Mantener vivo el deseo cuando no sabemos qué queremos

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  • En distintas etapas de la vida puede haber una crisis en relación al deseo.
  • Posibles causas y algunas pistas para interpretar ese momento.

Juana tiene 45 años. Tiene dos hijos, un trabajo que le gusta, un matrimonio feliz y acaban de comprar un departamento. También tiene perro, gato y plantas. Sin embargo, la invade una sensación de angustia mezclada con insatisfacción. Ya consiguió todo lo que deseaba desde que era niña, y siente que no tiene más motivaciones a futuro. «Me quedé sin objetivos», resume, abatida.

Seguramente, su caso no sea el único, aunque hay determinadas etapas de la vida en las que esto es más probable que suceda.

Podemos estar en crisis con el deseo tanto cuando existe algún tipo latente de insatisfacción (en cuyo caso esto puede ser la antesala de una crisis que derive en algún tipo de cambio importante); así como momentos bisagra como una jubilación, cuando disponemos de un tiempo que no siempre sabemos cómo habitar.

Si bien cada caso tiene sus particularidades, expertos en el tema sugieren varias hipótesis, que van desde el inconformismo como un signo de época, hasta la posibilidad de que los deseos que realizamos estén cumpliendo, en realidad, expectativas ajenas.

Consumismo y novedad permanente

“La necesidad de nuevos objetivos es consecuencia de la caducidad de los anteriores, y el ritmo de recambio es acelerado en la actualidad, por la sociedad de consumo que exige la necesidad absurda y permanente de nuevas opciones”, postula Osvaldo Bodni, ex coordinador del departamento de Adultos Mayores de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Redes sociales regidas por el algoritmo de la novedad, tiempos cortos de espera que moldean nuestro vínculo con la necesidad de cambio, plataformas que no nos dejan terminar una serie sin empezar otra.

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“Nadie es inmune a esa influencia, y los que se quedan fuera sufren una sensación dolorosa de fracaso. Esta diferencia atroz entre triunfadores y perdedores es tóxica y en psicoterapia la denunciamos y combatimos”, añade el profesional, que también se desempeña como director de Capítulo Envejecimiento Humano en la misma Institución.

Y pone el caso de un paciente “A veces nos consulta alguien exitoso, pero agrega sentimientos de hastío y angustia, quejándose de estar sumido en la banalidad. Está intentando hallar un sentido para su existencia».

Un deseo ajeno

El psiquiatra Pedro Horvat señala: “Siempre que estamos hablando de objetivos, en realidad estamos hablando del deseo, que es lo que nos impulsa en la búsqueda de logros. Cuando decimos ausencia o presencia de objetivos, estamos hablando de presencia o ausencia de deseo”.

En este sentido, reflexiona en torno a las implicancias de que alguien se lamente por carecer de nuevos objetivos.

“Hay una pregunta que es muy importante, crucial: cuando yo hablo de deseos para lograr determinados objetivos, ¿estoy hablando de un deseo auténtica y genuinamente mío, que me representa? ¿O son lo que yo entiendo que son los deseos de los otros sobre mí?”, cuestiona.Siempre se pueden encontrar nuevas actividades que den placer. Foto Shutterstock.Siempre se pueden encontrar nuevas actividades que den placer. Foto Shutterstock.

Y arroja un respuesta posible, vinculada a una actitud y posición subjetiva en extremo permeable y adaptativa.

“Esta pregunta explica muchas de las dificultades alrededor de los objetivos. Porque todos desde pequeños vamos generando distintas adaptaciones que tanto la familia como la socialización nos van imponiendo. No podemos hacer siempre lo que queremos, sino que muchas veces tenemos que adaptarnos a lo que la familia o la sociedad desea de nosotros”, explica..

El problema, señala, es cuando estas variables se desbalancean.

“Cuando hay un equilibrio entre mis deseos genuinos, y los deseos externos, todo funciona bien, pero en muchos casos las personas van creando un personaje adaptativo, que se adapta a lo que se espera de él y va dejando atrás a la persona verdadera. Y si además esta persona tiene inteligencia y tiene talento puede convertir paradójicamente a este personaje en algo exitoso. Puede llegar muy lejos. Puede tener un montón de logros, pero al cabo de todos esos objetivos cumplidos, tener la sensación de no saber si era lo que quería”, grafica.

