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Pato, el juego 100% criollo que nació en el siglo XVII, fue prohibido por Rosas por “violento” y decretado “deporte nacional” por Perón, y hoy intenta resurgir

Historia y presente de un juego que surgió en Buenos Aires 30 años después de la segunda fundación de la ciudad

Juan de Dios Vera Ocampo

Tribunas llenas. Fervor enérgico. Entusiasmo desbordante. A pocos minutos del inicio de la final del 82º Abierto Argentino de Pato, la cancha 2 de Palermo late. Late de pasión, de euforia. Porque la definición del torneo más importante del calendario es una fiesta. La protagonizan El Siasgo y San Patricio, y la animan dos ruidosas bandas, soporte anímico, envión espiritual de ambos cuartetos.

Los de la parte baja de la tribuna han de ser los casi 600 habitantes de Villanueva, partido de General Paz. Vestidos de colorado y negro, agitando banderas, cantan, saltan, marcan el ritmo de las canciones futboleras con bombos y redoblantes. No debe de haber quedado nadie en Villanueva, Ranchos y alrededores. Deben de estar todos ahí, al sol de una tarde templada, apoyando a Federico Ferrari, Martín Lemme, Facundo Novoa y Justo Bermúdez, el Messi del pato. La barra venida desde de General Las Heras también es numerosa, pero para alentar a Adolfo Herrero, Juan José Storni, Facundo Taberna y Tomás Healy prioriza las banderas y los estandartes por sobre los elementos de percusión. Entonces se nota menos. Toma posesión de otro sector de las gradas y parece aplacada. No lo está. Es como un oleaje que va y viene en un embravecido mar verde y amarillo. Y exigiendo la garganta, suple la falta de parches.

Así se vivió la final del último Abierto Argentino, que sostuvieron El Siasgo y San Patricio en Palermo: color, cantos y pasión, con mucho público a un costado de la cancha 2.
Así se vivió la final del último Abierto Argentino, que sostuvieron El Siasgo y San Patricio en Palermo: color, cantos y pasión, con mucho público a un costado de la cancha 2.Marcos Brindicci – LA NACION

El duelo tribunero, atrapa, crea un clima especial de tensión y expectativa. Cunden los nervios. Crece la excitación. Los de Villanueva y los de Las Heras están cerca. No hay pulmones ni cordones policiales. Solamente los separa el respeto mutuo. “Tremenda la cantidad de gente”, se sorprende Miguel Di Pasquale, presidente de la Federación Argentina de Pato (FAP). “Hay 2500, por debajo de las patas”, le sopla alguien del predio. “Y nosotros, que estábamos habituados a meter mil personas, más o menos”, le responde Di Pasquale.

Un deslumbrante espectáculo engendrado por la pasión, el arraigo cultural y el apego a las tradiciones criollas. Tan deslumbrante, emotivo y hasta inolvidable como el partido jugado a continuación. Palo a palo. Gol a gol. Hasta que una ráfaga de El Siasgo rompe el equilibrio sobre el final y le da el bicampeonato al equipo de Villanueva. Naturalmente, los vencedores celebran y los derrotados lamentan, pero la sensación general es de que ha sido un día fantástico, festivo. Una jornada única que marca, según gente autorizada, como un resurgimiento del pato. Así lo siente Justo Bermúdez, el mejor jugador de la actualidad; así lo expresa Nicolás McDermott, oriundo de Carmen de Areco, colaborador de la federación y comentarista de ESPN: “La verdad es que hay una linda movida y un renacer de este deporte”. Di Pasquale prefiere hablar de nuevos aires. “No creo que el pato haya resurgido. Siento que estaba dormido, se sacudió y está despertándose”.

Martín Lemme y Facundo Taberna en una cinchada, es decir, en una disputa del pato entre rivales que lo sujetan; aquella tarde de diciembre, El Siasgo se coronó bicampeón consecutivo del Argentino.
Martín Lemme y Facundo Taberna en una cinchada, es decir, en una disputa del pato entre rivales que lo sujetan; aquella tarde de diciembre, El Siasgo se coronó bicampeón consecutivo del Argentino.Marcos Brindicci – LA NACION

