Entre las energías limpias, el sol asoma en punta
Las energías renovables cada día más se hacen presentes en la vida diaria. ¿Qué desarrollos tecnológicos locales existen? ¿Cuáles son los incentivos que aporta el Estado para que las empresas las implementen? ¿Cuánto ahorran los usuarios al instalar estos equipos en sus hogares?
POR GABRIELA ENSINCK – RED ARGENTINA DE PERIODISMO CIENTÍFICO
Para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de gases de invernadero (GEI) establecidos en el acuerdo climático de París, y a la vez crear empleos y desarrollo local, Argentina necesita acelerar su transición hacia las energías renovables.
Uno de los focos del Plan de Desarrollo Productivo Verde, lanzado en julio de 2021, fue el programa de Desarrollo de la Industria Solar Térmica, que se propone elevar la producción de termotanques solares de 5.000 a 30.000 por año.
“Impulsamos la fabricación de equipos nacionales, en conjunto con universidades, el INTI y unas 20 pymes en todo el país”, comenta el ingeniero rosarino Pablo Bertinat, a cargo del programa. “El objetivo es instalar termotanques solares en 120 mil viviendas sociales que se construirán en los próximos años, y llegar a más de 4.5 millones de hogares en regiones del país sin acceso al gas natural”, agregó.
Estos equipos tienen un sistema auxiliar a electricidad o gas para horas en que no hay sol, y permiten ahorrar hasta el 70% de energía. Actualmente el valor de un termotanque solar parte de los $ 170.000 (contra unos $ 50.000 de uno convencional). Sin embargo, permite un ahorro considerable en la tarifa energética mensual. “En zonas donde no hay red de gas y se usa electricidad o garrafas, se amortizan en 2 a 4 años”, apunta Bertinat.
Cuando calienta el sol aquí, en la Argentina
En materia de energía termosolar, (que se utiliza para calentar agua, a diferencia de la energía solar fotovoltaica, que produce electricidad), Argentina cuenta con desarrollos tecnológicos propios.
Una de las pioneras en el sector es Innovar San Luis, creada en 1977 por cinco físicos, docentes de la Universidad Nacional, cesanteados tras el golpe cívico militar. “No podíamos seguir enseñando e investigando, así que decidimos crear una empresa”, cuenta Jorge Follari, uno de los fundadores.
“Fabricamos un termotanque con un colector solar que no se rompe por la amplitud térmica que hay en muchas zonas del país, donde se congela el agua”, dice Follari. Actualmente comercializan e instalan termotanques solares en San Luis y Mendoza, y a partir de participar del programa de Desarrollo de la Industria Solar Térmica, esperan expandir sus servicios a otras provincias.
La firma mendocina Energe fue fundada en 2007 por tres ingenieros industriales -Leonardo Scollo, Alexis Aten y Sebastián Pérez- que se conocieron durante un viaje a un Congreso de Energías Renovables. “En el camino veíamos lugares sin acceso a electricidad y agua caliente, y esto nos llevó a desarrollar un prototipo de termotanque solar que fuimos mejorando a la par que hacíamos el plan de negocios”, recuerda Scollo.
Hoy producen seis modelos diferentes de termotanques solares (desde equipos hogareños hasta de uso industrial) con 120 empleados e instaladores en todo el país.
Autoabastecimiento y energía distribuida
En zonas urbanas de todo el mundo, la energía renovable que más avanza es la fotovoltaica, que convierte la energía del sol en electricidad mediante el uso de paneles solares. “En Argentina se hacen cada vez más instalaciones, pero a un ritmo más lento”, comenta el ingeniero Julio Durán, co-fundador de la Asociación Argentina de Energías Renovables y Ambiente (ASADES).
“Para una vivienda familiar, se necesitan entre 4 y 6 paneles que generan una potencia de 1,5 kw, con un costo de entre 3.000 y 4.000dólares y requieren contar con un espacio apto y libre de sombra en el techo”, apunta el especialista. “Son inversiones con un recupero a largo plazo, mientras las tarifas de la energía fósil están subsidiadas”, comenta.
