Medicina Narrativa: entrenan a los médicos para escuchar y comunicar con empatía
La recientemente creada Sociedad Argentina de Medicina Narrativa promueve el desarrollo de habilidades de retórica médica y comunicación, y la reflexión en torno de los problemas de la actividad. Por qué es fundamental para superar el empobrecimiento en las relaciones humanas entre profesionales y enfermos.
“Hay pacientes que nos caen mal, es muy duro verlos cada mañana”, dice Manuel, médico residente del Hospital El Cruce, de Florencio Varela, un centro público de salud de alta complejidad en el conurbano sur de la provincia de Buenos Aires. Pero una colega, Ana, contrapone: “A mi paciente nadie lo quiere visitar porque tiene mal humor, pero yo lo rebanco”. Ana cuenta la historia de su paciente, de su familia, de su proceso de enfermedad, su profesión y rápidamente esa persona se transforma ante los ojos de quienes la escuchan.
Entonces se abre el debate entre los jóvenes médicos participantes de la reunión. ¿A un profesional de la salud, le puede caer mal un paciente? ¿Qué importancia tiene el autoconocimiento en la actividad médica? ¿Qué cosas alejan a un profesional de sus pacientes y cuáles los acercan? La charla deriva hacia la importancia de conocer las historias de los enfermos, escuchar lo que tienen para contar.
Este ejemplo de la vida real, ocurrido en un taller de Medicina Narrativa, permite asomarse por el orificio de la cerradura y ver qué les ocurre a los profesionales de la salud, a quienes miramos desde una cama de hospital o desde la camilla de un consultorio o como familiares de un enfermo. Los mismos profesionales reconocen que, a pesar del crecimiento tecnológico y de los grandes avances relacionados con las investigaciones y las áreas terapéuticas, existe un empobrecimiento en la relación humana en el contexto asistencial.
Hay pacientes que «llegan con gran incertidumbre y problemas muy complejos y lo que hago es decir que aún no sé» qué es lo que padece
Una disciplina como la Medicina Narrativa, aún con su escasa trayectoria, viene a enriquecer el vínculo entre quienes buscan curar y quienes quieren ser sanados y a jerarquizar la percepción de una práctica profesional que sea cada vez más humanizada y relevante. “La medicina narrativa es una disciplina que surgió a principio del 2000, que tiene como objetivo desarrollar habilidades narrativas en los profesionales de la salud. Habilidades narrativas son, en primer lugar, las habilidades de escuchar con tranquilidad y empatía los discursos y relatos que los pacientes y familiares hacen de su sufrimiento y de los problemas de salud. Es entrenarse para escuchar”, explicó a Infobae el doctor Carlos Tajer, cardiólogo, Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital El Cruce y expresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
“La segunda habilidad para entrenar es la habilidad para decir, la retórica médica, cómo le decimos lo que entendemos de sus problemas, el escenario de futuro y las propuestas que hacemos. Es la comunicación de pacientes y profesionales”, manifestó, y subrayó la relevancia de formar en estas destrezas, ya que “esto hace a la adherencia a los tratamientos, hace a la curación y es una forma de elaborar los problemas de la profesión”. Y amplió: “Una de las intenciones es que los pacientes se sientan comprendidos, escuchados y acompañados en sus padecimientos porque esto puede ayudar a cumplir con el tratamiento y a comprender otros aspectos vinculados al área de gestión de la enfermedad”.
Si bien las actividades vinculadas con la comunicación en el área de los profesionales de la salud vienen desarrollándose en el país desde hace tiempo —el Hospital Italiano de Buenos Aires, el Hospital El Cruce y el Hospital Británico, entre otros, son ejemplos de esto— fue creada muy recientemente la Sociedad Argentina de Medicina Narrativa (SAMEN), dependiente de la Asociación Médica Argentina, con el objetivo de incluir este enfoque en las prácticas de los profesionales de la salud, tanto en instituciones formativas como asistenciales.