Para comprender la situación actual, bien vale remontarse a tiempos lejanos. Los primeros registros de la práctica del pato en la Argentina datan de los inicios del siglo XVII. Lo refleja una crónica de la época que relata una “corrida” realizada en 1610 en Buenos Aires, con motivo de la celebración de la beatificación de Ignacio de Loyola, 30 años después de que Juan de Garay hiciera la segunda fundación de la ciudad. El naturalista Félix De Azar narra: “Para esto [jugar al pato] juntan dos cuadrillas de hombres de a caballo y señalan dos sitios apartados como de una legua. Luego cosen un cuero en el que se ha introducido un pato que deja la cabeza afuera, teniendo el referido cuero dos o más manijas o asas, de las que se toman los dos más fuertes de cada cuadrilla en la mitad de la distancia de los puntos asignados. Y metiendo espuelas, tiran fuertemente hasta que el más poderoso se lleva el pato, cayendo su rival al suelo si no lo abandona. El vencedor echa a correr y los del bando contrario lo siguen y lo rodean hasta tomarlo de alguna de las manijas, tiran del mismo modo, quedando al fin vencedora la cuadrilla que llegó con el pato al punto señalado”. El lugar central en este relato es la actual Plaza de Mayo.

Distintos escritos del siglo XVIII resaltan la peligrosidad de las corridas. Y el fin trágico de algunas de ellas incentivó a que primero las autoridades religiosas y luego las civiles trataran de erradicarlas. En 1796 un auto eclesiástico estableció que “se excomulgará y excluirá del templo, como miembros corrompidos, a quienes participen de corridas de pato, y se le negará sepultura eclesiástica a aquellos que mueran en tan bárbaro juego”. En 1822 el gobernador de Buenos Aires, el general Martín Rodríguez, mediante un decreto refrendado por su ministro de gobierno, Bernardino Rivadaviaprohibió en forma absoluta el juego del pato. Esta medida, sin embargo, no consiguió impedir su práctica. Fue Juan Manuel de Rosas quien logró suprimirlo durante su mandato. Pero en 1852, el año de la caída del Restaurador, una magnífica descripción hecha por el general José Ignacio Garmendia en su libro Cartera de un soldado confirmó que se seguía jugándolo.

El pato nació en Buenos Aires, se amplió al actual Gran Buenos Aires y ahora está extendiéndose al resto del país; la Federación Argentina de Pato incluso quiere exportarlo a Brasil, Uruguay y Chile.
El pato nació en Buenos Aires, se amplió al actual Gran Buenos Aires y ahora está extendiéndose al resto del país; la Federación Argentina de Pato incluso quiere exportarlo a Brasil, Uruguay y Chile.Gentileza FAP – Archivo

El pato, como expresión deportiva, surgió definitivamente en 1937, cuando el cultor de tradiciones argentinas y costumbrista Alberto Castillo Posse decidió revivir el antiguo juego “para gente de a caballo, audaz y valiente”. Castillo Posse se tomó el trabajo de organizarlo y redactó el primer reglamento. Además, creó la montura e ideó la “pelota” de cuatro asas, para luego llevarla a seis asas, como las tiene en la actualidad. Un año más tarde, Manuel Fresco, gobernador de Buenos Aires, derogó la prohibición aún vigente y comenzó otra etapa. Tanta dedicación desembocó en la fundación de la Federación Argentina de Pato en 1941. La nueve entidad quedó compuesta por los campos en los cuales se practicaba este deporte y se planteó como objetivos fomentar, dirigir y difundir el pato, organizar los torneos y velar por el cumplimiento de las reglas, como así también orientar y promover la cría del tipo de caballo más apto.

Al comenzar 1953 el pato ya se había expandido por casi todo el territorio nacional. Y atendiendo a ello, y con la intención de satisfacer un anhelo generalizado entre los aficionados a la disciplina, el 16 de septiembre el presidente Juan Domingo Perón y su ministro de Educación, el médico Armando Méndez de San Martín, firmaron el decreto 17.468, por el cual el juego del pato, “una noble justa”, fue declarado deporte nacional por “ser auténticamente argentino”, ya que era practicado por gauchos “en los albores de la nacionalidad” y siempre “llevó impreso el sello de reciedumbre de jinetes diestros como eran y son los jinetes de nuestros campos”.

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En 2017, los senadores y los diputados reunidos en el Congreso Nacional sancionaron la ley 27.368, que lo designa deporte nacional, poniéndolo a salvo de la duración limitada de los decretos, como el dictado en 1953.

