Libros y dibujos animados
La influencia de clásicos literarios en la animación: una puerta de entrada a la lectura. Desde los comienzos del género, los creadores de dibujos animados se inspiraron en grandes obras que a su vez nacieron de la tradición oral, como las «1001 noches», los cuentos recopilados por los hermanos Grimm y Charles Perrault, y el multiversionado Robin Hood.
POR TOMÁS ELIASCHEV
El comienzo de la Feria del Libro en la ciudad de Buenos Aires es una oportunidad ideal para destacar la profunda relación entre las obras literarias y los dibujos animados.
Desde los comienzos del arte de la animación, los creadores buscaron inspiración en los grandes clásicos. Entre los libros más versionados hay obras que pasaron al texto luego de ser leyendas orales. Las “Mil y una noches”, los cuentos recopilados por los Hermanos Grimm y por Charles Perrault y “Robin Hood”, inspiraron, por ejemplo, infinidad de cortos y películas de animación.
En 1922 se estrenaron dos cortos a ambos lados del océano basados en la historia de la Cenicienta. En un caso, Walt Disney presentó su primera versión de la historia, basada en el libro de Perrault, con la presencia del gato Julius, el predecesor del conejo Oswald y del ratón Mickey. Eran las épocas de Laugh-O-Gram Studio, previo a la fundación del estudio de los hermanos Disney.
En Alemania, también en 1922, Lotte Reiniger también hizo su versión de Cenicienta, o “Aschenputtel”. En este caso, con un tono totalmente distinto al humor estadounidense y basándose en la versión de los hermanos Grimm, más tétrica que la popularmente conocida, donde las hermanas se cortan los pies para que les entre lel zapatito de cristal. Ese mismo año, Reiniger presentó su versión de “La bella durmiente”. Con el correr del tiempo, dirigiría más versiones de los cuentos clásicos de los Grimm, siempre con su técnica característica.
En esos años, Disney hizo versiones de varios cuentos clásicos, como Caperucita Roja o el Gato con Botas. Ya con su propio estudio, Disney presentó la serie “Silly Symphony”, en donde se pueden apreciar obras inspiradas en los hermanos Grimm como “Los tres chanchitos”, de 1933, la segunda obra animada en ganar un premio Oscar. También aparecen versiones de las fábulas de Esopo, como “La tortuga y la liebre” de 1935.
Algunas influencias llegaron de Medio Oriente. La película animada más antigua de la que sobrevivieron copias es “Las aventuras del Príncipe Achmed”, creada en 1926 por la pionera Reiniger. Las dos películas previas se hicieron en Argentina pero no quedaron copias. Reiniger utilizaba la técnica de animar cuadro a cuadro con siluetas de cartón. Su película está basada en elementos de las “Mil y una noches”, incluyendo “Aladino” y “La historia del Príncipe Ahmed y en “La historia del príncipe Ahmed y del hada Pari-Bánu”.
Una década más tarde, en Estados Unidos, el popular Popeye, creado por el historietista Elzie Crisler Segar y adaptado a la animación por los hermanos Fleischer, protagonizó tres cortos inspirados en capítulos de las “Mil y una noches”.
En “Popeye el marino contra Simbad el Marino” de 1936, el personaje de la pipa y la espinaca se pelea con Brutus, que hace las veces de Simbad. Fue nominado al Oscar a mejor cortometraje animado.
En 1937 presentaron “Popeye el marino conoce a Ali Baba y los 40 ladrones” y en 1939 “Aladino y su lámpara mágica”.
En esos años, el creador de Mickey Mouse, Ub Iwerks, dirigió “Aladdin y la lámpara maravillosa”, de 1934.
En “Ancient Fistory”, de 1953, Popeye hace de “Ceniciento” y de hada madrina.
Además de Popeye, los Fleischer crearon otro personaje icónico: Betty Boop, la primera diva de la animación. Fue protagonista de tres versiones de los cuentos clásicos recopilados por los hermanos Grimm en los dos primeros casos y por Charles Perrault en el tercero: “Dizzy Red Riding Hood” de 1931, (Caperucita Roja mareada), “Snow White” (Blanca Nieve), de 1933, con la memorable aparición del cantante de jazz Cab Calloway y “Poor Cinderella” (Pobre Cenicienta), de 1934, su primera aparición a color.
La primera película animada sonora a color, “Blancanieves y los siete enanos”, creada por Walt Disney en 1937 fue un verdadero suceso internacional. A tal punto que, aún hoy, para muchas personas la imagen creada por Disney es sinónimo de la princesa. Lo mismo sucede con otras princesas inspiradas en lcuentos clásicos, como “Cenicienta” de 1950, basada en la versión de Perrault, y “La Bella durmiente” de 1959, en los hermanos Grimm.
En la era dorada de la animación, la Warner Brothers abrevó en estos cuentos. En 1938, presentaron “Cinderella Meets Fella” creada por Tex Avery, el influyente creador conocido por dejar atrás el realismo de Disney.
Bob Clampett dirigió una parodia de Blancanieves, llamada “Coal Black and de Sebben Dwarfs”, de 1943, un título que forma parte de los llamados “once censurados” de la Warner por su contenido racista. Otro genial animador, Friz Freleng, creó “Little Red Riding Rabbit”, de 1944 con Bugs Bunny como protagonista.
El conejo de la suerte también fue protagonista de dos cortos inspirados en las “1001 noches”: “La lámpara de Más-ladino” de 1948 y “Ali Baba Bunny”, de 1957, dirigido por otro peso pesado de la animación, Chuck Jones.
En 1965 Hanna-Barbera creó la serie “El Joven Simbad y su cinturón mágico”, dirigida por los creadores del estudio e inspirada en las “1001 noches”.
