Los síntomas del ACV pueden ser diferentes en hombres y mujeres
Aunque los signos “clásicos” ocurren en ambos, es más probable que ellas presenten señales más inespecíficas que pueden retrasar el diagnóstico.
Reconocer los síntomas de un accidente cerebrovascular (ACV) y buscar ayuda con rapidez puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte y entre sufrir o no secuelas.
Pero los signos con los que puede presentarse un ACV o stroke son varios, algunos más «clásicos» o evidentes, como los problemas en el movimiento o el habla, y otros algo más inespecíficos, como confusión y debilidad.
Y si bien todos ocurren tanto en hombres como en mujeres, los útimos se dan con mayor frecuencia entre ellas, observó un metaanálisis realizado por investigadores de Australia, Canadá, China, Gran Bretaña y Noruega, publicado en la Revista Internacional de Accidente Cerebrovascular (International Journal of Stroke).
Esa particularidad se asociaría con algo que también habían advertido estudios anteriores: que pese a que la detección precoz es fundamental para el tratamiento exitoso del ACV, las mujeres tienen mayores probabilidades de llegar tarde, lo que deriva en peores resultados, destacó la autora principal del trabajo, Sultana Shajahan, de The George Institute for Global Health.
Esos peores resultados se traducen en en el triple de probabilidades de ser internadas después de un ataque cerebral, mayor discapacidad (más limitaciones físicas y depresión, por ejemplo) y una mortalidad más alta.
Para cuantificar las diferencias vinculadas al sexo en la presentación de los síntomas del ACV y evaluar si están asociadas con un diagnóstico tardío o erróneo, los autores del trabajo analizaron 21 estudios realizados entre 2002 y 2020 con información de más de 36 mil personas con diagnóstico de ACV o accidentes isquémicos transitorios (AIT, un evento en el que los síntomas duran apenas minutos, no dejan secuelas, pero que igual reviste seriedad).
Los síntomas inespecíficos como confusión y debilidad son más frecuentes en mujeres. Foto Shutterstock.
Qué es un ACV
En Argentina, el accidente cerebrovascular se ubica entre las principales causas de muerte y es la primera de discapacidad.
Según el primer estudio epidemiológico realizado en el país (PrEViSTA), se producen aquí unos 58 mil ataques cerebrovasculares anuales y unos 17 mil AIT.
Casi 8 de cada 10 ACV son isquémicos: se originan en una pérdida repentina de de suministro de sangre en un área del cerebro. Los hemorrágicos, que se producen por sangrado, son menos frecuentes y tienen peor pronóstico.
Síntomas del ACV: las 5 C
Eso que ocurre dentro del cerebro se manifiesta con diferentes síntomas. Ante ellos, es vital actuar en forma inmediata porque la posibilidad de realizar un tratamiento que aumente las chances de sobrevivir sin secuelas se agota en las primeras horas.
Por eso es habitual que se haga hincapié en las señales de alarma más frecuentes y hasta se han inventado reglas nemotécnicas, como la de las 5 C, para que a nadie le pasen inadvertidas.
Las 5 C hacen referencia a un dolor de cabeza repentino y muy severo, no sentido nunca antes; la debilidad o parálisis en la mitad del cuerpo o la cara; las dificultades para ver de un ojo o de ambos (ceguera); los problemas para hablar o entender (confusión); y la falta de equilibrio o coordinación al caminar.
La presencia de uno o más de ellos, sean los «clásicos» o los menos evidentes, siempre constituye una urgencia médica.
El trabajo publicado en International Journal of Stroke halló que las mujeres y los hombres presentaban un porcentaje medio similar de déficit motor (alteración de la marcha y desequilibrio) y déficit del habla (que suena lenta y confusa), considerados síntomas típicos.
No obstante, ellas presentaron con mayor frecuencia síntomas considerados más difusos o no focales: debilidad generalizada inespecífica (49% mujeres frente a 36% hombres), fatiga, cambio del estado mental (31% frente a 21 %) y confusión (37% frente a 28 %).
«Sabemos que las mujeres que experimentan un accidente cerebrovascular tienen más probabilidades que los hombres de recibir inicialmente un diagnóstico erróneo, y esto podría deberse a que no siempre muestran lo que podría considerarse los síntomas ‘clásicos’ de un ACV con tanta frecuencia como los hombres», analizó Shajahan.
En general, las mujeres que participaron en los estudios eran mayores que los hombres en el momento del diagnóstico del ACV, con una edad promedio de 62 a 79 años frente a 58 a 70 años para los hombres.
«Aunque no hay suficientes datos disponibles para ver si estas diferencias en realidad resultan en retrasos o diagnósticos erróneos, sería útil una mayor conciencia de las diferencias sexuales en la presentación de los síntomas entre los profesionales de la salud involucrados en la evaluación inicial del accidente cerebrovascular agudo», concluyó Shajahan.
