“La enfermedad es siempre un llamado de atención”
En el reconocido libro “La enfermedad como camino”, los autores Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke explicaban que cuando estamos enfermos perdemos el equilibrio de las fuerzas del alma y que el síntoma nos informa de que algo falta. Es decir, explicaban que la enfermedad es un estado que indica que la persona ha dejado de estar en armonía. Y la curación, según esta mirada, se consigue incorporando lo que falta y para lo cual es necesaria la expansión de la conciencia.
En esa línea de pensamiento se inscriben muchísimos médicos que ven al individuo como una totalidad, tal es el caso del doctor Raúl Facal, con cincuenta años en la medicina, especialista en homeopatía y que además es doctor en psicología clínica y atiende y da clases en la Sociedad Argentina de Acupuntura desde hace décadas. La homeopatía, dentro de las disciplinas que trabajan el plano holístico del paciente, basa su filosofía y práctica médica en la idea que el cuerpo tiene la capacidad de sanarse a sí mismo. Uno de sus primeros pacientes fue Don José de San Martín y sus recetas y medicinas aún se conservan en una farmacia de Buenos Aires.
-¿Qué es la enfermedad, según la filosofía de las medicinas holísticas?
– Todas las medicinas vitalistas, como la homeopatía, la acupuntura, plantean la desarmonía se produce con la disritmia de la energía vital, la verdadera causa de todas las enfermedades, el principio vital que anima la materia. Para que haya una enfermedad tiene que haber una alteración de la percepción de la realidad en la que vive el individuo. Es decir: todos percibimos la realidad subjetivamente y muchas veces de manera errada y así generamos pensamientos, sentimientos y conductas equivocadas en algunos aspectos. Toda esta percepción errada de la realidad va generar una serie de sentimientos y emociones que generan alteraciones en los órganos, según el mecanismo adaptativo que realice la persona a partir de ese sufrimiento.
-¿Esto significa que no hay enfermedades sino enfermos?
– Claro, porque somos una unidad. La medicina actual ha fragmentado el ser, ha salido de la unidad. Hay muchos especialistas de mano, de codo, de hombro, de cadera, de hígado. Pero porque somos una unidad, hay que curarle el miedo a volar en avión así como el cálculo en la vesícula, porque ambas son importantes y hablan de lo mismo. Representan en distintos niveles algo parecido y tienen el mismo origen. En definitiva la enfermedad es buena, está para que la persona tome conciencia que está yendo por un camino errado, que por ahí no es. Aunque sea en el último respiro de su vida, pero que se dé cuenta que la vida tenía un sentido. La enfermedad no es la mala suerte, ni un castigo divino. Viene de adentro mío, es un llamado de atención, y si yo no me doy cuenta de eso y si no busco clarificar, un darse cuenta, resolver, liberar esa tensión, dejar fluir la energía, no hay salud posible. La Kabbalah dice que la vida te va enfrentar a situaciones y golpes cada vez más fuertes en la medida que no te des cuenta.
-¿El ser humano necesita entender el sentido de su vida para tener salud?
– Sí porque es importante que la persona viva en función de sus sentimientos. La enfermedad tiene un sentido por eso viene de adentro siempre, no del afuera. No son los virus y las bacterias, que existen, sino que lo que hay es susceptibilidad individual a eso. La medicina china dice que si la energía está bien, hay un equilibrio y fluye adecuadamente por los canales. También sostiene que nada puede penetrar como el mal de ojo, la bacteria, el tóxico, el virus, el factor climático, la palabra que hiere. Si yo estoy bien, no bien egocéntricamente afirmado, sino bien realmente, la mirada del otro no me influye tanto.
-¿En ese sentido el “huésped” es todo, como predican las medicinas más antiguas?
– Nosotros desde estas medicinas trabajamos desde el huésped y no desde el germen., que en sí mismos no es el problema. Dicho de otra manera, es el modo en cómo interpreto esa mirada y qué produce en mí y que conductas reactivas genero y que quizás nada tiene que ver con la realidad. Esto incluso viene de la infancia porque en el fondo todos tenemos un niño interior que tiene una carencia que ha intentado compensar de alguna manera. Los padres modelan la arcilla que es el hijo en función de los valores, patrones, el colegio al que mandan, la estructura social donde nace y va ir modelando con mandatos. Pero esa arcilla ya tiene una identidad, hay un ser único y va filtrar esa información según su propia identidad. Ese individuo va buscar vivir de la mejor manera que pueda e intentar ser feliz, idealmente buscando el sentido de su vida.
-En la medicina china hace cinco mil años decían que la tristeza abría el camino a la infección…
– Es que respirar es muy importante, para la medicina china el pulmón es el director de la energía, la vida empieza en la primera inspiración, la energía del cosmos que da vitalidad, optimismo. Muchas veces una tristeza abre las vías respiratorias porque hay una susceptibilidad particular. Ellos establecían una relación entre las diferentes emociones con las vísceras y órganos. Muchas forman parte del saber popular, como que si me enojo tendré problemas en el hígado. Pero las emociones se vuelven patológicas cuando no están acordes con el hecho.
-¿Cómo crear salud entonces?
– Se puede crear salud buscando un maestro que guíe, una lectura que te amplíe tu campo de conciencia, a través de la meditación como el mindfulness, con un buen terapeuta psicológico o de otra disciplina o el yoga. Lo importante en esos caminos que elija es encontrar el sentido de su propia vida, que es el alcanzar la máxima posibilidad de ser. El problema del ser humano es creer que ser es tener hijos, títulos profesionales, propiedades. Pero son medios, no fines. Los rabinos de la kabbalah dicen que cada uno es un aspecto de la luz que solo él tiene y el propósito es que brille. Santo Tomás de Aquino decía que cada uno es un aspecto de la perfección divina, lo que le da un alto valor a cada ser en el mundo. Si uno va en ese camino contribuye a la armonía universal, encuentra la salud. El gran problema de la humanidad hoy es justamente que nos masificamos y perdemos individualidad, porque se termina haciendo lo que la sociedad impone. Entender el sentido de la vida no depende de una clase social o una profesión, la puede encontrar cualquier persona haciendo la tarea más sencilla en su vida cotidiana. En definitiva, la cura es devolverle al individuo su libertad interior.
Señas particulares
Raúl Facal se recibió de médico en la Universidad Nacional de Rosario hace cincuenta años y luego hizo la especialidad de pediatría en el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde (Casa Cuna). Se formó como médico homeópata en el Instituto de Altos Estudios Homeopáticos James Tyler Kent y es doctor en Psicología Clínica de la Universidad Kennedy. También es médico de la Sociedad Argentina de Acupuntura donde es jefe de turno y docente desde hace cuarenta años. Se formó en Teología en la Universidad Católica Argentina. Fue Presidente de la Federación de Asociaciones Médicas Homeopáticas Argentinas (F.A.M.H.A) y Vicepresidente por Argentina de la Liga Medicorum Homeopathica Internationalis (LMHI).
Fuente: https://www.clarin.com/opinion/raul-facal-enfermedad-mala-suerte-castigo-divino-siempre-llamado-atencion-_0_pJe2OjpyGZ.html