Ser trasnochador es un factor de riesgo
Varias investigaciones vinculan el hábito de trasnochar con la mayor incidencia de algunos trastornos psiquiátricos.
PREGUNTA – Soy abogada, tengo 57 años y siempre no pude dormirme hasta las 4 o 5 de la mañana porque es cuando estoy más lúcida y productiva. Pero desde hace unos años empecé a estar bajoneada y a veces hasta deprimida. Tomo antidepresivos pero me hacen peor. ¿Qué me puede aconsejar?
Ludmila Z. Carrizo, CABA
Todos los humanos tenemos un reloj biológico interno que sigue la salida y la puesta del sol, aunque en algunas personas va más lento que en otros y son aquellos que terminan trasnochando.
Este reloj interno es comparable a un cronómetro que se encarga de coordinar las variaciones diarias de los procesos corporales que se producen en un ciclo de 24 horas y regulan la mayoría de parámetros biológicos (temperatura corporal, secreción hormonal, sueño-vigilia, entre otros) y conductuales (alerta, atención, memoria, actividad, energía) sincronizados a señales externas –la principal el ciclo luz-oscuridad– y controlados por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo.
Cuando este reloj se desajusta se alteran muchos procesos orgánicos y se corre el riesgo de padecer o empeorar las enfermedades cardiovasculares, oncológicas o metabólicas (diabetes, por ejemplo).
Pero de un tiempo a esta parte también se vincula con padecer trastornos psicológicos y emocionales, según investigadores de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) que afirman: “Un reloj interno alterado está relacionado con la depresión, el trastorno bipolar y otros problemas que afectan el estado de ánimo y la salud mental”.
Algunos individuos se despiertan muy temprano y se acuestan apenas anochece porque así se lo pide el cuerpo. Otros, por el contrario, prefieren trasnochar, les cuesta madrugar y rinden mejor en las últimas horas del día o en plena noche.
Ser trasnochador es un factor de riesgo ya que los de tipología vespertina tienen mayor tendencia a padecer síntomas depresivos y pensamientos oscuros.
Matutinos versus vespertinos
En los individuos “matutinos” que se acuestan y levantan temprano su máxima actividad y rendimiento se produce en la primera parte del día; los “vespertinos” se acuestan y levantan más tarde y sus momentos de máxima actividad y rendimiento se produce por la tarde o noche. Se estima que un 20% de la población es matutina, un 20% vespertina y que el restante 60% tiene unas tipología intermedia.
La tendencia matutina es más común hasta los 10 años y después de los 50 y se va incrementando con el aumento de la edad.
Durante las últimas dos décadas, investigaciones vinculan estas características vespertinas con la mayor incidencia de algunos trastornos psiquiátricos.
La depresión y el trastorno afectivo estacional han sido los más estudiados, aunque en la actualidad se hace foco en el trastorno bipolar, los trastornos de la conducta alimentaria, en el abuso de sustancias, los problemas de ansiedad, los trastornos psicóticos y en el déficit de atención con hiperactividad.
Una primera conclusión es que ser trasnochador es un factor de riesgo ya que los de tipología vespertina tienen mayor tendencia a padecer síntomas depresivos y pensamientos oscuros vinculados con las enfermedades y la muerte.
También parece estar involucrada en la génesis del trastorno bipolar, en alteraciones del sueño nocturno, en la regulación del apetito y en un mayor consumo de alcohol y nicotina. Como ejemplo, las personas que padecen atracones suelen acostarse y levantarse más tarde que las que no los sufren y ocurren con más frecuencia durante la noche que durante el día, y más aun durante los meses con menos horas de luz solar.
De ahí surge la importancia de la terapia lumínica o con algunos fármacos que ajustan el reloj biológico como herramientas de suma utilidad complementaria en estos trastornos.
Fuente: https://www.clarin.com/viva/trasnochador-factor-riesgo_0_6_13LAOMC.html