Ganadería pastoril conserva el carbono del suelo

(Télam-Confiar. Por Natalia Concina). La capacidad de absorber y retener carbono de las raíces de los pastizales del Río de la Plata es un 50% superior en las zonas donde hay pastoreo que en aquellas donde el ganado se retiró hace tres años o más, concluyó un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y la Universidad de la República de Uruguay, que compiló y publicó investigaciones regionales.

«La implicancia que tienen estos resultados es que la ganadería pastoril, que es muy extendida y típica en la región, es una aliada para capturar carbono en el suelo, es decir, que si se excluye a los herbívoros domésticos se reduciría la cantidad de raíces y eso no nos viene bien teniendo en cuenta la importancia de retener el carbono en el suelo en el contexto de cambio climático», señaló a Télam Mariano Oyarzabal, docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA, coautor del trabajo que fue publicado en la revista Austral Ecology.

La publicación es un metaanálisis de 15 investigaciones realizadas sobre los pastizales del Río de la Plata, una vasta región de 760 mil kilómetros cuadrados -2,5 veces la provincia de Buenos Aires- que incluye el centro-oeste de la Argentina, el sur de Brasil y todo Uruguay.

La idea de realizar este trabajo surgió, según Oyarzabal, de la ‘frustración’ que sintieron él y su equipo al ver que la información científica disponible que «intentaba sintetizar registros disponibles en todo el mundo sobre biomasa de raíces, su productividad, la vida media que tienen, la profundidad de muestro o respuesta al pastoreo, no contemplaba lo que nosotros sabíamos que sucedía con los pastizales de la región».

«Entonces -continuó- detectamos que gran parte de la información que conocíamos de la región estaba en revistas locales o de poca divulgación, incluso la que estaba en revistas más importantes, estaba en gráficos y no en tablas, lo que hacía que los datos no fueran tenidos en cuenta».

La primera tarea era, entonces, recopilar todos esos datos y ordenarlos para que estén disponibles para todo el mundo; en ese contexto comenzaron a surgir preguntas y una de las primeras fue qué pasaba con el pastoreo, una actividad que aumentó mucho en la medida que el ganado doméstico arribó, allá por el siglo XVI.

«Los artículos que encontramos estaban hechos en áreas pastoreadas y no pastoreadas, también llamadas “clausuras”, donde se retiró el ganado; de modo que podíamos juntar a todos los trabajos bajo una misma pregunta: qué efecto tiene sobre las raíces el hecho de excluir el pastoreo en un pastizal», detalló.

Y continuó: «Como los estudios no eran directamente comparables entre sí lo que hicimos fue usar una técnica estadística que se llama metaanálisis, que permite combinar resultados de múltiples estudios independientes sobre un mismo tema y llegar a una conclusión cuantitativa y generalizable sobre todos ellos».

El investigador explicó que entre el 15 y el 20 por ciento del carbono total contenido en el suelo de los pastizales templados está en las raíces: «Se trata de una fracción muy importante. También sabemos que los pastizales tienen entre cuatro, seis y hasta diez veces más raíces que los cultivos de grano que reemplazan a esos pastizales, así que la estrategia de capturar carbono presente en la atmósfera en raíces de pastizal es una estrategia muy conducente y en principio queríamos conocer cuánto era ese stock de carbono que teníamos».

El trabajo, entonces, tuvo dos resultados: «Por un lado -dijo- una base de datos con más de mil registros de estudios de investigadores/as de Brasil, Uruguay y Argentina durante los últimos 40 años, que evidencia que existen pastizales muy estudiados, como los del Salado en la Provincia de Buenos Aires, y otros de los que no sabemos casi nada, como los del norte uruguayo».

Pero, además, a partir del metanálisis los investigadores pudieron encontrar un patrón muy claro: «Si la clausura, es decir, la exclusión del ganado en pastizales bajo pastoreo, tenía tres o menos años de antigüedad, es decir, era relativamente nueva, la biomasa de raíces era similar bajo pastoreo que bajo clausura. En cambio, si la clausura era más antigua, es decir tenía más de tres años, la biomasa de raíces se reducía respecto de sitios pastoreados en promedio hasta un 50 por ciento», describió.

«Esta conclusión no es novedosa en la literatura de pastizales, pero sí para la región, y confirma que la ganadería pastoril viene a ser una aliada del ‘secuestro’ de carbono, y no lo contrario», concluyó.

*Esta nota es una producción de Télam-Confiar, una plataforma con información especializada en ciencia, salud, ambiente y tecnología (www.telam.com.ar/confiar).