Llamada a la acción para mejorar la enfermería en el país
El 21 de noviembre se celebra el Día Nacional de la Enfermería. Es en homenaje a aquellos trabajadores y trabajadoras de la salud que velan por la recuperación y la rehabilitación de los pacientes, la prevención de enfermedades y la asistencia sanitaria en distintos ámbitos y situaciones. En medio de la pandemia por el coronavirus este día servirá para reconocer una vez más su labor. Al respecto opinó para Télam la especialista María Margarita Rabhansl de Desmery, directora de Posgrados de la Escuela de Enfermería de la Universidad Austral.
Por María Margarita Rabhansl de Desmery
La pandemia de Covid 19 reveló, a nivel mundial, la urgente necesidad de pensar los recursos humanos en salud y, en particular, los de enfermería. Hoy, muchos de ellos se encuentran en la primera línea de batalla, demostrando el papel insustituible que desempeñan como columna vertebral del sistema de salud.
La pandemia, que está cambiando drásticamente la vida de millones de personas en el mundo, está cuestionando el abordaje de las problemáticas de salud. Los antiguos compromisos, hoy se revelan como necesidad y urgencia; una llamada a la acción para asegurar que los profesionales de enfermería reciban el apoyo que necesitan para salvaguardar la salud. En este sentido, la situación nos ofrece la oportunidad de tener una nueva mirada sobre las políticas, planes y programas que se desarrollan en el sector de la salud.
La complejidad de los problemas de salud de hoy, sea por la pandemia u otros problemas, como las Enfermedades No Transmisibles (enfermedades cardiovasculares, cáncer, pulmonares crónicas y/o diabetes) requerirá un sistema que garantice el acceso a la salud, y desarrolle profesionales formados y motivados, que cuiden de todos, en todas partes.
El óptimo acceso a la salud incluye un énfasis en modelos de atención primaria y prevención, en la gestión de la atención y el seguimiento de pacientes crónicos y enfermedades infecciosas. Así lo ha demostrado la actual pandemia, posicionando estas cuestiones en la agenda mundial.
En materia de formación, la carrera de Licenciatura en Enfermería se encuentra en casi todas las universidades del país. Los datos, desde el año 2007 hasta la actualidad, dan cuenta de un crecimiento sostenido en la matrícula. Si bien las tasas de graduación no difieren de otras carreras de grado, no significa que sean altas. La necesidad de aumento del cuerpo docente y la inversión en nuevas herramientas de aprendizaje, constituyen parte de los actuales desafíos.
Frente a esto, ¿es posible que, como país, podamos sostener en el tiempo una política pública, al menos por una década, para garantizar un número óptimo de profesionales de enfermería?.
Se necesita mayor inversión en la educación de futuros líderes de enfermería, y en el acceso a posgrados en el área. Conseguir una formación de calidad para los profesionales de enfermería, exige contar con un círculo virtuoso basado en una educación transformadora a lo largo de la vida. Esto debería incluir el compromiso de las entidades formadoras y empleadores del sistema público y/o privado, por la inversión en educación permanente, y que propongan entornos positivos de trabajo, que logren tanto la excelencia en la asistencia sanitaria como en el cuidado del propio personal de salud.
Después de todo, se trata de formar a personas que proveen el cuidado de salud, y que tienen una responsabilidad social para con todos nosotros y las futuras generaciones.
Por María Margarita Rabhansl de Desmery, directora de Posgrados de la Escuela de Enfermería de la Universidad Austral.
Fuente: Télam