quizá la respuesta sea nunca antes de que ellos lo pidan, probablemente cuando están más tiempo alejados de casa (alrededor de los 10 o 12 años).
En ese momento, cuando el acceso a internet se les presenta 100% disponible, podemos enseñarles lo que conocemos como “huella digital”: todo lo que publicamos sobre nosotros mismos o sobre los demás será parte de la identidad de esa persona para siempre. ¡Vaya responsabilidad que tenemos antes de hacer una publicación o dejar que otro la haga por nosotros!
Y con el acceso al celular también llega el WhatsApp, y esto puede ser una oportunidad. Podemos aprovechar esta vía de comunicación que a nuestros hijos les resulta tan amigable para aconsejar, poner límites o demostrar cariño. Los emojis y gifs son un vocabulario que ellos entienden muy bien, y nos permiten seguir ejerciendo nuestro rol del otro lado del celular.
A la vez, cuando las redes sociales empiezan a adquirir protagonismo en sus vidas debemos recordarles: no vivimos en dos mundos, uno virtual y uno real. Ambos son reales y lo que hacemos en uno influye al otro. Lejos de fomentar el aislamiento, las redes potencian su interacción con otros.
Es por ello que hay que conocer los riesgos y enseñarles a manejarse con sentido común, por ejemplo, si no nos parece sensato pararnos en una esquina de la ciudad repartiendo fotos de nuestras vacaciones a cualquier desconocido, tampoco tenemos por qué hacerlo virtualmente. Es necesario conocer las medidas de protección y seguridad. Pero igual de importante es saber manejarse, como en cualquier ámbito de la vida, con el autocuidado que nuestra persona merece.
Los hijos necesitan padres valientes, decididos a ejercer su función con seguridad y firmeza, educándolos para la vida y predicando con el ejemplo una parentalidad positiva en un mundo que no es digital, pero está cooptado por la tecnología.
Fuente: https://www.clarin.com/opinion/mundo-digital-desafio-parentalidad-positiva_0_xqb8HEewi6.html