La doctora Carballeira agrega que los talleres también permiten trabajar la necesidad “hablar de la muerte, no como un fracaso en la medicina, sino como algo inevitable
La SAMEN, acompañada por el laboratorio nacional Gador, comenzó a organizar las primeras actividades como nueva entidad que serán las siguientes:
– Ateneo abierto virtual: jueves 20 de abril a las 19.30
– Jornada internacional de Medicina Narrativa híbrida: jueves 4 de mayo, organizado en forma conjunta con el Hospital Italiano de Buenos Aires.
De esta forma, la SAMEN ofrecerá a la comunidad una serie de actividades como ateneos abiertos, cursos dictados por sus miembros u otros colegas, proyectos de talleres institucionales, asesoramiento para el desarrollo de investigaciones, entre otras acciones que se realizarán durante todo el año.
Además, la entidad se propone relevar, contactar y establecer un vínculo con personas y organizaciones con experiencias en el campo de la Medicina Narrativa; difundir actividades; producir y comunicar contenidos formativos y académicos; realizar encuentros periódicos centrados en el diálogo que favorezcan procesos reflexivos; realizar ateneos mensuales para presentar experiencias y propuestas; diseñar, ofrecer y difundir programas de formación como cursos, talleres presenciales y a distancia, conferencias y webinars; crear y mantener un repositorio de material bibliográfico y de apoyo; traducir textos relevantes y alentar y facilitar la investigación y la publicación de los socios.
En primer lugar busca desarrollar las habilidades de escuchar con tranquilidad y empatía los discursos y relatos que los pacientes y familiares hacen de su sufrimiento y de los problemas de salud. Es entrenarse para escuchar
La incertidumbre y las verdades universales de la profesión
Celeste dice: “Mi paciente me pregunta todos los días qué le sucede y por qué. No sé qué decirle, no sé qué hacer”. “Estábamos hablando de los desafíos diagnósticos en la profesión y que algunas veces no encontramos la causa de los padecimientos de algunos pacientes. En ocasiones, por más que intentemos que entren en las clasificaciones, no encontramos qué es lo que les pasa. Poder decir ‘no lo sé’, no está permitido en la profesión”, dice a Infobae la doctora Beatriz Carballeira, coordinadora de talleres de narrativa para residentes en el Hospital El Cruce
“Entonces, les cuento que eso mismo me ha pasado, tener pacientes que llegan con gran incertidumbre y problemas muy complejos y lo que hago es decir que aún no lo sé, pero que voy a proporcionar todo lo disponible para encontrar qué es lo que le está le pasando”, asegura.
Pero Majo agrega: “Mi paciente de 27 años se está muriendo” y sus ojos se llenaron de lágrimas. ”Tiene un montón de proyectos y de sueños, ha logrado algunos, pero no se quiere morir”.
La doctora Carballeira agrega que los talleres también permiten trabajar la necesidad “hablar de la muerte, no como un fracaso en la medicina, sino como algo inevitable, sobre nuestro lugar en ese proceso, poder pedir ayuda y cómo algunos pacientes agradecen el acompañamiento, el tratamiento de los síntomas y los detalles en el trato. Allí se encuentra la recompensa”.
“La segunda habilidad para entrenar es la habilidad para decir, la retórica médica, cómo le decimos lo que entendemos de sus problemas, el escenario de futuro y las propuestas que hacemos»
Quiénes participan de los talleres
El doctor Tajer asegura que “la aceptación de los residentes a participar en los talleres es muy alta porque en los primeros años de la profesión hay mucha tensión, problemas y dificultades. Poder hablar de esto y escuchar historias de los colegas es una apertura muy grande”. Tras los encuentros, “los residentes tienen una mirada más respetuosa y empática con los pacientes luego, por supuesto, dependerá del carácter de cada uno” el acercamiento que realice a sus pacientes.
Admite que “es más fácil generar programas para residentes. En el periodo de formación se puede proponer que existan horas dedicadas a la reflexión sobre la tarea profesional. Para quienes están en planta no suele haber programas y es más difícil, pero es muy relevante” cuando deciden participar.
Uno de los formatos de talleres de Medicina Narrativa lo lleva adelante el Hospital El Cruce: “Los médicos jóvenes participan en una actividad semanal, en tareas grupales en las que se les propone diferentes actividades, como por ejemplo, escribir experiencias con distintos pacientes, describir problemas que han tenido con sus pacientes o con los profesionales que los asesoran o coordinan y recolectar historias de pacientes”.
