Natalia Gherardi y la independencia económica de mujeres
La directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) adelanta en una entrevista con Télam el debate que se dará en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe sobre la necesidad de políticas de cuidado para favorecer la igualdad.
POR EVA MARABOTTO
Desde este lunes, Buenos Aires es sede de la XV Conferencia Regional de la Mujer de América Latina y el Caribe, que organizan la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres). Este año el encuentro del que participan ministras y funcionarias pero también especialistas, girará en torno de los cuidados. Sobre la importancia de incorporar la concepción de los cuidados como un derecho humano tanto para los niños, como para los ancianos y los enfermeros, pero también para las mujeres que son quienes suelen ocuparse de esa tarea relegando su descanso, o resignado espacios en el ámbito laboral, conversó con Télam Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), una ONG feminista con dos décadas de trayectoria, que impulsa desde hace años el tema de los cuidados en Argentina.
-Télam: ¿Por qué la conferencia de la CEPAL y ONU Mujeres se enfoca en los cuidados? ¿Es la principal herramienta para favorecer el desarrollo de las mujeres en la región?
-Natalia Gherardi: A lo largo de los años se han priorizado distintos temas y son los que va perfilando la región como temas centrales para una agenda de desarrollo. En ese sentido la CEPAL tiene una tradición muy fuerte de trabajo en la agenda del género y la igualdad. En esta conferencia se convoca a ministras y representantes de todos los estados miembros para abordar esta problemática y lograr consensos políticos que después guíen o busquen ser una guía de las políticas públicas y de los compromisos de los estados.
Estas conferencias nos ayudan a mostrar cómo se concretizan los compromisos generales que quizás los estados han asumido en tratados internacionales. Cómo se transforman en políticas públicas.
-T.: ¿Hay ejemplos de temas que se hayan incorporado a las políticas públicas a partir del trabajo en estas conferencias?
-N.G.: Sí. El principal es el tema de las violencias. Hay una obligación asumida en los tratados internacionales de avanzar en la prevención y abordaje de las violencias. En los últimos 20 años en América Latina se fue progresivamente avanzando mucho en una legislación nacional más adaptada a los estándares internacionales. También en planes de acción que pongan en marcha esas legislaciones, en compromisos presupuestarios para que esos programas y planes se pudieran llevar a cabo. De estas conferencias surgen horizontes, líneas de navegación hacia donde queremos avanzar como región.
-T.: ¿Cómo llegan las mujeres latinoamericanas a esta conferencia? ¿La situación que atraviesan es homogénea?
-N.G.: Hay diferencias entre los estados e incluso dentro de los mismos estados. Nuestras sociedades en América Latina son muy desiguales. América Latina es el continente más desigual del planeta y también uno de los más violentos en relación con la desigualdad de género. Baste un dato: es uno de los continentes donde más se ha avanzado en la legislación sobre femicidio y, al mismo tiempo, donde los números de los homicidios cometidos contra las mujeres son más preocupantes.
-T.: ¿Cómo surgió el concepto de los cuidados y la necesidad de elegirlo como tema central de debate?
-N.G.: El concepto surgió en la conferencia de Quito en 2007. Allí se formuló la conceptualización del cuidado como un derecho humano, que desarrolló Laura Pautasia. Eso se adoptó como marco de referencia en esa Conferencia Regional de Ecuador y desde entonces la centralidad del cuidado desde un enfoque de derechos humanos fue cada vez más fuerte y las diferentes conferencias regionales que se hacen una vez cada tres años fueron profundizando en esa mirada.
-T.: ¿Cuál es la importancia de la organización social del cuidado para el desarrollo de los países para el desarrollo económico y social de las mujeres y de los países?
