El sistema Braille, un medio para establecer con-tacto con la realidad
Por Lautaro Pereti, un joven cordobés que perdió la vista a poco de nacer, es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Villa María-Córdoba y participa del proyecto Puntos de Vista, que difunde el sistema Braille y busca la inclusión social de las personas ciegas.
Desde el año 2019, cada 4 de enero se conmemora el Día Mundial del Braille, en honor al nacimiento de su creador y con el firme propósito de visibilizar y crear consciencia sobre la importancia de este para las personas con discapacidad visual.
La lectura constituye una actividad esencial en la vida de los individuos. Desde luego, no se trata solo de la mera decodificación de signos transformados en palabras que transmiten un mensaje. La lectura cumple un papel importante en el desarrollo y fortalecimiento de las capacidades intelectuales del ser humano, además de permitir ampliar la perspectiva y explorar otros mundos o, más bien, diversas maneras de contemplarlo. En resumen, leer alimenta el conocimiento, y el conocimiento es poder.
El sentido de la vista es aquel que asume el papel protagónico en la decodificación de caracteres convertidos luego en palabras. Sin embargo, cabe plantear el siguiente interrogante: ¿cómo acceden a la lectura y al conocimiento las personas ciegas?
Un 4 de enero de 1809 nacía en Francia Louis Braille, pedagogo que cuando era apenas un niño de diez años y asistía al Instituto para niños ciegos de París diseñó lo que hasta la actualidad es considerado el sistema universal de lecto-escritura en personas ciegas: Braille.
Este código que lleva el apellido de su creador consiste en un sistema compuesto por seis puntos en relieve, en el cual cada combinación de dichos puntos representa una letra, número o signo de puntuación. Sus usuarios, es decir quienes poseen discapacidad visual, leen mediante la utilización de las yemas de sus dedos, mientras que aquellas personas que cuenten con la vista lo hacen a través de ella, como es el caso de educadores de personas ciegas.
Es así que, desde el año 2019, cada cuatro de enero se conmemora el día mundial del Braille, en honor al nacimiento de su creador y con el firme propósito de visibilizar y crear consciencia sobre la importancia de este para las personas con discapacidad visual.
La necesidad de inclusión del Braille a nivel social reside en tres premisas:
1. Permite la estimulación de la lectura en personas ciegas, principalmente niños: a menudo, se observan elementos que posibilitan un entrenamiento constante de la lectura en niños sin discapacidad visual, como carteles en las calles o comercios. En contrapartida a esto, quienes presentan ceguera no cuentan con material que refuercen lo aprendido en la escuela, lo cual reduce la actividad lectora al ámbito educativo.
2. Permite la autonomía en personas con discapacidad visual: valerse por uno mismo constituye un derecho. La incorporación de material Braille en la sociedad posibilita la autonomía e independencia de personas ciegas, dando lugar a que tomen sus propias decisiones con la disponibilidad de información pertinente.
3. Aumenta las ganas de participar en la sociedad: asistir a algún lugar que cuente con Braille, como un restaurante con su menú en este sistema, acrecienta la participación social en las personas con discapacidad visual, ya que ello deja entrever que se pensó en ella como sujeto de derechos y obligaciones.
De estas ideas parte Puntos de Vista, un proyecto de carácter institucional avocado a la tarea de difundir e incluir Braille en distintos ámbitos sociales mediante propuestas como señaléticas comerciales, cartas en locales gastronómicos y charlas formativas e informativas acerca de Braille y necesidades de personas con discapacidad visual, que se imparten en diferentes instituciones públicas y privadas. El mismo tiene sede en Villa María (Córdoba) y ha incorporado material en distintas localidades de dicha provincia, además de brindar charlas en localidades regionales y diversos espacios institucionales.
La información constituye un derecho humano, en la medida en que gracias a ella es posible la toma de decisiones que afectan nuestra vida cotidiana. Contar con ella requiere no solo la necesidad de disponer de recursos técnicos necesarios para informar, sino también con la accesibilidad en su contenido a los fines de ser interpretada por la sociedad en su conjunto. En esta misma línea, es posible afirmar que el Braille es considerado un elemento tendiente a garantizar el ejercicio de este derecho por parte de personas con discapacidad visual, fomentando además su participación en ámbitos culturales, políticos, sociales, económicos y civiles.
En un mundo hiperconectado, del cual formamos parte en la actualidad, el consumo de información es constante y está a tan solo un click de distancia. Las personas ciegas cuentan tanto en sus computadoras como dispositivos móviles con lectores de pantalla. De esta manera, estos individuos pueden realizar actividades como estudiar, trabajar y desarrollar tareas de manera pragmática y eficiente.
Más allá de la practicidad ofrecida por dichos elementos, el Braille continúa en plena vigencia. Ello debido a que constituye una herramienta de suma relevancia en la iniciación a la lectura en niños con discapacidad visual, además de sus aportes en ortografía y redacción.
Finalmente, los individuos con discapacidad visual adquieren conocimiento de su entorno inmediato a través de los cuatro sentidos restantes a la vista: oído, gusto, olfato y tacto. Este último, además de permitir la identificación de diferentes texturas, temperaturas y tamaños, es aquel que prepondera en la alfabetización de la comunidad de personas ciegas, siendo indispensable para establecer un con-tacto con la realidad.
Fuente: Télam