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La casona de veraneo de estilo pintoresquista que se convirtió en una joya escondida de Chapadmalal

Se trata de la Estancia Santa Sylvina cuya casa principal fue construida en la década de 1930 para las vacaciones de la familia Acevedo; hoy conserva tradiciones y convoca al turismo

PARA LA NACIONSilvina Vital

Según la tradición que se cumple en la estancia desde sus inicios, durante enero y febrero la pequeña capilla que mandó a construir Sylvina de Estrada celebra la misa a diario en una ceremonia abierta a vecinos y turistas. Desde el pequeño templo, un tanto distante de la casona, es posible apreciar algo de la belleza del lugar, un campo verde se extiende por delante y a lo lejos se observa la gran construcción que se levanta entre árboles, jardines de ensueño y un arroyo cercano; un lugar irrepetible como aseguran sus dueños.

El estilo arquitectónico de la casona es de un pintoresquismo que fusiona lo inglés y lo norteamericano
El estilo arquitectónico de la casona es de un pintoresquismo que fusiona lo inglés y lo norteamericanoMauro V. Rizzi

Cuentan desde la estancia que fue Sylvina, esposa de Horacio Acevedo, quien era miembro de la tercera orden seglar franciscana, quien convocó a los padres franciscanos de origen polaco provenientes de Martín Coronado, en el partido de Tres de Febrero, al oeste del Gran Buenos Aires, para que vinieran a la estancia cada verano para dar la misa. Devota de San Francisco de Asís, Sylvina dio origen a una tradición que se mantiene.

La Estancia Santa Sylvina vista desde un dron
La Estancia Santa Sylvina vista desde un dronMauro V. Rizzi

La magnífica propiedad era la casa de veraneo de los Acevedo. En ese entonces, las familias de la aristocracia se mudaban durante los meses de calor, de diciembre a marzo, a la zona de Mar del Plata y sus alrededores. Se trasladaban durante tres meses completos con sus empleados, sus mucamas, niñeras, peluquero, choferes, es decir, con todos los servicios para pasar allí largas estadías.

Originalmente, las 104 hectáreas que conforman la estancia eran parte de la Estancia Chapadmalal, propiedad de la familia Martínez de Hoz. Hacia la década de 1930, por distintas sucesiones, la estancia original se subdividió lo que dio lugar al nacimiento de la Estancia Santa Isabel, por un lado, y la llamada Estancia Chapadmalal vieja, por otro. Posteriormente, de esta última se desprendieron dos fracciones de aproximadamente 100 hectáreas, una dio origen al barrio privado Marayuí, fundado por la familia Zorraquín, y Santa Sylvina, de los Acevedo.

Torre de agua de la Estancia Santa Sylvina
Torre de agua de la Estancia Santa SylvinaMauro V. Rizzi

Con el paso del tiempo y la llegada de nuevas generaciones a la familia dueña de la estancia, los períodos de vacaciones se redujeron. La costumbre de veranear durante tres meses se perdió progresivamente, de manera que las estadías se volvieron más cortas y de tres meses pasaron a dos o a uno. También cambiaron los lugares donde pasar el verano y, paulatinamente, se impusieron otros como Punta del Este, de manera que la familia ya no pasaba largos períodos en la Santa Sylvina, como lo hacía en un principio. Para 1975, la sociedad anónima propietaria de la estancia transfirió sus acciones a una familia extranjera que, desde ese entonces, es dueña de esas tierras.

Campo del mar

Adolfo Brodaric, investigador especializado en temas de arquitectura y patrimonio, asegura que el estilo arquitectónico de la casona es de un pintoresquismo que fusiona lo inglés y lo norteamericano. Se trata de una construcción de una sola planta general, quebrada, es decir que no es un rectángulo perfecto sino que su estructura suma diagonales lo que le dan movimiento al diseño.

El ingreso a la estancia
El ingreso a la estanciaMauro V. Rizzi

Según refiere, en un primer momento se la llamó Campo del Mar y, luego, en homenaje a Sylvina de Estrada se le dio el nombre actual. El estudio de los arquitectos Acevedo, Becú y Moreno, muy prestigioso en las décadas del 20, 30 y 40 fue el encargado de realizar la obra, el mismo había levantado unas 14 casonas en Mar del Plata y alrededores.

El investigador sostiene que, en un principio, el techo de la casa de la estancia era de paja en pendiente, al estilo de muchas propiedades campestres en Inglaterra, sin embargo, los nuevos dueños lo cambiaron por uno de tejas. “A pesar de que esto generó algunas críticas, considero que fue una buena decisión por el peligro de incendio que representa un techo de paja”, señala Brodaric.

La capilla que está dentro de la estancia
La capilla que está dentro de la estanciaMauro V. Rizzi

Asimismo, la propiedad se destaca por un entorno verde único, obra del paisajista de origen alemán Gastón Welter (1889-1939). De acuerdo al libro Historia de los parques en la pampa de Silvina Ruiz Moreno de Bunge, Welter realizó muchos trabajos en la zona pampeana, la mayoría en la provincia de Buenos Aires. “En 1931 proyectó el parque de Santa Sylvina, un pequeño campo de cien hectáreas en la zona de Chapadmalal, cerca de Mar del Plata, para Horacio Acevedo y su esposa Sylvina de Estrada, en cuyo honor se cambió el nombre original, que era Campo del Mar (…) El proyecto se desarrolla desde la casa hacia el Noreste. Comienza con una pequeña terraza desde donde parten varias abras radiales. Una serie de caminos curvos recorren la propiedad, cuyas notas más destacadas son el arroyo (el mismo que pasa por el campo vecino de Marayuí) y una enorme huerta de flores que sigue un diseño geométrico enmarcado por cipreses, con una fuente en el medio donde se ubicaban las flores agrupadas según los colores”, detalla el texto.

El interior de la capilla
El interior de la capillaMauro V. Rizzi

Desde la estancia aseguran que, desde un primer momento, el dueño actual tuvo interés, en que la estancia pudiera realizar alguna actividad para solventar los gastos de su mantenimiento. De manera que, durante un tiempo tuvo un sector destinado a la explotación agropecuaria, que funcionó durante muchos años hasta que se implementaron las nuevas normas sobre uso de agroquímicos. Luego se incorporó la producción de kiwi que continúa en la actualidad.

Durante la pandemia, a raíz del pedido de Marayuí para atender la gran demanda de alojamiento que surgió durante el aislamiento por el coronavirus, se sumó la actividad recreacional con fines turísticos de la casona principal y del sector destinado a la cría de caballos que se reformó para alojar huéspedes.

La fauna dentro de la estancia
La fauna dentro de la estanciaMauro V. Rizzi

Hace aproximadamente cuatro años, la estancia realiza esta actividad a la que se suma la del espacio para celebraciones como bodas, cumpleaños y reuniones. Quienes quieran conocer más sobre sus servicios pueden ingresar a su Instagram.

Con más de 90 años, Santa Sylvina es uno de los lugares más emblemáticos de Chapadmalal. Una combinación soñada entre paisajismo, arquitectura y entorno natural.

Por Silvina Vitale

Fuente: La Nación