-N.G.: La pandemia puso absolutamente sobre la mesa la centralidad del cuidado. Durante la pandemia, nos quedamos como sociedad en situación de aislamiento, sin servicios, sin la posibilidad de contar con espacios con infraestructura, sin transporte. Entonces se hizo más evidente cómo el cuidado atravesaba nuestras vidas y cómo necesitaba ser resuelto de alguna forma para poder desarrollar la vida cotidiana de las personas. Al mismo tiempo, la pandemia generó una crisis profunda en lo económico y en el empleo y nuestros países tienen que poner salir esas crisis que pueda volver a poner en marcha el sistema productivo, la cadena de empleo, recuperar del nivel de empleo de las personas y sobre todo de las mujeres y eso no se puede hacer sin políticas de cuidado.
-T.: Entonces, más allá de lo que sucede en el interior de las familias respecto del cuidado de los niños, los enfermos y los ancianos, las políticas de cuidado son fundamentales también para la inserción laboral de las mujeres…
-N.G.: Claro. Tener resuelto quién cuida a los niños y a los ancianos es fundamental para la sostenibilidad de la vida. Lo que pasa es que hoy en día y durante siglos es que se da por sentado que eso alguien lo resuelve sin políticas públicas. El cuidado se resuelve al interior de la familia y, dentro de la familia, lo asumen prioritariamente las mujeres pero no porque tengan más capacidad o más disponibilidad, sino porque culturalmente se atribuye a las mujeres la responsabilidad de cuidar.
-T.: Hay una distribución sexual de los roles…
-N.G.: Sí. Lo masculino siempre estuvo asociado al mundo público, al mundo del empleo remunerado y la producción de riqueza y lo femeninos siempre estuvo tradicionalmente asociado al mundo privado. Pero esa distribución tradicional de roles está en crisis y ha entrado en crisis. Hace tiempo, desde que las mujeres conquistaron los derechos al empleo, a la participación, a la educación, se incorporaron en el mundo del trabajo. Pero esa transformación en el mundo público no estuvo acompañada de una transformación en el mundo privado. No se distribuyeron las tareas al interior de la familia. Por eso hoy, a pesar de que las mujeres también están insertas en el mercado de trabajo, todavía cuidan y hacen y gestionan el cuidado. Cuidan de manera directa o indirecta, gestionando el cuidado en una proporción de horas mucho mayor que la de los varones.
-T.: ¿Esa diferencia entre el tiempo que dedican hombres y mujeres al cuidado está cuantificada?
-Sí. Es casi el doble. Los últimos datos de la Encuesta de Uso de Tiempo de Argentina, que son consistentes con lo que pasa en la región, muestran que las mujeres le dedican casi el doble de horas: son siete horas las que dedican al cuidado diariamente contra algo más de tres de los varones. Por eso necesitamos tener políticas de cuidado para la primera infancia, pero también pensando en personas mayores o personas que se enferman. Son importantes para la sostenibilidad de la vida pero también para el desarrollo de las mujeres, que son las que resuelven esos huecos.
-T.: ¿Cómo lo resuelve el Estado?
-N.G.. El cuidado tiene tres grandes pilares: en la primera infancia son guarderías, salas maternales o escuelas, que, obviamente cumple un rol distinto pero es la estrategia de cuidado más extendida que usamos la familia con hijos e hijas. Mientras el niño está en la escuela yo puedo hacer otra cosa. Entonces la escolaridad de jornada extendida o de doble jornada, compatible con la jornada de empleo es una estrategia de cuidado sumamente importante para la familia. También espacios de salida o centros de día para personas mayores o disponibilidad de cuidadoras domiciliarias. No hablo solo de trabajadoras de casas particulares. En otros países también hay personas que contribuyen al cuidado con la realización de tareas cotidianas, acompañamiento, trámites. Son una cantidad de servicios que se pueden implementar.
El tercer pilar es el tiempo de cuidado y ahí hablamos de licencias por nacimiento, adopción. Las licencias en Argentina son sólo para las personas con empleo formal y eso deja mucha gente afuera.
