El uso de sellos negros se demora
Es la etiqueta que por ley debe estar en alimentos envasados para alertar sobre su potencial daño a la salud. A un mes de que venza el plazo, todas las fábricas alimenticias pidieron prórroga.
«Trabada». «Imperfecta». «Manijeada». «Necesaria». «Posible». «Audaz». Todos adjetivos que rodean a la ley de Etiquetado Frontal de Alimentos. A un mes de que venza el plazo de adecuación, todas las fábricas alimenticias pidieron prórroga y los sellos negros en los envases recién llegarán a las góndolas en febrero.
Este miércoles se cierra el gestor de prórrogas. Serán beneficiadas las empresas que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) considere que realmente necesitan un plazo mayor para modificar algunos productos.
El resto, desde el 20 de agosto, debería reponer en las góndolas envases con las advertencias de «alto en azúcares», «alto en sodio», «alto en grasas», «alto en grasas trans» y «alto en calorías».
Entre estos pedidos validados y algunos «no» rotundos, la ley de Etiquetado Frontal parece perfilada para estar frente a los consumidores casi de a un paquete a la vez.
¿Por qué se pidió prórroga? ¿Quiénes la consiguieron? Fuentes de una de las alimenticias más grandes del país explicaron a Clarín que la solicitud de «toda la industria» se debe a que «es imposible llegar a intervenir portafolios con el análisis que requiere la medición, en un plazo tan breve como el dispuesto en la reglamentación argentina. Pensemos que la compañía tiene que interiorizar la ley, analizarla, y aplicarla».
Así fue el rediseño de las Zucaritas en México y Chile.
A esa empresa se le otorgó la prórroga hasta febrero de 2023. Explicaron la amplitud de su portafolio de aguas saborizadas y lácteos, «los nutrientes ricos agregados en ambos casos y la necesidad de contar con mayor plazo para intervenir packs por toda la información a analizar». Varias compañías de ese tamaño también recibieron el ok.
¿Qué significa adecuar un producto para evitar un sello negro? La ley pide que se apliquen sellos según el parámetro de excesos del Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la industria marca que «hay muchos grises» en lo que se consideran nutrientes críticos «agregados», que no son intrínsecos del alimento.
Ejemplo: la leche o la manteca no van a tener sellos de cara al consumidor, es decir, quedan libres de los octógonos negros de advertencia en el packaging porque su contenido graso es intrínseco. El yogur, que utiliza ambos ingredientes y en el final de la producción excede el parámetro de nutrientes críticos de la OPS, sí lo tendrá.
¿Una marca pide prórroga para todos sus productos o el plazo es para un producto puntual? «No, hay que analizar uno por uno cada producto de la compañía y ver dónde aplican los sellos». Presentaron toda la composición nutricional de sus productos, uno por uno, pero el plazo es para cada «línea» de producción. No por cada yogur o cada agua.
En el caso de las aguas saborizadas, por ley, las empresas no podrán ponderar en las botellas el agregado de nutrientes positivos, como el jugo de naranja natural. A la vez, aunque ese jugo de naranja tiene azúcar intrínseco (propio de la fruta), sí cuenta para el análisis del sello de «exceso en azúcares».
Las latas de Pringles luego de la incorporación de la nueva normativa en Chile.
Lo mismo pasará con los yogures, que no podrán indicar el agregado de calcio, hierro, zinc, probióticos. Otro desafío será mantener el sabor de un producto con la adecuación a la ley. «Hasta que el producto no esté en la góndola, no se sabe cómo se va a reaccionar la gente ante ese sabor», dicen desde una de las compañías consultadas.
Desde el sector también remarcan que «a menos que se pongan a leer la etiqueta al detalle, no se van a poder apreciar los nutrientes positivos agregados». Como, estiman, el 90% de los productos envasados, en un supermercado o en una almacén, van a tener sellos negros, «es posible que entren en pánico, al ver un yogur y unas papas fritas con sellos iguales: sodio y grasas, y no estamos hablando del mismo alimento».
La estrategia de los «contra sellos»
En este limbo hasta que los sellos negros lleguen a las góndolas, no faltan las reuniones entre comités de nutricionistas y departamentos de marketing para congeniar la ley y la voluntad de consumo, en el envoltorio. En la previa, ya se ven algunas estrategias comerciales.
Según pudo saber Clarín desde dos cadenas de dietéticas, la gama saludable apunta a aprovechar los grises de la norma. Por ejemplo, galletitas con envases que buscan usar a su favor el tema de manera publicitaria: al frente del paquete explicitan «sin sellos según perfil de nutrientes de la OPS» y hasta tienen tres octógonos negros tachados con rojo.
«Entiendo que la ley prohíbe explicitar lo positivo (si hay sellos) pero no dice que NO puedas aludir que estás exento de sellos, hasta donde yo interpreto», dice a Clarín el nutricionista Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) y quien llevó la bandera de la crítica contra «los aspectos que la ley no contempla». Una estrategia así a Britos no le sorprende, pero le parece «innecesaria».
Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/etiquetado-frontal-causa-uso-sellos-negros-demora-aplicaria_0_nHh1k67Hw3.html