Varios personajes de los más recordados protagonizaron sus propias versiones de estos clásicos. Por ejemplo, Mr. Magoo viajó en alfombra en “1001 Arabian Nights” en 1959, la Pantera Rosa encontró la lámpara mágica en “Un Genio con piel color de rosa”, de 1966, y el Pájaro Loco se puso turbante en 1972 con “Mirage Barrage”, traducida como “El genio”. La Pantera Rosa también tuvo su versión de la Cenicienta: “Pink-A-Rella”, de 1969.
Otra influencia importante para el cine y la animación es Robin Hood, el legendario heroe de los bosques de Sherwood que robaba a los ricos para darle a los pobres y que nació en las leyendas orales inglesas para luego convertirse en una obra literaria. En 1972, el estudio Hanna-Barbera presentó “The Adventures of Robin Hoodnik”, en donde la historia es protagonizada por animales, algo que también hizo al año siguiente Wolfgang Reitherman con «Robin Hood», la película de Disney.
En 1992, se presentó “Aladino”, un film que forma parte del llamado «renacimiento de Disney”. Se recomienda verlo comparándolo con una de las obras cumbres de la animación, “The Thief and the Cobbler” (El zapatero y el ladrón), una película inconclusa creada por el genial Richard Williams, que tuvo una presentación en 1993 pero que se estuvo haciendo durante tres décadas. Algunas similitudes son llamativas: la princesa Jazmin de Disney es muy parecida a la princesa Yum-Yum, mientras que Jafar tiene un aspecto muy parecido al villano Zig Zag, y el Genio tiene su mismo color azul.
No fueron las últimas películas animadas basadas en las “1001 noches”. En 1994 se estrenó “Scooby-Doo! in Arabian Nights” (Scooby-Doo en las noches de Arabia) y en 2003, “Simbad, la leyenda de los Siete mares”, de Dreamworks, el estudio que creó Shrek, la gran parodia de la forma en la que Disney interpretó los cuentos clásicos. A partir de ahí, en Disney cambiaron la forma en la que muestran a las princesas, que comenzaron a empoderarse, algo que se nota en dos películas inspiradas con mayor o menor fidelidad a las historias recopiladas por los hermanos Grimm: “Rapunzel”, de 2007 y “La princesa y el sapo”, de 2009.
INSPIRACIÓN INTERNACIONAL
Fuera de los Estados Unidos, también se hicieron innumerables versiones inspiradas en estas historias. Por ejemplo, en 1949 se estrenó en Italia “La Rosa di Bagdad” y en 1974 en Checoslovaquia se presentó “Pohádky tisíce a jedné noci” (Cuentos de las 1001 noches).
El estudio japonés Toei Animation, creado por el padre del anime Osamu Tezuka, hizo una gran cantidad de versiones inspiradas en obras literarias. Lo mismo hizo otro estudio japonés, Nippon Animation.
Se destacan “Las mil y una noches” y “El maravilloso mundo del Gato con Botas”, de 1969, inspirada en la obra de Charles Perrault, donde como supervisor de animación, aparece un nombre que con el tiempo adquirió características legendarias: Hayao Miyazaki.
En 2015 se estrenó “Sinbad: Sora Tobu Hime to Himitsu no Shima” (Simbad: la Princesa voladora y el secreto de la isla) de Nippon Animation, en donde trabajó Yoshiharu Satô, un veterano animador de Studio Ghibli, el estudio creado por Miyazaki.
El estudio soviético Soyuzmultfilm presentó sus propias versiones de los clásicos de la literatura. “El cuento de la princesa muerta y los siete caballeros” de 1951 está inspirada en un poema de Aleksandr Pushkin en el que recupera el folklore de su país, inspirada en un cuento con raíces en común con las historias que recopilaron los hermanos Grimm: “Blancanieves y los siete enanitos”.
“La princesa rana” (1954), de Mikhail Tsekhanovsky, es una adaptación del cuento popular de Alexander Afanasyev, que tiene similitudes con la historia que recopilaron los hermanos Grimm en Alemania. En 1959 presentaron una versión realizada con la técnica de stop motion de “Ali babá y los 40 ladrones”, dirigida por Grigori Lomidze.
Una película que tiene doblaje en español es “Zolushka” (Cenicienta), de 1979, creada por Ivan Aksenchuk.
La obra cumbre de la animación china es “Uproar in heaven” (Rebelión en el paraíso), de 1964, creada por Wan Laiming, quien junto a sus hermanos, fue pionero de la animación del gigante asiático con el estudio Shanghai Film Animation Studio.
La película está basada en los primeros ocho capítulos de “Viaje al Oeste”, uno de los cuatro libros clásicos, como se conoce a un conjunto de obras de enorme trascendencia, publicada en 1590 y atribuida al erudito Wu Cheng’en, aunque su autoría está puesta en discusión. Cuenta la historia de Sun Wukong, el Rey Mono. Es el mismo personaje en el que se inspira el popular personaje de anime, Goku, protagonista de «Dragon Ball».
La segunda película clásica de la animación china es “Nézhā or Núozhā” (tiene versión subtitulada al español, titulada «Nezha conquista al Rey Dragón»), de 1979. Está basada en “Investidura de los dioses”, atribuida a Xu Zhonglin. Ambos libros abrevan en la tradición oral. A lo largo de los años, se estrenaron numerosas versiones animadas inspiradas en estos mismos personajes. Entre las últimas, se cuentan «La leyenda del Rey Mono: El regreso del héroe», de 2015, «Nezha», de 2019 y «Nezha: El renacer de un dios», de 2021.
Fuente: Télam