La obra cumbre de Bustillo en Plaza de Mayo
Banco Nación: historia de un emblema argentino, obra cumbre de Bustillo en Plaza de Mayo
El solar que ocupa fue sede del primer Teatro Colón. Ampliado y modificado, tuvo que ser demolido para dar paso al ambicioso proyecto actual, que lo convirtió en el banco más importante del país.
El colosal edificio de la casa matriz del más importante banco argentino y único con una completa presencia territorial respondió a una consigna que expresara este rol. “Un monumento eterno”, fue lo que le pidieron al arquitecto Alejandro Bustillo en setiembre de 1939. “Resolver asuntos técnicos y artísticos en un nuevo plan de conjunto que abarque toda la manzana”, definió el directorio. El proyecto implicaba la demolición de toda la manzana. Y ahí está, con su singular porte, ocupándola en forma completa, entre las calles Rivadavia, Reconquista, Mitre y 25 de Mayo.
Bustillo (1889-1982) consiguió ese propósito para el Banco de la Nación Argentina (BNA) quizás por ser el creador de un estilo arquitectónico argentino. Estaba dotado de una singular idoneidad y versatilidad, porque además de arquitecto, fue pintor, escultor, escritor y académico. A modo de referencia, su nombre está estampado en conocidas construcciones públicas y privadas como el Hotel Provincial y el Casino marplatenses, el Hotel Llao Llao de Bariloche, el Banco Tornquist, el Hotel Continental y la casa de Victoria Ocampo.
Su cliente contratante gozaba ya de una sólida trayectoria y prestigio porque la entidad se fundó por iniciativa del presidente Carlos Pellegrini en 1891 y con tan solo nueve años de actividad ya tenía 90 filiales, en tanto que en el presente cuenta con 739 sucursales atendidas por más de 17.000 empleados y 4 oficinas en el exterior con 182 personas en su plantel.
La sede central del Banco Nación está emplazada en el lugar más estratégico del país, frente al epicentro del acontecer del país desde la gesta de la independencia: la Plaza de Mayo, escenario de festejos, protestas, festivales, actos públicos y lugar de convocatoria de la población. Comparte este privilegio en el plano ciudadano con otras instituciones clave como la Casa Rosada, el Cabildo y la Catedral.
Anteriormente, en la época colonial, el predio fue asentamiento de un enterratorio, destino que motivó historias sombrías entre la gente que por ahí transitaba. Ocurrió así hasta que se estableció el primer Teatro Colón en parte de esa manzana, que funcionó aquí entre 1857 y 1888 y fue diseñado por Charles Henri Pellegrini, el padre de quien sería luego presidente.
Con el correr de los años, el coliseo operístico cedió su lugar al Banco y el arquitecto Adolf Büttner lo dotó una mansarda bombée con lucarnas que le dieron un aspecto exterior absolutamente francés, mientras por dentro se intentaba adaptar las instalaciones en función de la operatividad financiera. Poco a poco se adquirieron propiedades linderas hasta completar la cuadra citada y se encaminó la reconstrucción gracias al talento de Bustillo contemplando las dimensiones y complejidad del BNA.
Primó un estilo neoclásico en lo externo, como puede apreciarse en el frontis de la portentosa entrada principal con dos portentosas columnas clásicas con capiteles corintios empotradas, en la ochava de Rivadavia y 25 de Mayo. Mientras que en su interior se apeló a una estética modernista y menos ornamentada, en ambos casos privilegiando el uso de insumos nacionales.
Cabe agregar que el hoy Monumento Histórico Nacional se erigió con contratiempos; acorde con cierta característica ciclotímica del país. Hubo marchas y contramarchas. Se empezó en 1941, se inauguró en 1944 la primera parte (un 60% del proyecto original), luego se detuvieron las obras durante varios años y se concluyó en 1958.
Su cúpula sobresaliente, el Museo y la Galería
Es la entidad bancaria de mayor tamaño con una superficie aproximada construida de 100.000 m2, desarrollados en 10 plantas, en su mayoría proyectadas como libres como para adaptarse a las necesidades funcionales, generando cantidades de oficinas variables según los requerimientos. Mención especial merece la majestuosa cúpula octogonal de 36 m de altura y un diámetro de casi 50 m, una de las mayores del mundo.
“Esta bóveda traslúcida, así como la distribución de ventanas favorecen la difusión de luz natural. La iluminación, la amplitud y la ausencia de columnas en este salón permiten mantener la visibilidad de una punta a otra del edificio y seguir teniendo desde cualquiera de sus pisos una visión de sus enormes dimensiones. Este efecto de monumentalidad es reforzado por los materiales utilizados, ya que las paredes interiores se hallan recubiertas en su mayoría en mármol (para las oficinas se utilizó madera) y los pisos, en granito”, informa el BNA.
Los salones de Mármol (revestido en piedras de diferentes colores y texturas procedentes de canteras provinciales), de Situaciones y de Actos, las bibliotecas, el área de salud, entre otras, forman parte de los espacios destacados. Y dada su ajetreada dinámica y desempeño institucional, resultan esenciales los comedores para empleados, otro para funcionarios y directivos, la cocina y un salón de té.
Por supuesto, al principio, los baños –ubicados en las esquinas del edificio– eran solo para caballeros porque no trabajaban damas. Posteriormente fueron para hombres y mujeres, más tarde se sumaron unidades para personas con capacidades diferentes y “actualmente los sanitarios están adaptados para todas las personas, sin distinción de género”, informó el área de prensa.
Con respecto a los sitios públicos para visitas, desde hace cuatro décadas es la Galería de Arte Alejandro Bustillo, que atesora una colección de más 500 obras, incluyendo trabajos de Eduardo Sívori, Juan Batlle Planas y Lino Enea Spilimbergo y donde han expuesto creadores de reconocido prestigio como Clorindo Testa, Felipe Pino, Diana Dowek, Francisco Solano López y Eduardo Stupía. Se puede recorrer de lunes a viernes de 10 a 15 horas.
Y también el Museo Histórico y Numismático Arnaldo Cunietti-Ferrando, un valioso reservorio de documentos, billetes, una importante colección numismática, mobiliario y una gran variedad de piezas sobre la actividad bancaria que el año pasado reabrió sus puertas y donde las visitas son programadas. Y acorde con su esencia, es importante su Biblioteca “Manuel Belgrano”, especializada en economía, derecho y finanzas.
Desde luego, como ocurre con muchos edificios representativos del pasado, no faltan anécdotas sobre apariciones, mitos que suelen fundarse en alguna fábula con adeptos propensos al pensamiento mágico. Por ejemplo, algún medio contó hace dos décadas que había un fantasma infantil basándose en una supuesta foto difusa donde se veía en el segundo piso a una niña con una muñeca. También se habla de un hombre vestido de negro que se esfumó cuando un vigilante quiso detenerlo. En fin, parte del folklore.
En lo concreto y en relación a su primordial funcionamiento con los clientes y el apoyo a la actividad rural, industrial y comercial, es el mantenimiento edilicio. Requiere servicios específicos y fueron planificados desde su origen. Hay talleres de carpintería, herrería, mecánica, plomería, por ejemplo.
“El compromiso es mantener y destacar este maravilloso edificio. En tal sentido, las adecuaciones que se están realizando, tienen como premisa rescatar y revalorizar el edificio, incluyendo los conceptos de sustentabilidad”, destacó el departamento de arquitectura de la institución, la cual tiene desde su inicio un papel preponderante en el progreso del país y, algo fundamental, abrazando todo el mapa argentino.
Fuente: La Nación