Se trabajan las propias experiencias de los participantes y también los coordinadores aportan textos literarios, de teatro y poesía, películas y otro tipo de obras de arte vinculadas a situaciones médicas que funcionan como disparadores para trabajar las propias vivencias.
Una de las funciones de los talleres es promover la empatía, tanto con los pacientes como con sus familias (Wolfgang Kuhn/United Archives via Getty Images)
Salud mental y adicciones
Ema, también residente en El Cruce,se encuentra asistiendo a un paciente con cáncer de laringe avanzado de reciente diagnóstico. Además, el hombre tiene graves problemas de adicciones y de conducta. “Hoy le ha pedido que quiere irse del hospital. Ema dice: ‘Quiere irse, no quiere estar acá, no quiere recibir tratamiento. Lo conozco y está decidido’”, relata la doctora Carballeira.
“Entonces hablamos de su paciente y de su capacidad de decidir, si esto está garantizado. Reflexionamos acerca de por qué quiere irse, a dónde. A veces las adicciones son las que guían nuestra voluntad. Debemos reconocer que el paciente no es sólo un diagnóstico y poder ver a través de su enfermedad a la persona con toda su problemática”, relató.
La medicina y sus metáforas
La empatía es importante; decir la verdad también lo es, por supuesto; ser claros, precisos y cercanos. Pero, en cualquier ámbito de la vida, muchas veces desconocemos cuál es el lenguaje más adecuado para aproximarnos en vez de alejarnos, para generar tranquilidad en vez de angustia, para motivar en vez de desalentar.
Los médicos de planta no suelen participar tan asiduamente como los residentes de los talleres de Medicina Narrativa, pero se han realizado experiencias muy buenas con ellos (Getty Images)
El doctor Tajer cuenta que existen investigaciones de lingüistas que arrojan luz en torno de un mejor uso del lenguaje en el ámbito médico, que han trabajado en un “menú de metáforas”. “Por ejemplo, es frecuente que se hable de que una persona con cáncer da una batalla. La metáfora de la guerra es compleja y desgastante”, explica. “En cambio, se puede hablar de estar en una montaña rusa, en la que usted va a enfrentar momentos en que sube muy rápido y otros en que baja rápidamente también, pero siempre lo vamos a estar acompañando, esperándolo para tomarlo de la mano cuando baje. Eso da un panorama diferentes, son diferentes formas de relatar y de proponer”, sintetiza.
“Nosotros habitamos las metáforas. Es diferente una guerra contra el cáncer que vivirla como un viaje o una montaña rusa o una piedra en el zapato. En la guerra hay vencedores y derrotados”.
Los colegas y los recursos
Los talleres también cumplen la función de poner en palabras los conflictos con los propios colegas y con las instituciones en las que los médicos se encuentran insertos.
“Un día trajeron su problemática con el cobro de su salario y lo injusto de su jornada laboral. Hablamos de cómo gestionar los conflictos, de qué manera hacer valer los derechos y cómo quejarse realmente y no sólo quedarse en la queja permanente, cómo organizarse, unirse y ser comunidad”, dijo Carballeira.
Se trabajan las propias experiencias de los participantes y también los coordinadores aportan textos literarios, de teatro y poesía, películas y otro tipo de obras de arte vinculadas a situaciones médicas que funcionan como disparadores para trabajar las propias vivencias
Finalmente, la especialista, con amplia experiencia en talleres de Medicina Narrativa, dijo que, especialmente los jóvenes médicos, encuentran dificultades también con los profesionales de otras disciplinas de la salud que “no responden como ellos quisieran”. Quizá los jóvenes clínicos no concuerdan con las acciones y decisiones de sus colegas neurólogos, o cirujanos, etc. También los encuentros sirven para “ponernos en el lugar de los colegas y lo difícil de su profesión” como una forma de abordar las situaciones desde distintos puntos de vista.
Fuente: https://www.infobae.com/salud/2023/03/28/medicina-narrativa-como-se-entrenan-los-medicos-para-escuchar-a-sus-pacientes-y-comunicar-con-empatia/