Setenta años después de esa norma, Di Pasquale asumió la presidencia de FAP, el 15 de septiembre de 2023. Su labor se centra en un eje: la difusión del pato. “Nosotros, como deporte, no existimos. Lo digo en sentido figurado, porque la gente no tiene ni la más pálida idea de lo que es el pato. Y ese es nuestro principal problema. Yo me hago cargo; estuve muchos años en distintos consejos y ahora que soy presidente trabajo a full para cambiar esa realidad. En enero cumplo 58 años, soy de Saladillo, y estoy recontra cebado con este tema. No hemos sabido comunicar o difundir nuestro deporte. Por eso, lo primero que hice al asumir fue ir a ver a ESPN. No fue fácil; había cierto recelo. Entonces planteé: ¿queremos seguir siendo el Turismo Carretera del pueblo o la Fórmula 1? Y firmamos con la cadena un convenio muy beneficioso para nosotros. Desde hace ya un año y medio televisa todas las finales nacionales. Y eso es difusión, llegar a la gente. Cada espacio en los medios es bueno para nosotros”, enuncia.

Difundir el deporte para hacerlo más conocido y practicado por las nuevas generaciones es una de las funciones de la federación.
Difundir el deporte para hacerlo más conocido y practicado por las nuevas generaciones es una de las funciones de la federación.Marcos Brindicci – LA NACION

“Cada campo de pato hace su trabajo para difundirlo”, continúa Di Pasquale, “para que más gente lo conozca y se sume. Esta es una actividad totalmente amateur y no tenemos plata. Nuestra sede es Campo de Mayo. Allí contamos con una infraestructura que cuesta mucho mantener. Recién ahora están acercándose empresas que nos dan una gran mano, como nos la dan el Estado nacional, el provincial y municipios como el de San Miguel. El Ejército Argentino también nos ayuda; está presente cada vez que le pedimos una mano”.

En Campo de Mayo, un enorme predio contiguó a la ex ruta nacional 8 y Camino del Buen Ayre, hay dos canchas, tribunas y corrales. “Y en 2024 cumplimos la asignatura pendiente de arreglar los baños y los vestuarios. Un logro importante”, remarca el presidente, que anuncia una nueva meta para 2025: “Mejorar las canchas. Lo conseguiremos para la próxima temporada. Ahora están buenas, pero las queremos tener todavía mejores”.

Justo Bermúdez anota un gol en la última final; el capitán de El Siasgo, ganador de tres premios Olimpia, es el mejor patero de la actualidad.
Justo Bermúdez anota un gol en la última final; el capitán de El Siasgo, ganador de tres premios Olimpia, es el mejor patero de la actualidad.Marcos Brindicci – LA NACION

Nicolás McDermott, el colaborador de la federación y comentarista de ESPN, se retrotrae en la historia. “Al comienzo se jugaba en los corrales de Mataderos. Después, un comisario lo llevó a Las Heras y a partir de ahí fue extendiéndose, en lo que hoy es Gran Buenos Aires y que antes era campo. Moreno, Morón… Y empieza a desparramarse hacia el interior”, afirma. Habla de una “linda movida”, de un momento de auge. “Actualmente contamos con unos 40 campos de pato activos. Hay jugadores en Corrientes, Misiones, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, La Pampa, Buenos Aires… En el norte, también. En Jujuy hay un chico, Mauro Fortuni, que vino a jugar a Buenos Aires y ganó el premio Jorge Newbery en 2022. Hay jugadores en Salta, en Tucumán…”, enumera McDermott.

Antes elogiado por la "reciedumbre" de los jinetes, el pato se ha extendido a las mujeres; 48 lo han jugado en 2024, y este año tendrá una versión femenina en cada uno de los grandes certámenes.
Antes elogiado por la «reciedumbre» de los jinetes, el pato se ha extendido a las mujeres; 48 lo han jugado en 2024, y este año tendrá una versión femenina en cada uno de los grandes certámenes.

Di Pasquale afina los números. “Pateros federados son 470, y en total hay cerca de 800La mitad trabaja en el polo, viaja afuera en la temporada y después gasta esa plata en el pato. Acá no tenemos patrones que banquen los equipos; cada uno afronta sus gastos. Y es difícil. Hay muchos chicos que tienen condiciones pero no pueden comprar caballos y quedan en el camino. Hay ayudas, préstamos, pero llega un momento en el cual, si no hay recursos para comprar caballos, la cadena se rompe”.

