¿Por qué suceden los abortos espontáneos?
Los abortos espontáneos afectan hasta a 2 de cada 10 mujeres embarazadas. Algunas de sus causas son inevitables, pero otras se pueden prevenir con la planificación adecuada.
Un aborto espontáneo, también conocido como aborto natural, es la expulsión de un feto del entorno materno antes de tiempo, sin ser provocado por ningún procedimiento médico. Este término solo se aplica cuando el evento tiene lugar hasta la semana 20 del embarazo, pues a partir de este momento, se conoce como un parto prematuro.
El aborto espontáneo ocurre entre el 10 y el 20 % de los embarazos en todo el mundo. El 60 % de ellos son preclínicos y casi 9 de cada 10 ocurren antes de la semana 12 del embarazo. Si quieres conocerlo todo sobre esta entidad clínica, sigue leyendo.
¿Qué es un aborto espontáneo?
Tal y como indica el portal médico StatPearls, el aborto espontáneo se define como la ‘interrupción del embarazo antes de las 20 semanas de gestación’. En portales médicos de habla inglesa, se utiliza el término miscarriage para hacer referencia a este evento clínico, distanciándose así de un aborto programado, o induced abortion.
Con esta distinción terminológica, se hace especial hincapié en que el aborto espontáneo no es producto de ninguna práctica médica premeditada. El síntoma más común de este evento clínico es un sangrado vaginal (doloroso o no), pero luego suele acompañarse de sentimientos de ansiedad, tristeza y culpa, tal y como indican estudios.
En todos los casos se produce una expulsión del feto del entorno materno, pero aún así, existen diferentes tipos de abortos espontáneos. Entre todos ellos, destacan los siguientes:
- Aborto consumado o completo: todos los tejidos involucrados en la concepción son expulsados por la vagina hasta el exterior. Se acompaña de dolor y sangrado vaginal, ya que el útero se contrae para vaciar su interior.
- Aborto incompleto: a veces, parte del tejido fetal y placentario puede quedar atrapado en el útero. En estos casos, es común que el sangrado vaginal y el dolor abdominal permanezcan por más tiempo, pues este órgano está tratando de vaciarse con más esfuerzo. Se requiere una intervención quirúrgica para evitar complicaciones.
- Aborto retenido (missed miscarriage): el bebé muere, pero permanece en el útero. Se caracteriza por una descarga vaginal marronácea y una pérdida de síntomas típicos del embarazo, como náuseas y cansancio. A veces, la madre se da cuenta de este tipo de aborto espontáneo en una ecografía rutinaria.
- Aborto séptico: se produce una infección del tejido fetal y del revestimiento uterino materno. Es una complicación grave.
Más allá de la manifestación etiológica, un aborto también se puede clasificar según su progreso en evitable e inevitable, o si todavía no ha sucedido pero todo indica a ello, como una amenaza de aborto.
El aborto espontáneo clínico se produce entre el 10 y 20 % de todos los embarazos. Por desgracia, es muy común.
¿Por qué suceden los abortos espontáneos?
Una vez hemos sentado las bases de los abortos espontáneos, podemos explorar sus agentes causales. A continuación, realizamos un recorrido extenso y profundo por las distintas causas de los abortos espontáneos en la sociedad general. No te lo pierdas.
1. Problemas cromosómicos fetales (cromosomopatías)
Las células somáticas del ser humano (cada una de las que componen el cuerpo) cuentan con 2 copias de cada cromosoma en su núcleo, una de la madre y otra del padre. Esta condición se conoce como diploidía (2n), fruto de la unión de 23 cromosomas del óvulo materno y 23 cromosomas del espermatozoide paterno (un total de 46).
A veces, durante la división meiótica de los gametos (óvulos y espermatozoides) sucede un problema y la partición del genoma no se realiza correctamente. Por ello, es posible que existan personas con un cromosoma de más o de menos en cada uno de los núcleos de sus células. Este es el caso del síndrome de Down, como indica el portal Genotipia.