Si bien los 21 estudios analizados correspondían mayoritariamente a poblaciones de Estados Unidos y Europa, un estudio que analizó las diferencias clínicas y pronósticas en función del sexo entre casi 4800 participantes enrolados en el Registro Latinoamericano de ACV (Latin American Stroke Registry, LASE) atendidos en 19 centros de salud de 7 países (Argentina incluido) encontró «un peor resultado funcional y mayores tasas de mortalidad en las mujeres» en comparación con los hombres, «lo que confirma las diferencias de sexo en el seguimiento a corto plazo».
Los síntomas clásicos, como parálisis de la mitad de cuerpo o de la cara, afectan a hombres y mujeres. Foto Shutterstock.
Entre lo biológico y lo sociocultural
«No solo hay diferencias en la presentación clínica, sino también en la evolución, es decir en el pronóstico entre hombres y mujeres», dijo a Clarín Virginia Pujol Lereis, subjefa del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni.
«Esto se empezó a ver primero en lo cardiológico, porque se empezó a estudiar antes lo que pasaba en el infarto de miocardio. Después los neurólogos empezamos a fijarnos si esto también ocurría con el ACV y encontramos que sí», añadió.
La médica es una de las impulsoras del LASE y una de las autoras del artículo publicado en Journal of The American Heart Association que analizó las diferencias de sexo en los países de la región. Más de 1200 participantes del registro son de Argentina.
«Por más que los síntomas típicos ocurren en ambos, las mujeres presentan algunos que no son los más clásicos y llevan a la confusión acerca de que si lo que está ocurriendo es realmente o no un ACV», planteó Pujol.
En ese sentido, el neurólogo Maximo Zimerman, director médico de CITES INECO, consideró en diálogo con este diario que la mayor mortalidad y compromiso funcional de las mujeres en relación a los hombres se debe, en parte, «a un menor diagnóstico y al retraso que conlleva el inicio del tratamiento específico» en ellas.
«La falla de un diagnóstico inicial está en relación con los síntomas inespecíficos (no focales) presentes en mujeres, como pueden ser confusión, alteración de la conciencia, cefalea, debilidad generalizada y en algunas ocasiones puede remedar una crisis de migraña o inclusive un ataque de pánico», precisó.
Sean clásicos o difusos, los síntomas del ACV siempre constituyen una urgencia médica. Foto Shutterstock.
Pensar en ACV
«El problema es que yo como paciente puedo no darme cuenta de que lo que tengo puede ser un ACV y entonces no voy a consultar. Y si consulto porque algo raro me pasa, pero el médico que me atiende no tiene en su cabeza que puedo tener síntomas que no son los clásicos, no va a pensar en ACV como primer diagnóstico», explicó Pujol.
«En el abordaje del ACV cada minuto cuenta y el diagnóstico y tratamiento inicial modifica el pronóstico y evolución del cuadro», señaló en ese sentido Zimerman. «Si llego tarde, me va a ir peor», insistió Pujol.
«Como profesionales de la salud debemos tener siempre presentes estas diferencias posibles en la presentación del ACV entre mujeres y hombres», sumó Zimerman.
Identificar la causa es es fundamental para la implementación de un tratamiento adecuado, rápido y efectivo.
«Esto se logra mediante la administración de una medicación endovenosa que permite recanalizar la obstrucción de una arteria cerebral o mediante la recanalización por medio de un tratamiento endovascular (cateterismo), pero esto se puede lograr satisfactoriamente únicamente durante las primeras 4 horas«, precisó.
¿Quién cuida a las cuidadoras?
Las diferencias en la presentación clínica no explican por sí solas los peores resultados de las mujeres en la detección, tratamiento y evolución del ACV. La relación es más compleja y no se agota en lo biológico, sino que pesan también factores socioculturales vinculados al rol de cuidadora de la mujer.
«La mujer suele ser la que cuida a la familia. En general, cuando pasa algo a algún integrante de la familia, la que activa los sistemas de emergencia es ella. Pero cuando le pasa algo, en general nadie adopta este papel. O es ella misma quien posterga el cuidado de su salud para cumplir con otras obligaciones», analizó Pujol.
«Es quien se ocupa de los controles médicos-preventivos de su familia, pero llega tarde a controles cardiovasculares, por ejemplo, porque se suele pensar que hipertensión, diabetes, colesterol y la enfermedad vascular afectan más a los hombres», destacó. (Leé acá cómo calcular tu riesgo de infarto o ACV)
«Tenemos que reconocer que podemos tener infartos y ACVs. Que podemos tener síntomas diferentes, pero debemos tener la misma posibilidad de acceso al tratamiento efectivo y a la terapia posterior si quedan secuelas», enfatizó la médica.
Y concluyó: «Las cuestiones biológicas no se pueden cambiar. Pero lo que tenemos que empezar a modificar -y se está empezando, pero lleva años- son los factores socioculturales para que el rol de cuidadora deje de recaer mayoritariamente en la mujer».
Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/sintomas-acv-pueden-diferentes-hombres-mujeres-reconocerlos_0_9GgWzXI6bq.html