A partir de la Ley (27424) de Energía Distribuida, sancionada en 2018 (y a la que distintas provincias fueron adhiriendo), es posible volcar la energía generada sobrante a la red. “El trámite de inscripción para hacerlo es sencillo; el problema es que el usuario vende su energía a un precio menor al que debe comprarla a la distribuidora”, advierte Durán, quien fue uno de los primeros en generar energía solar en el techo de su casa del barrio porteño de Saavedra.
En la ciudad de Buenos Aires hay un centenar de vecinos que generan energía mediante paneles fotovoltaicos. “La mayoría de estas instalaciones están en el barrio Mujica, ex Villa 31 de Retiro”, cuenta Pablo Bahamonde, subgerente de Energías Renovables de APRA, la agencia de protección ambiental porteña. Allí se instalaron paneles solares en 26 edificios, que abastecen de energía a más de mil viviendas. También 532 termotanques y 119 sistemas de bombeo solares para el suministro de agua.
Además de acceder a la energía de manera más limpia y económica, los vecinos de uno de los barrios más vulnerables de la ciudad también tienen la oportunidad de capacitarse para trabajar en este sector con gran potencial de empleabilidad.
Estímulos verdes
En la actualidad existen dos leyes que regulan la generación y consumo de energías renovables. Por un lado, la 27191 de Energías Renovables, promulgada en el 2015, establece que el 20% del consumo de energía eléctrica de las grandes empresas debe ser de fuentes renovables para el año 2025.
Por otro lado, la Ley 27424 de Energía Distribuida, sancionada en 2018 con el objetivo de promover la generación de energía eléctrica por parte de los usuarios para su autoconsumo, con eventual inyección de excedentes a la red.
La Ley de Energía Distribuida permite obtener un bono de crédito fiscal de $ 30.000 por cada Kilowatt instalado (hasta un máximo de $ 2.000.000), que puede ser utilizado para el pago de impuestos nacionales, como IVA, ingresos brutos o impuestos internos.
Por otro lado, el Ministerio de Desarrollo Productivo cuenta con el programa de apoyo a la competitividad (PAC Empresas), que brinda hasta $3.000.000 en aportes no reembolsables para asistencia técnica y bienes de capital. Este programa aplica a empresas inscriptas en el registro MiPyME, con más de 2 años de antigüedad.
Más allá de estas regulaciones, existen muchas razones para que usuarios y empresas utilicen energías limpias: “reducción en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), reducción del precio total pagado por la energía consumida, e independizarse de contingencias como los cortes de energía”, enumera el ingeniero Claudio Susic, consultor en Grupo Nabla.
“También hay aspectos positivos vinculados a la reputación de la empresa y su marca empleadora, sobre todo para atraer a las generaciones más jóvenes, con mayor compromiso ambiental. Lo primero que se deben preguntar las empresas es qué tipo de energías verdes pueden generar, dependiendo de su ubicación y actividad”, recomienda Susic. Por ejemplo, una empresa agrícola podría generar energía eléctrica a partir de biomasa, y energía fotovoltaica a partir de paneles solares.
Soberanía energética
“Argentina tiene un gran potencial de desarrollo de energías renovables, en términos geográficos y de capacidades tecnológicas, aunque actualmente estamos lidiando con contratos incumplidos en las licitaciones del gobierno anterior ”, analiza Diego Roger, politólogo especializado en energías renovables, investigador en la Universidad Nacional de Quilmes y director nacional de Biocombustibles.
“En cuanto a innovaciones tecnológicas, empresas locales como IMPSA y NRG Patagonia tienen desarrollos propios en generadores eólicos de alta potencia”, destaca y apunta que el mayor obstáculo para escalar estos desarrollos y bajar costos es el financiamiento. “En este aspecto, las cooperativas eléctricas, aliadas a la industria de bienes de capital, pueden aportar a la generación de empleo, la pesificación de la energía y la transición energética para reducir emisiones”, señala.
Roger también enumera desarrollos tecnológicos en el ámbito del biogás con empresas en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos que fabrican biodigestores para aprovechar residuos agrícolas como desechos domiciliarios.
En tanto, en Mar del Plata hay un conglomerado de pymes que están desarrollando energía undimotriz (proveniente de las olas del mar). “Son empresas que desarrollan y adaptan tecnología, lo cual nos permite tener soberanía energética”, destaca.
En definitiva, las condiciones para una transición que reemplace las fuentes de energía fósil por otras más limpias en Argentina están dadas.
Fuente: Télam