Muchos de los trabajadores del pato se emplean también en el polo, viajan laboralmente al exterior y luego gastan en el deporte nacional lo colectado.
Muchos de los trabajadores del pato se emplean también en el polo, viajan laboralmente al exterior y luego gastan en el deporte nacional lo colectado.Marcos Brindicci – LA NACION

De aquella “reciedumbre” exaltada por el decreto peronista se pasó a un pato más amplio, que abarca hoy a las mujeres. A tal punto que hoy existe una liga de pato femenino. “En una primera anotación reunimos 48 chicas, y en la temporada que viene haremos para cada copa nacional una versión femenina”, anuncia entusiasmado Di Pasquale. Como otros deportes ecuestres –el polo, el turf–, el pato tiene su Triple Corona, compuesta por dos torneos con ventaja y uno sin ventaja. La Copa El Recuerdo y la Copa Argentina son los primeros, y el otro es el Abierto Argentino, “el que todos quieren ganar”.

El Pato de Plata es el trofeo más anhelado del deporte; en cada diciembre se lo entrega al campeón argentino en la cancha 2 de la Catedral del Polo, no muy lejos del lugar de origen de la primera versión del hoy deporte nacional.
El Pato de Plata es el trofeo más anhelado del deporte; en cada diciembre se lo entrega al campeón argentino en la cancha 2 de la Catedral del Polo, no muy lejos del lugar de origen de la primera versión del hoy deporte nacional.Marcos Brindicci – LA NACION

Y hay más cambios. “Modificamos algunas reglas para hacer más seguro el deporte, que se había vuelto peligroso. Y además contratamos al psicólogo deportivo Andrés Frasca, que hizo en gran trabajo en el polo. Entrena a los referís para potenciar su rol y el juego, para que este sea organizado, limpio, carente de riesgos y disfrutable, tanto para los jugadores como para los espectadores”, explica el presidente.

Desalentado siglos atrás por autoridades religiosas y civiles a raíz de su peligro, el pato se volvió más seguro con las reglamentaciones, pero aun así siguió siendo riesgoso; un nuevo cambio a las normas intenta ahora volverlo menos peligroso.
Desalentado siglos atrás por autoridades religiosas y civiles a raíz de su peligro, el pato se volvió más seguro con las reglamentaciones, pero aun así siguió siendo riesgoso; un nuevo cambio a las normas intenta ahora volverlo menos peligroso.Marcos Brindicci – LA NACION

El número 1 de la actualidad es Justo Bermúdez, 10 goles de ventaja, ganador de tres premios Olimpia de Plata y digno heredero de la historia del pato, que está jalonada por destacadísimos jugadores y recordados cuartetos. McDermott menciona a los integrantes de Tres Lagunas, representante de la bonaerense 9 de Julio: “Dante SpinacciAlejandro YavenLuis Mapis y José María Irigoyen. Formaron un equipo que marcó una época”. Y agrega el San Patricio de fines de los ochentas y principios de los noventas, dotado de Martín Salaberry. “Para muchos, Salaberry es el mejor de todos los tiempos, ganador de un montón de Olimpia de Plata [diez: 1987, 1989, 1990, 1992, 1993, 1994, 1995, 1998, 1999 y 2000]. Y Bautista RissoNicolás Taberna… Hay muchos que dejaron una huella en este deporte”, señala.

El pato es típicamente argentino. Hay una variante, el horseball, desarrollado en otros países y que tiene adeptos en Argentina. “Es un derivado del pato, pero lo único en lo que se parece es que se juega a caballo y con una pelota similar. No tiene nada que ver con nuestro juego”, advierte Di Pasquale, sin ocultar que con la gene del horseball las relaciones no son fluidas. “Otro objetivo que me tracé es exportar el pato, que se juega sólo acá, por no haber sabido difundirlo. Quiero llevarlo a Uruguay, a Chile, a Brasil. Ese es mi sueño”, revela el presidente. “En Brasil juegan algo, pero muy a lo pampa. Tienen un estilo muy rústico y sin tanto reglamento”, agrega McDermott, el comentarista televisivo.

Imágenes como ésta quiere difundir por todos lados la dirigencia actual, que reconoce la responsabilidad del ámbito del pato en no haber dado a conocer lo suficiente a un deporte 100% criollo.
Imágenes como ésta quiere difundir por todos lados la dirigencia actual, que reconoce la responsabilidad del ámbito del pato en no haber dado a conocer lo suficiente a un deporte 100% criollo.Marcos Brindicci – LA NACION

Para algunos, son tiempos de resurgimiento del deporte nacional. Para otros, se trata del deporte de siempre barrido por nuevos aires. En cualquier caso, el pato estaba dormido y le hacía falta un cimbronazo. Una fiesta como la de la final en Palermo da idea de que la cosa es por ahí.

Por Juan de Dios Vera Ocampo