Las cromosomopatías son las causantes del 80 % de los abortos espontáneos. Por ejemplo, tal y como indica el portal Down España, el 96 % de los casos de trisomías del cromosoma 21 fetales (síndrome de Down) terminan en un aborto.
La trisomía del 18 (3 copias del cromosoma 18 en vez de 2), el síndrome X frágil (un cromosoma X mutado) o las monosomías cromosómicas (hay una copia de menos en un cromosoma) son condiciones capaces de inducir el aborto. La ausencia o el exceso cromosómico a veces son incompatibles con la vida, de ahí que en muchos casos los fetos no lleguen a desarrollarse.
Muchos de los fetos con síndrome de Down nunca llegan a nacer.
2. Edad
Los Protocolos Asistenciales en Obstetricia nos muestran que la edad avanzada es un claro riesgo a la hora de la presentación de un aborto espontáneo. A los 21-24 años, solo el 11 % de los embarazos terminan con este cuadro clínico. Por otro lado, a partir de los 45 años, la probabilidad de aborto es casi de un 94 %.
La edad no solo aumenta las probabilidades de aborto, sino también de que el feto presente las cromosomopatías citadas con anterioridad. Según estudios, a la edad de 20 años la probabilidad de que el niño tenga síndrome de Down es de 1 caso por cada 1441 nacimientos. A los 45, la probabilidad aumenta a 1 de cada 32.
3. Obesidad
Una mujer obesa que quede embarazada (o que gane más de 12 kilos durante el embarazo) tiene el doble de riesgo de que se produzca un aborto espontáneo. Además, aumentan las probabilidades de que se requiera una cesárea durante el parto, de que el niño nazca excesivamente grande o de que la madre presente cuadros asociados a la diabetes gestacional.
La Clínica Mayo nos muestra los límites de la normalidad en lo que al índice de masa corporal (IMC) se refiere. Te los resumimos en la siguiente lista:
- IMC inferior a 18,5: infrapeso. Este puede generar problemas en la gestación.
- IMC de 18,5 a 24,9: peso normal. Es la situación ideal para concebir un embarazo.
- De 25 a 29,9: sobrepeso.
- De 30 en adelante: obesidad. Duplica las probabilidades de riesgos durante el embarazo.
Un IMC de 30 en adelante disminuye la fertilidad femenina (por desarrollos hormonales atípicos), fomenta disfunciones cardíacas y favorece la preeclampsia, tal y como indican fuentes ya citadas. Por ello, si una mujer es obesa, es mucho mejor someterse a dieta antes de planificar la gestación.
4. Trastornos alimenticios: anorexia y bulimia
Los estudios que exploran la relación de la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia con el embarazo son contradictorios y, en algunos casos, poco concluyentes. De todas formas, el portal médico Sociedad Marcé Española indica que las madres anoréxicas tienen el doble de probabilidades de sufrir una pérdida perinatal, en comparación con los grupos controles.
En estos casos es más probable que el bebé nazca con infrapeso (1,69 veces más) y nazca antes de tiempo (1,32 veces más). Estos eventos son de esperar, ya que al recibir una menor ingesta calórica, el feto tiende a crecer menos. Además, se cree que el flujo sanguíneo útero-placenta disminuye, lo que dificulta aún más el desarrollo del infante.
Según fuentes indicadas, 2 de cada 10 personas con anorexia nerviosa sin tratar pueden fallecer a causa de su condición. Tratar la AN es esencial antes de dar paso a un plan de planificación familiar.
5. Tratamientos contra el cáncer
Según la American Cancer Society, una radioterapia dirigida al entorno reproductivo de la mujer puede disminuir de forma drástica su tasa de fecundidad. Se estima que las mujeres tratadas con esta técnica para acabar con un cáncer tienen hasta un 40 % de probabilidades de que su gestación termine en aborto.
