Murió peleándole al fuego
«Vivía para los bomberos», recordó la madre de uno de los fallecidos en Iron Mountain
El incendio en el depósito de Iron Mountain ocurrido la mañana del 5 de febrero de 2014 se llevó la vida de diez personas, entre ellos la de Facundo Ricardo Ambrosi, bombero voluntario del cuartel Vuelta de Rocha, y su madre, Nora Fernández recordó el compromiso y la entrega de su hijo para ser bombero, en víspera del Día del Bombero Voluntario que se celebra cada 2 de junio.
«Estando en el cuartel vivía para los bomberos, como estaba salía. La peluquera siempre me decía que si se estaba cortando el pelo se iba con la cabeza a medio cortar, ponía la alarma y salía», dijo a Télam Fernández, quien también es bombera voluntaria.
La propagación del incendio provocó que la estructura metálica que sostenía el techo del depósito, ubicado en Azara 1245, comenzara a ceder por las altas temperaturas y derrumbara la pared de la calle Jovellanos, donde Facundo quedó atrapado.
«Cuando salís no te imaginás con lo que te vas a encontrar. Uno sale porque hay una emergencia. Nunca pensaron que iba a suceder esto, menos que iban a fallecer diez personas», recordó su madre.
Facundo Ambrosi pertenecía a una familia de bomberos voluntarios, su padre, Ricardo Ambrosi, era jefe de Bomberos y desde los 14 años comenzó como cadete.
«Su padre empezó a los 14 años, yo lo conocí a los 16, y estuvimos juntos durante 33 años», explicó Fernández, quien además detalló que Abel, uno de los tres hijos de Facundo, siguió la tradición familiar y con 15 años ahora es cadete: «Es la tercera generación, el abuelo, el padre, y ahora él».
Sobre la decisión de convertirse en bombero voluntario, Fernández la describió como una vocación y una elección en donde uno nunca sabe lo que va a pasar, «más que pensarlo hay que sentirlo, sentirlo con el corazón, a Facundo le pasó eso».
A la vida en el cuartel la definió como una situación hogareña «un poco distinta», «con peleas y risas es una familia», dijo.
Y agregó: «Uno reniega, pero siempre está en el mismo lugar, es largo y te lleva un montón de cosas, pero siempre seguís estando en el mismo lugar».
De una reunión barrial a más de 100 voluntarios activos: la historia del primer cuartel de bomberos
En 138 años, el primer cuartel de bomberos voluntarios en el barrio porteño de La Boca formado por los propios vecinos reunidos en una casa del barrio se transformó en un cuerpo operativo y de reserva con 99 miembros,116 incluyendo perros de apoyo que colaboran en los rescates y siete unidades entre vehículos y autobombas.
A fines del siglo XIX un grupo de vecinos de la Boca decidieron reunirse para hacerle frente a su precaria realidad a la que se sumaba un peligro implacable que hasta el momento no tenía solución: los incendios.
En aquel entonces ese barrio estaba asociado a la llegada de inmigrantes, cuyas malas condiciones de vida, hacinamiento e higiene, eran temas de recurrente preocupación.
El comienzo de la historia de la creación del primer cuartel de bomberos del país, contó a Télam Pablo José Rey, desde comunicación y prensa de Bomberos Voluntarios de La Boca, se remonta al mes de diciembre de 1883 cuando se desató un voraz incendio en Corti y Rivas, un reconocido comercio ubicado cerca de la ribera y en lo que hoy es la avenida Almirante Brown, de ese barrio porteño.
Entre el público que estaba mirando un joven de 20 años se destaca al grito de: «¡Adelante los que se animen, vamos apagar el incendio!»; fue entonces que se formó una cadena en la que hombres y mujeres portaban baldes con agua, que se llenaban en el río, para atacar el fuego.
Ese joven, Oreste Liberti, «se había convertido en el improvisado jefe de ese grupo de bomberos», explicó Rey.
Motivados por este suceso el 2 de junio de 1884, Tomás Liberti, padre del joven Oreste y de Atilio Liberti, organizó una reunión con un grupo de vecinos en su casa, donde decidieron organizarse para dar inicio a la iniciativa para la formación de la «Asociación Italiana de Bomberos Voluntarios de la Boca».
Las oficinas se instalaron en una casilla de madera en la calle Necochea, entre Lamadrid y Pedro de Mendoza, y al frente se colocó un letrero que decía «Volere è potere», cuyo significado es «Querer es poder».
Varios meses después llegó la acción, un voraz incendio se desató en una gran fábrica de velas de Barracas al Sud (Avellaneda) y con apenas una bomba de mano y mucho entusiasmo los Bomberos Voluntarios de La Boca tuvieron su bautismo.
A lo largo del tiempo y tras la participación en decenas de incendios, la organización fue cobrando fuerza y relevancia en el barrio, contando con el apoyo de vecinos e instituciones barriales que colaboraban para consolidarse en un nuevo edificio ubicado en la calle Brandsen 567, donde hoy continúa funcionando el cuartel .
La semilla se ramificó en más de 1.000 cuarteles en todo el país con más de 40.000 bomberos que replicaron esa tarea.
«La institución cumple 138 años prestando un servicio profesional todo el año, todo el día, de manera gratuita, voluntaria y siempre servicial», sostuvo Rey, donde el lema ¡Querer es poder! perdura y sigue vigente.
Fuente: Télam