Gordofobia y flacofobia en tiempos de cuarentena
Gordofobia y flacofobia, se convirtieron en términos virales durante el aislamiento por la pandemia del coronavirus, transformandose en un bullying alimenticio. Sobre cómo impactan y qué efecto causan en quienes sufren trastornos de la alimentación, opinó para Télam la Lic. en Nutrición Agustina Murcho, especialista en trastornos alimenticios.
Por Agustina Murcho
El bullying alimenticio existe desde siempre. Hoy en día, los términos gordofobia y flacofobia vuelven a hacerse notar. Todos, sin excepciones, estamos viviendo una situación que nunca antes vivimos. Quedarnos en una casa, aislados, donde el único contacto con los demás pasa a ser virtual, donde nos empezamos a encontrar con uno mismo. La mirada propia, que a veces puede ser demoledora, más la opinión del mundo externo, puede dañar a un enfermo que sufre TCA. Las redes sociales, si bien repudian hechos de discriminación, también los promueven y son la base central de las burlas.
Gordofobia es el rechazo consciente o inconsciente por los cuerpos más rellenitos, de mayor peso. Esta fobia la sufren mayormente las mujeres, víctimas de innumerables burlas. Y, de manera contraria, flacofobia. Si bien es un tanto menos común que la discriminación hacia los obesos, también existe.
La discriminación que sufren los pacientes con trastornos alimenticios es de gran impacto para su salud. El trastorno va más allá de la comida y el cuerpo. La discriminación y la opinión ajena se vuelven un factor clave para que la persona enferma no vuelva a decaer. Claro está que el bullying alimenticio no ayuda en nada.
Es de vital importancia que los profesionales concienticen cada vez más sobre los riesgos de salud, y los peligros que puede haber. Argentina es hoy uno de los países con más desordenes alimentarios del mundo, y las redes sociales son grandes disparadores. Y lamentablemente, la tendencia como país va en aumento. En América latina se estima que 6 de cada 10 adultos padecen obesidad. De acuerdo a la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, publicada por el Ministerio de Salud y el Indec más del 60% de la población sufre sobrepeso y obesidad. Los datos son realmente alarmantes.
Ser gordo es tabú, es una burla constante. No se toma real conciencia del impacto que puede tener para la persona que lo sufre. Hay mucha desinformación con respecto a los alimentos. Muchísima demonización de alimentos donde todo enferma, todo genera enfermedades, todo engorda. Hay cuentas donde aseguran que ayunar es sano, que dejar de comer lo que nos gusta es lo mejor para evitar enfermedades.
Aquellas personas que son vulnerables a desarrollar patologías alimentarias se ven atraídas por estas cuentas en redes sociales y el riesgo a que generen un desorden alimenticio es mayor. Necesitamos más profesionales que generen conciencia para prevenir trastornos alimentarios y mala información relacionada con la alimentación, porque si nos llevamos mal con la comida, empezamos a tener problemas de salud física y mental.
Lo recomendable es lograr un hábito de comida sana y evitar realizar dietas que pueden devenir en trastornos alimenticios, sin la necesidad de eliminar ningún alimento de nuestra vida. Aprovechar el estar en casa para cocinar en forma saludable, siendo conscientes de lo que se come, lograr armonía en las comidas, pero no privarse de esos que nos gusta o irnos a un exceso. Si bien sabemos que en los momentos de crisis o angustia aparecen propuestas tentadoras, no hay que alarmarse.
Fuente: Télam