-T.: Las trabajadoras independientes o quiene strabajan en negro no cuentan con esas licencias…
-N.G.. Exacto. Cualquier mujer que tenga un empleo informal o un empleo independiente si no trabaja no cobra y entonces tomarse tiempo para dedicarse a la crianza en la primera infancia o en el momento de la vinculación y la construcción de vínculos al momento de la adopción.
-T.: En la Argentina el Poder Ejecutivo presentó un Proyecto de Cuidados, ¿incluye estos temas?
-N.G.: El proyecto que presentó el Ejecutivo sobre licencias a partir de una reforma de la Ley de Contrato de Trabajo. Pero también incorpora la posibilidad de disponer de tiempo para el cuidado para las personas que trabajan de manera independiente, ya sean autónomas, monotributistas o monotributos sociales. El Estado asumiría el pago de un monto equivalente a un salario mínimo Eso es un comienzo. Es reconocer que el cuidado demanda tiempo y esfuerzo y que se trata d eun tiempo valioso.
-T.: Vos participaste en la elaboración del proyecto, ¿cómo fue el trabajo?
-N.G.: Este proyecto es el producto de un proceso de diálogo y de construcción colectiva muy interesante y participado en diferentes espacios de gestión del Estado nacional, en discusiones que organizaron en mesas interministeriales. También se convocó a una comisión pequeña de personas con experiencia y trayectoria en el tema de la que yo fui parte que trabajamos en un anteproyecto y después también se incorporaron algunas miradas y visiones de que recogió el Ministerio de Mujeres en espacios de discusión territorial en los Parlamentos de Cuidado a nivel federal. Entonces es el producto de varias miradas y varias perspectivas sobre los temas de cuidados. Es un proyecto muy interesante para empezar a conversar el tema en la Argentina. Quizás la conferencia es un buen momento para empezar a hacerlo.
-T.: En el encuentro también se comparten distintas experiencias de los países miembros. ¿hay casos de éxito a tener en cuenta en América Latina de implementación de políticas de cuidado?
-Hay mucho recorrido en la región. Hace diez años que Uruguay tiene un sistema integral de cuidados a nivel nacional y es una cuestión que está presente en muchos países. La reforma de la Constitución de Chile que lamentablemente no se aprobó incluía una cláusula reconociendo la importancia del cuidado para el desarrollo del país. México está en una situación similar a la Argentina discutiendo también un proyecto de ley en el Congreso Federal. Es una conversación que está presente en muchos países porque es imprescindible. La independencia económica de las mujeres redunda no solamente en el bienestar presente sino también futuro para ellas y para sus hijos e hijas y es un elemento importante también para pensar en vidas libres de violencias.
-T.: Hay un plano que es el de la gestión pública y otro que es el de lo social. se puede lograr que haya licencias más equitativas de paternidad pero, los varones de América Latina están dispuestos a asumir tareas de cuidado, a compartirlas?
-N.G.: Yo creo que ese es un tema sobre el que también hay cambios culturales. Se pueden impulsar desde las políticas públicas y también hay que trabajarlos con distintas estrategias de distintas maneras. Las encuestas de uso del tiempo todavía no están mostrando una diferencia muy marcada en mayor dedicación de los varones a las tareas de cuidado, pero sí creo que está cambiando la actitud frente al cuidado en muchos varones y me parece que ahí los modelos de rol de los mensajes públicos, la construcción de modelos en los medios de comunicación ayudan a transformar también la mirada social y cultural que hay sobre lo que corresponde, entre comillas a los varones, y lo que se espera de las mujeres.
-T.: ¿El objetivo de la conferencia es poner estos temas en la agenda pública?
-N.G.: Creo que así como en 2015 se logró instalar el tema de la violencia y durante la campaña los candidatos se vieron obligados a pronunciarse sobre el tema, en 2022 yo quisiera que ese tema ineludible fuera el de cuidado. Que en la campaña los candidatos tengan que pronunciarse sobre qué van a hacer con este tema, que sea una demanda social. Tenemos que instalar en la agenda el tema cuidados.
Fuente: Télam