Premio para matemático argentino
(Por Hernán Reyes Alcaide, enviado especial) El matemático argentino Luis Caffarelli destacó hoy como «excepcional y clave» para su carrera a la educación pública que recibió en el país, tras recibir hoy de manos del Rey noruego Harald V el Premio Abel, considerado el «nobel» de la disciplina, en una ceremonia en la que la Academia Noruega de Ciencias y Letras lo distinguió por su trabajo en el área de las ecuaciones diferenciales parciales.
«La educación pública fue excepcional y clave para mi formación», aseguró -en diálogo con Télam en la ciudad de Oslo- Caffarelli, nacido en Buenos Aires en 1948 y actual docente de la Universidad de Texas (Estados Unidos), minutos después de haber recibido el Premio en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oslo durante una ceremonia en la que también participaron la titular de la Academia Lise Øvreås y el presidente del Comité del Premio Abel, Helge Holden, además del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, y del titular noruego de la cartera de Educación e Investigación, Ola Borten.
«Mi llegada a Estados Unidos se dio también gracias a un programa de intercambio que funcionaba, luego de haber tenido una fuerte educación en Matemáticas en la Universidad de Buenos Aires (UBA) «, planteó luego el también investigador del Conicet.
Al recibir el Abel de manos del Rey, Caffarelli se convirtió hoy en el primer latinoamericano en ser ungido con este premio, instituido por el Parlamento en 2002, con un reconocimiento además de 7.5 millones de coronas noruegas (equivalente a unos 676.500 euros).
«Quiero expresar mi profunda gratitud a las instituciones que me apoyaron en la carrera, entre ellos el Colegio Nacional de Buenos Aires y la Universidad de Buenos Aires», había planteado Caffarelli al aceptar el Premio en el Aula Magna de la casa de estudios, un salón de mediados del siglo XIX decorado con 11 pinturas de Edvard Munch que lo convierten en uno de los sitios pictóricos más importantes del país, antes de enumerar todas las universidades en las que se ha establecido.
«Estuve inspirado por la elegancia de las matemáticas y su capacidad para resolver problemas, con el poder de transformar el mundo como lenguaje universal que son. Espero que estos colectivos continúen teniendo un impacto positivo en la sociedad», agregó luego.
Presente en primera fila de la Universidad, Filmus destacó luego, en diálogo con Télam, que «Caffarelli ha reconocido siempre a la educación pública argentina por su formación básica, su doctorado, y refiere de forma permanente a su trabajo en el Conicet».
«En cada uno de los lugares en los que le tocó estar, siempre ha apoyado a los investigadores argentinos a través del programa Raíces», subrayó Filmus.
El matemático, que obtuvo su doctorado en la Universidad de Buenos Aires en 1972 con una tesis sobre polinomios, lleva acumuladas otras distinciones internacionales, entre ellas el Premio Rolf Schock 2005, el Premio Steele 2009 a la trayectoria otorgado por la Sociedad Matemática Americana, el Premio Wolf 2012, la Medalla Solomon Lefschetz 2013 y el Premio Shaw 2018.
En 1991, además, fue elegido para la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y es miembro de varias otras academias nacionales.
«El premio se trata de motivar a los jóvenes, y Caffarelli estimuló a las nuevas generaciones y armó numerosos grupos de investigación», destacó Øvreås.
En ese marco, Filmus sostuvo que «Caffarelli está siempre buscando y estimulando para ver cómo puede hacer para que estudiantes argentinos hagan doctorados y posdoctorados en Austin» y planteó: «Es lo que necesitamos: científicos que no solo estén preocupados por el desarrollo de la ciencia sino ver cómo esa ciencia genera condiciones para mejorar la vida de los argentinos y argentinas».
«La Argentina tiene una capacidad enorme en su gente y necesita políticas de Estado que apoyen su ciencia más allá de los cambios de Gobierno», enfatizó luego el ministro.
Desde la jefatura del Premio Abel, Holden destacó que Caffarelli «es el primer ganador de Latinoamérica».
«Tiene una fantástica intuición geométrica, puede resolver problemas que la gente que no. Sus colegas se sorprenden y se preguntan de dónde salen sus respuestas», planteó luego Holden al premiar al matemático que hizo más de 130 colaboraciones y asesoró a más de 30 estudiantes de doctorado a lo largo de 50 años de carrera, en los que sus trabajos e ideas aparecen citados en cerca de 19.000 papers y artículos.
La distinción a Caffarelli había sido anunciada en marzo pasado, cuando la Academia de Ciencias de Noruega, de la que el Rey es presidente honorario, decidió premiarlo por sus «contribuciones fundamentales a la teoría de la regularidad de las ecuaciones diferenciales parciales no lineales, incluidos los problemas de frontera libre y la ecuación de Monge-Ampère».
Una de las áreas de trabajo de Caffarelli, los denominados problemas de frontera libre, son de aplicación en varias esferas de la cotidiana a partir del estudio de situaciones como el derretimiento del hielo en agua o la filtración de líquidos a través de materiales porosos.
En ese marco, destacó Holden, «Caffarelli ha aportado soluciones esclarecedoras a estos problemas con aplicaciones a las interfases sólido-líquido, a los flujos de chorro y de cavitación, a los flujos de gases y líquidos en materiales porosos, así como a las matemáticas financieras».
Acostumbrada a las ceremonias internacionales a partir de la entrega anual del Premio Nobel de la Paz, Oslo dedicó toda una semana al Abel, con carteles alusivos a la distinción y arreglos florales a lo largo de Karl Johans Gate, sobre la que se emplaza la Universidad.
Antes de recibir el Premio, Caffarelli se había reunido esta mañana con estudiantes jóvenes de matemáticas, a quienes les dio consejos para dedicarse a la disciplina.
El Premio Abel lleva el nombre de Niels Henrik Abel, considerado el matemático más grande de Noruega a lo largo de los tiempos y con un trabajo que se considera como base para una serie de importantes avances tecnológicos, entre ellos el desarrollo de Internet.
Fuente: Télam