Jóvenes, edad media y personas mayores

La edad media suele ser un momento de replanteo. Las personas se ubican en un lugar en el que duelan muchas cuestiones que ya saben que no se producirán, mientras que son más conscientes que cuando eran más jóvenes, de la finitud de la vida.

Horvat admite que este tipo de planteos puede aparecer en la mediana edad: “en personas que han logrado desarrollos propios muy importantes en distintas áreas, y que lo hicieron con talento, con inteligencia, con eficiencia, pero en un momento empiezan a sentir que todo eso les deja cierta sensación de futilidad, que es en vano, que no los representa, y no los representa porque todo eso en realidad lo hizo el personaje adaptativo”.La crisis con el deseo puede ocurrir en diferentes etapas de la vida. Foto Shutterstock.La crisis con el deseo puede ocurrir en diferentes etapas de la vida. Foto Shutterstock.

Sin embargo, de la mano de estándares y mandatos familiares, esta desconexión con el deseo propio, puede aparecer mucho antes.

“Hablamos de personas jóvenes que no logran encontrar su camino en la vida, les cuesta pensar en cómo llevar adelante sus deseos, o directamente no los encuentran, porque por algún motivo en el vínculo familiar y en el desarrollo de sus años iniciales, esos deseos fueron sofocados por deseos implícitos o explícitos de su entorno”, explica.

Y alude al típico caso de jóvenes de quienes se esperan que sean médicos, como el papá o el abuelo, o que empiecen a trabajar en la empresa familiar.

Cómo abordar el tema en un análisis

En cualquiera de estos casos, e incluso en el de personas mayores que sientan que en su trayectoria han realizado todo aquello que desearon, y se encuentran frente a un abismo espacio temporal que no saben cómo habitar; la terapia psicológica es una opción que puede ayudar mucho.

¿Cómo se encara en un tratamiento esta problemática? “El trabajo terapéutico consiste en ir desarmando esas estructuras, permitirle a la persona observar y analizar las circunstancias de su vida que la han llevado a actuar de un modo o de otro, y así poder descubrir un deseo auténtico”,señala Horvat.

En tanto, Bodni aclara: “No podemos señalarle lo que busca, pero podemos ayudarlo a aliviar el dolor de las frustraciones. Y a veces encuentran su camino”.

El deseo está vivo

Para finalizar, Horvat problematiza la noción de “objetivo cumplido”, y se pregunta: “¿Qué sería, en realidad, un objetivo cumplido? Podemos pensar ejemplos: ‘me recibí de algo, fui jefe de algo, alcancé determinada estructura patrimonial, logré ayudar a mis hijos para el logro de determinadas situaciones’. Si uno dice ‘logré todo aquello que me proponía’, suena más a logros relacionados con mandatos, que a deseos».

Tener un hijo, por caso, es para toda la vida. Y a medida que va creciendo,van apareciendio nuevos desafíos. El deseo de un hijo no se extingue en el momento de su nacimiento.

“En realidad, el deseo no se agota en ninguna meta, haga lo que haga, el deseo me impulsa mucho más allá, y eso podemos verlo en todos los órdenes de la vida: en un médico que tiene 95 años y sigue trabajando, en una persona que ha logrado acceder a lugares de poder pero sigue deseando, en alguien que tiene una marca y quiere que cada vez le vaya mejor, o que ha encontrado distintas formas de la felicidad en su entorno y quiere seguir creando”, reflexiona.Hay determinados momentos que nos plantean un desafío. Foto Shuttersotck.Hay determinados momentos que nos plantean un desafío. Foto Shuttersotck.

“Entonces -concluye-, no creo que haya tal cosa llamada objetivo cumplido: puede haber mandatos cumplidos, algunas metas logradas, pero el deseo no debería apagarse a determinada edad”.

Y cierra: “Justamente cuando el deseo se apaga, empezamos a recorrer un camino que va hacia la muerte. En la medida en que ese deseo esté vivo, podemos seguir creando, imaginando y proponiéndonos distintas cosas: tocar un instrumento, leer un libro, aprender de algo, enseñar algo, lo que sea, pero en donde estoy haciendo crecer algo dentro de mí o en los demás”.

Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/quede-objetivos-mantener-vivo-deseo-sabemos-queremos_0_lyabQbwHAe.html