Las mujeres y la caída del pelo
Según las estadísticas, el 40% padece algún tipo de alopecia a lo largo de su vida. Realizar un diagnóstico médico y recurrir a tratamientos específicos pueden ayudar a combatir este problema.
Casi la mitad de las mujeres sufre caída de pelo. Lejos de ser un problema que solo afecta a los hombres, la estadística muestra que el 40 por ciento de ellas padece algún tipo de alopecia a lo largo de la vida. “Tienen menor predisposición genética y pierden el pelo de manera no tan localizada como sucede en los varones. Eso implica ciertas ventajas, porque no es una calvicie evidente, pero también conlleva desafíos a la hora del tratamiento porque, por esa misma razón, es muy poco frecuente que se les pueda hacer un trasplante”, explica el doctor Nicolás Lusicic, presidente de Hair Recovery.
Hay otro dato que surge de las investigaciones: por las características de la cabellera femenina, recién se advierte la alopecia cuando ya le falta el 50 por ciento de la masa capilar. “Por eso es tan importante hacer una consulta profesional lo antes posible y a toda edad”, afirma Silvana Franzini, médica directora de la filial de Hair Recovery en Martínez. En vez de suponer que es una caída “normal”, hay que ponerse en manos de los especialistas que, a partir de un interrogatorio médico exhaustivo y de un análisis completo en laboratorio, harán un diagnóstico real y programarán el tratamiento más preciso según el cuadro. La médica dermatóloga Mabel Amen es contundente: “Para cuidar la salud del pelo, la mujer debería consultar una vez por año en un centro especializado, como lo es Hair Recovery donde la primera consulta la hacemos sin cargo. El pelo habla y hay que escucharlo a tiempo”.
Pros y contras
Otra de las características de la alopecia femenina es su multicausalidad, por lo que es muy importante evaluar y descartar distintas patologías. Franzini explica que en la juventud, los orígenes más probables son las anemias por dietas o desbalances en la alimentación, estrés y desequilibrio hormonal propio de la edad. En el período en el que se puede ser madre, aparecen los cambios previos y posteriores al embarazo, que también producen caída. Durante el climaterio, cuando las barreras de los estrógenos bajan, se desata la alopecia androgenética (si es que se tiene esa carga genética) y puede llegar a ser abrupta. “Se calcula que el 60 por ciento de las mujeres se agrava posmenopausia. No solo por los antecedentes androgenéticos sino por el envejecimiento normal de las células”, explica la doctora.
“Los desórdenes hormonales están a la orden del día en la mujer y si bien hay algunos esperables, como el producido en el posparto, otros pueden ser causados por una enfermedad como hipotiroidismo, desequilibrios estrogénicos androgénicos, poliquistosis ovárica o una insuficiencia suprarrenal, por ejemplo”, detalla Amen.
El estrés es otra variable a chequear, sobre todo si hay trastornos de ansiedad, insomnio y anorexia. “Mucho influyen los trastornos autoinmunes en la piel, como la alopecia areata -en la cual el mismo organismo produce anticuerpos contra una parte del folículo capilar y eso deja una perdida transitoria o permanente. Una causa psíquica puede desencadenar alopecia, el factor psicológico tiene un rol vital. También se suma el estrés traumático con abusos de procedimientos en peluquería, como alisados, brushing y extensiones (que lejos de ayudar, terminan siendo contraproducentes). Además hay muchos medicamentos que pueden provocar caída de pelo, por ejemplo los que son para el colesterol, los anticonvulsionantes, antipertensivos o la isotretinoína que se usa mucho para el acné”, explica la dermatóloga.
En el caso de los hombres, el pelo que se cae, no vuelve, salvo que se implante otro que no esté programado para la caída. En las mujeres, si se resuelve la causa (salvo que sea una alopecia androgenética), puede recuperarse parte de lo perdido pero probablemente no su totalidad. “Lo que es seguro es que cuanto antes se haga la consulta, mejores chances habrá”, dice Amen.
¿Cuáles son las soluciones para las mujeres?
Las especialistas coinciden en que la mujer tiene más chances que el hombre de ir mejorando de a poco y de no llegar a un estado crítico pero no es buena candidata a un trasplante. “No es recomendable debido a la dispersión de la caída y a que resulta mucho más complejo detectar cuál es el pelo bueno –a diferencia del varón que atrás y al costado de la cabeza tiene pelo de calidad. Hay otras cosas para hacer como mesoterapia Nutrifol, Plasma Hair (plasma rico en factores de crecimiento) vitaminas y aminoácidos específicos o corregir el desequilibrio hormonal”, enumera Franzini. “Cada tratamiento tiene una indicación de acuerdo al diagnóstico. Muchas veces la paciente dice que se quiere hacer plasma porque a su amiga le dio resultado. Y nosotros le explicamos que no todos los pelos son iguales ni todas las situaciones son las mismas, tal vez a ella le viene mejor otro método”, dice Franzini.
Un tratamiento en un centro capilar equivale aproximadamente al desembolso de tres meses en un salón de belleza. La diferencia es que en vez de concentrarse en la estética, se trabaja sobre la salud de la raíz del pelo que está por crecer y así es probable recuperar mucho volumen capilar.
Amen compara la visita al centro capilar con el hábito de ir al gimnasio. “Así como entrenamos para que no se atrofien los músculos, se debe hacer una consulta anual porque los folículos se van afinando y luego ese proceso es difícil de revertir”. Con un diagnóstico certero y temprano, que evalúe cómo está el cabello (tanto lo que se ve de él como lo que no), se puede fortalecer y evitar la tan temida pérdida de densidad.
Fuente: Clarín