Estas cifras son más relevantes cuando la mujer ha sido tratada en edad infantil por un proceso neoplásico. La radioterapia o la quimioterapia podrían complicar el desarrollo del sistema reproductivo durante la infancia y la pubertad, lo cual se traduciría en menor fecundidad en el futuro y más probabilidades de que algo salga mal durante la gestación.
Aunque estos vínculos no están del todo claros, todavía se sigue estudiando el efecto de los tratamientos para el cáncer sobre el embarazo y fecundidad femeninas.
6. Diabetes
La diabetes mellitus tipo II (adquirida) se encuentra en un máximo histórico, pues afecta al 10 % de la población entre los 30 y 89 años de edad. En esta condición, el cuerpo del paciente no sintetiza o no utiliza bien la insulina, una hormona esencial para la integración de la glucosa (azúcar) en el entorno celular y su posterior procesado metabólico.
Como la insulina no está disponible en las concentraciones sanguíneas adecuadas, los azúcares que entran en sangre no se acumulan de forma correcta. Esto puede generar diversos síntomas leves o graves, siendo el extremo más fatal el coma diabético.
Las personas diabéticas, tal y como indica la Clínica Mayo, son más proclives a presentar abortos espontáneos. Cabe destacar que no todas las personas embarazadas tienen esta patología en el momento de la implantación del cigoto en el útero: a veces, la diabetes se desarrolla con el propio embarazo, en un cuadro que se conoce como diabetes gestacional.
Los desajustes en la insulina materna suelen ocurrir entre las semanas 24 y 28 del embarazo.Todavía no se conocen del todo las causas de esta condición, pero podría deberse a la sobreproducción de hormonas placentarias, tal y como indican portales de salud.
Algunos casos de diabetes gestacional se pueden controlar con dieta y ejercicio moderado, pero en otros se requiere la intervención médica. Dependiendo de la gravedad del caso, a veces se concibe incluso adelantar la fecha del parto, con la finalidad de que la diabetes no ponga en peligro al infante.
7. El consumo de ciertos fármacos y el aborto espontáneo
Existe la preconcepción errónea de que los antidepresivos (en especial los inhibidores selectivos de la recaptacion de la serotonina) pueden inducir abortos.
A pesar de que ciertos estudios poco fiables hayan realizado esta correlación, a día de hoy la comunidad científica no cree que hayan suficientes pruebas de ello como para que se considere una verdad. Por ello, tomar antidepresivos no es un riesgo de aborto prematuro.
De todas formas, sí que existen fármacos que pueden llegar a promover un aborto. Entre ellos, destacan los retinoides, el misoprostol, el metotrexato y las estatinas. Incluso, clínicas médicas recogen estudios que indican el aumento de riesgo de aborto con el consumo de ciertos fármacos de venta libre, como el ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos.
Las correlaciones del aborto y muchos fármacos aún están en debate. Si tienes cualquier duda, consúltalo con tu médico de confianza.
El aborto espontáneo es un evento trágico que no implica el final
Los abortos espontáneos son parte de la propia vida, pues hasta el 20 % de las madres del mundo los sufren. Sin duda, el desencadenante más común son los desórdenes cromosómicos del feto y, por desgracia, en la mayoría de casos estos no se pueden prevenir. Por ejemplo, el síndrome de Down en su variante más común no es hereditario.
Por otro lado, otras condiciones como la obesidad, la diabetes o la edad gestacional sí que se pueden modular antes de plantearse tener un hijo. A veces, lo más adecuado es esperar un tiempo, ponerse en manos de un nutricionista y ganar o perder un poco de peso, para que el embarazo sea lo menos accidentado posible.
De todas formas, si tú y tu pareja habéis sufrido un aborto, no os desaniméis. Con la atención psicológica adecuada y los seguimientos médicos pertinentes, lo más probable es que el siguiente parto vaya sin problemas y ambos podáis disfrutar de una nueva vida en poco tiempo.
Fuente: https://muysalud.com/embarazo/por-que-suceden-los-abortos-espontaneos/